No parecen convincentes las razones que ha dado la prensa de que Florentino Pérez ha cesado a Marcelino Fernández Verdes, sin finiquito, su máximo hombre de confianza, el bien pagado, de consejero delegado de ACS por ahorrarse la indemnización. Pérez nunca le ha regateado un euro a su presunto heredero y al guardián de sus secretos a quien mantiene en la casa en Hotchief , que no es exactamente un destierro a Alemania y a quien paga más que lo que cobra él mismo. Florentino siempre ha reconocido el mérito de su trabajo durante los últimos años en Hochtief, en Alemania, y en Cimic, en Australia, que calificó de “espectacular”, y a quien atribuye parte de lo que hoy es el Grupo ACS, gracias a su buen hacer y a su capacidad de trabajo. Ahora se especula con que el cese se debe a que se negó a renunciar a su ‘bonus’ en la australiana Cimic, donde el extra salarial se fijó según facturación, no según beneficio. Poca cosa. Verdes se incorporó a ACS en 1987, cuando llevaba tres años trabajando en el sector. Florentino Pérez, que absorbió la empresa que le dio su primer empleo, tuvo siempre en la mayor estima a quien definió de “inteligente, reflexivo, que busca la perfección” cuando en 2010 el alcalde de Oviedo lo nombró hijo predilecto. Zuriñe Ortiz de Latierro, un periodista que lo conoce bien asegura: “Tenía las mejores notas, sobresaliente de media, pero también era magnífico en el fútbol. Fichó en los equipos infantil y juvenil del Real Oviedo y al acabar el colegio le ofrecieron pagarle los estudios de ingeniero de Minas y luego pasar al primer equipo. Con 17 años tuvo la voluntad de rechazar esa oferta porque quería ser ingeniero de Caminos.”
La confianza, algo escurridizo
Las razones de quien pierde la confianza en alguien suelen ser complejas y en este caso muy difíciles de discernir pues el asturiano nunca ha movido un dedo en el farragoso mundo de los negocios sin permiso del Jefe. Verdes ha sido tan inseparable de Pérez como Ortega de Gasset. Fue su alter ego y a quien pensaba transferir sus poderes en momentos en que el Jefe rumiaba retirarse a su Fundación y a la vida privada. En mayo de 2014, va a hacer siete años, confesó a Jordi Évole –confesar es la palabra– que pensaba retirarse del trepidante trasiego de quien preside una empresa líder mundial en construcción e infraestructuras a su Fundación que, según explica, ha abierto escuelas de enseñanza en 20 países “a fin de ser un referente universal en el uso del deporte como herramienta educativa y de integración social”. Incluso mencionó a su sucesor, un ‘tapado’ perfectamente visible: el asturiano Marcelino Fernández Verdes, de 64 años, también ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. La verdad es que en lugar de retirarse a la Fundación Florentino trabaja más que nunca. Su horario laboral se extiende prácticamente a las 24 horas del día los siete días de la semana. Se despierta al alba, sale a trabajar y vuelve a casa a la hora de cenar.