Hay que remontarse al franquismo para encontrar un desencuentro mayor entre políticos y periodistas como el que se produce estos días con indiferencia del partido a que pertenezcan los políticos, al tiempo que todos proclaman su respeto por la libertad de expresión.
El desencuentro ha llegado hasta el extremo de que el PSOE, Unidas Podemos, ERC, PNV, Junts, EH Bildu, BNG, CUP, Más País, Compromís, Nueva Canarias y PdeCAT, remitieran a la Secretaría General del Congreso de los Diputados un escrito instando a ésta a tomar «las medidas necesarias» para «restablecer el buen funcionamiento de las ruedas de prensa sin poner en riesgo la libertad de información y el buen clima en la sala de prensa que, desde siempre, se venía produciendo».
Teodoro García Egea, secretario general del PP, pasó en pocos minutos de criticar a los firmantes de dicho escrito a pecar de lo mismo. El número dos de Casado había declarado: “Yo le quiero decir a todos esos grupos políticos que si no quieren preguntas incómodas, que no se dediquen a la política. Porque los políticos estamos para dar la cara y no para vetar a determinados medios de comunicación que nos hacen preguntas incómodas”. Diez minutos después se negó a responder a un periodista que le preguntaba: “Cree usted que si se adelantan las elecciones en Andalucía, el Congreso de Madrid debería esperar?”.
Los políticos suelen lanzar pomposamente sus declaraciones pero difícilmente soportan las repreguntas. Y no sólo los políticos. En la ceremonia de entrega de los Premios Tintero y Secante por parte de los periodistas económicos, el presidente de la Asociación de la Banca, José María Roldán se refirió en tono de humor a sus relaciones con la prensa económica. “Aprendí –aseguró– la terrible arma de la repregunta. Aprendí que lo que vale es lo que uno dice ante la primera pregunta. Constaté que si no te han entendido no es que te hayas explicado mal. A partir de entonces comprendí que aquello es como un partido de tenis. ¿Te repreguntan? Pues yo repetía la primera respuesta. ¿Te vuelven a repreguntar? Pues doy la misma respuesta, y a la tercera, ídem”.