El pasado 26 de septiembre entró en vigor de la nueva Ley Concursal y, en principio, esta modificación se concibe como una solución a la hora de afrontar la gran cantidad de concursos presentados, especialmente tras el fin de la moratoria concursal. Pero según algunos expertos como los de Abencys, firma especializada en insolvencia y restructuraciones, las consecuencias que esta nueva ley puede causar en los procesos concursales, no son todo lo buenas que cabía esperar. Y la primera, explican, es que, al primar las soluciones anticipadas y los concursos rápidos, con el objetivo de agilizar procesos y evitar un colapso judicial, también se causará una gestión menos eficaz de los mismos, perjudicando de esta forma las empresas en procesos de reestructuración. Por eso auguran un aumento en las liquidaciones de compañías dentro del mercado español, cerrando el año con cifras récord.