El fútbol español está en la picota, bajo sospecha, desde los clubes concretos hasta quienes les representa: la Real Federación Española de Fútbol, presidida por Luis Rubiales. Algunos clubes están en bancarrota técnica por lo que tendrán que recibir dinero del Estado para salvarse lo que ha provocado la indignación de otros sectores que se consideran más necesarios, una indignación especialmente dirigida a los 200 millones que recibirá el Real Madrid de Florentino Pérez. Que el fútbol no sea una actividad necesaria es algo discutible ante la pasión que reciben dichos clubes de sus respectivas aficiones. Ahora ha sido llevada por la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) ante el banquillo de los acusados la Real Federación Española de Fútbol acusada de abuso de poder al “atribuirse de manera exclusiva la explotación de todos los derechos audiovisuales de las competiciones de segunda división B y tercera división en detrimento de los derechos que correspondan a los clubes participantes en las mismas, abusando de su posición de dominio como entidad organizadora de las competiciones”.