Ismael Clemente, Badajoz, 1970, consejero delegado y vicepresidente de Merlin Properties, la mayor inmobiliaria española, un heterodoxo en el mundo de los negocios, está trabado en un singular combate para mantenerse en la dirección de la empresa que fundó.
Adorado por la prensa, que le concedió el Premio Tintero otorgado a quienes facilitan la tarea de los periodistas, apoyado por sus trabajadores y la mayor parte de los directivos de la compañía, pero enfrentado a algunos de sus socios encabezados por Javier García-Carranza, el hombre del Banco Santander, presidente no ejecutivo de Merlin, que representa el 22% del capital, se juega estos días su puesto de trabajo.
Está también en juego si es posible compatibilizar la heterodoxia de Clemente, que exhibe la plena apertura a la prensa, con los hábitos que predominan en el mundo empresarial.
El fragor de la batalla ha motivado a la CNMV, presidida por Rodrigo Buenaventura, a pedir información a la compañía sobre el conflicto, dado que la división en el Consejo de Administración está afectando a la cotización bursátil de la socimi. Su presidente, García-Carranza, en un hecho relevante comunicado a la CNMV a altas horas de la noche, con nocturnidad y escasa concreción, explicó que el Consejo de Administración había adoptado “por unanimidad el acuerdo de iniciar un proceso de reforma de la gobernanza, con el objetivo de mejorar la misma en interés de Merlin y de todos sus accionistas”.
Clemente se despacha a gusto al recibir el premio ‘Tintero’
Ismael Clemente agrada a los periodistas porque dice lo que piensa. Es sincero y da titulares. A partir de 2014, después de 16 años en banca de inversión, se pasó al sector inmobiliario.
Señaló en la recepción del ‘Tintero’ que cuando montó su empresa le dieron tres consejos: 1) Contrata un chófer y un coche de alta gama. 2) Reduce al mínimo tu familiaridad con tus empleados. 3) No hables nunca con la prensa. No admitas ningún acceso de la prensa a tu oficina a no ser que sea con tu Departamento de Comunicación.
“No he seguido ninguno, aseguró, no he contratado chófer –sigo viajando en taxi–, no he eliminado la familiaridad –sigo pasando los fines de semana con mis colaboradores y tomo copas con ellos–. Y con la prensa ahí si la he liado. Yo no tenía Departamento de Comunicación y sigo sin tenerlo, sin filtro para la prensa. He procurado un trato absolutamente directo. He dado instrucciones a los que nos hacen notas de prensa para que den entrevistas a todos los que lo pidan, sean medios digitales o impresos, grandes o pequeños.
No he tenido que soportar trampas ni engaños. Alguna vez me habéis jodido alguna operación que tras una filtración se fue a tomar por culo. Qué se le va a hacer”.
Observó Clemente que en la actualidad se da una primacía de la forma sobre la sustancia, de la imagen sobre el contenido, una facilidad para la doblez.