Tras recibir hasta veintiuna candidaturas para la sede de la Agencia Espacial Española entre las que se encontraban Cabanillas del Campo (Guadalajara), Cebreros (Ávila), Elche (Alicante), Estella-Lizarra (Navarra), L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), Las Palmas de Gran Canaria Puertollano (Ciudad Real), Tenerife, Teruel, o Tres Cantos (Madrid), Sevilla se alzó con el triunfo. Disputadísima carrera por hacerse con una institución que sin duda alguna supone una apuesta no sólo española, sino también europea. Mientras Putin aparca sus proyectos espaciales dando prioridad a la invasión de Ucrania, la carrera espacial se ha convertido en el nuevo asunto que predomina en las agendas nacionales y multinacionales y en el interés de los analistas. El asunto se ha generalizado y privatizado al pasar de la tradicional pugna mayormente propagandística entre la URSS y los Estados Unidos a una irrupción potente de China y a una competencia comercial y política de la Unión Europea donde Ursula von der Leyen ha dado un paso importante al crear la Agencia Espacial de la UE con 14.800 millones de euros de presupuesto.
En lo que respecta a España destaca el reciente estudio de Llorente y Cuenca en el que han participado miembros de la Junta Directiva de la Asociación Española de Derecho Aeronáutico y Espacial (AEDAE), el Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España, así como representantes políticos en el Congreso de los Diputados del PSOE, PP y Ciudadanos. Según este informe, España se encuentra ante una oportunidad histórica para liderar un sector de futuro. Y apremia a aprovechar una oportunidad que puede catapultar a la economía española. Por el contrario, perder el tren espacial en el que otros países ya están, contribuirá a reducir la autonomía estratégica de España.