Las criptomonedas siguen aceleradamente, demasiado aceleradamente, su carrera en busca de una fortaleza que obligue a las autoridades monetarias a rendirse a la evidencia. Han llegado a organizar una cierta institucionalización paralela en busca de respetabilidad, en la que se incluyen mercados bursátiles propios de cierta envergadura. Y triunfan plataformas como Combase, cuyo valor ha superado en el índice tecnológico estadounidense Nasdaq el de Santander y BBVA juntos, lo que recuerda la euforia que generaron las ‘puntocom’.
De la potencia del bitcóin y compañía da idea que se haya organizado una Asociación de Periodistas e Investigadores de Criptomonedas (ACJR). Al tiempo que, por el miedo que genera tanta “exuberancia irracional de los mercados”, como previniera hace casi 40 años Alan Greenspan, haya aparecido una Asociación de Afectados por Inversores por Criptomonedas (AAIC), presidida por Emilia Zavallos.
Y es que cunde el miedo, que no el pánico, en el proceloso mundo de las criptomonedas, alimentado no tanto por el recuerdo de los escándalos piramidales, que nunca han servido de escarmiento, como por la sospecha de que no puede ser verdad el portentoso salto en las cotizaciones. Ha espoleado el miedo la entrada en la Audiencia Nacional de las primeras denuncias colectivas de estafa: la primera contra Javier Biosca y la segunda contra la plataforma Kuailian.
Con las debidas distancias entre los sellos y las monedas digitales, se empiezan a observar algunos comportamientos que reproducen los casos de Afinsa y Forum Filatélico. Tal como procedía Juan Antonio Cano, el procesado presidente de Afinsa, Javier Biosca, el primer querellado en la Audiencia Nacional por unos 300 afectados, por presunta estafa de más de 250 millones de euros, ofrecía ganancias semanales de entre un 20% a un 25% por invertir en bitcóin, ethereum o litecóin, que él se encargaba de comprar y vender. Y es que las espectaculares ganancias ofrecidas, unidas a la opacidad fiscal, producen una fascinación irresistible.
¿Quién se resiste a rentabilidades como la que ha proporcionado bitcóin, la criptomoneda más popular, que en un trimestre ha multiplicado por cuatro su valor, pasando de 10.000 a casi 40.000 euros por unidad y que estuvo a punto de alcanzar los 50.000 la semana pasada en el mercado europeo? Se produjo entonces el susto y cayó en unas horas en 2.500, que tampoco estaba mal pero que era una advertencia que está teniendo su efecto psicológico aunque aún no se refleja en las cotizaciones.
El Banco de España y la CNMV ya advirtieron en 2018 sobre el riesgo de este tipo de inversiones debido, entre otros factores, a su extrema volatilidad, complejidad y falta de transparencia que las convierten en una apuesta de alto riesgo. Ahora, en un comunicado conjunto, reiteran sus advertencias. Recuerdan que no existe todavía en la Unión Europea un marco que regule los criptoactivos como el bitcóin, y que proporcione garantías y protección similares a las aplicables a los productos financieros. Señalan el Banco de España y la CNMV en su comunicado que se trata de instrumentos complejos, que pueden no ser adecuados para pequeños ahorradores, y cuyo precio conlleva un alto componente especulativo que puede suponer incluso la pérdida total de la inversión.