El emir de Catar, Tamim Bin Hamad Al Thani y su esposa principal, la primera de las tres que posee, la favorita, Jawaher Bint Hamad Bin Suhaim Al Thani, se bañaron en glamour en su estancia en Madrid precedidos por sus 300 acompañantes que llenaron los hoteles más lujosos, el Ritz, el Palace o el Four Seasons a mil euros la noche.
La ceremonia principal del real viaje fue la cena en el Palacio Real, en la que compitieron en selectísimos vestuarios la reina Letizia, primera y única esposa de Felipe VI; la presidenta de las Cortes, Meritxell Batet; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y las empresarias Ana Botín y Esther Alcocer Koplowitz.
Y allí estaba, detalle significativo, la diseñadora de moda de alto nivel Isabel Núñez, fundadora de Inuñez, que no es del Ibex pero que acudió para poner el sello a la elegancia de los modelos de las damas presentes: del vestido de noche de la reina Letizia, firmado por Gabriel Lage, con escote barco, y falda con suave evasé; el de la presidenta del Banco Santander con mantón de Manila convertido en falda; el de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso con escote asimétrico; el de Esther Alcocer Koplowitz, con vestido de corte sirena; o el de la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, en largo rojo con escote halter.
Lo económico, en segundo plano
Lo más importante no fue lo que algunos periódicos han calificado de maná de dólares, pues los acuerdos empresariales ya estaban definidos, como la intensa relación con Iberdrola en la que el fondo soberano catarí, Qatar Investment Authority (QIA) que maneja 450.000 millones de euros, es el primer accionista; o la presencia con buenos niveles de negocio de Acciona, Isolux y FCC, o la presencia catarí en la filial brasileña del Banco Santander; y en IAG; en la inmobiliaria Colonial, en los hoteles W de Barcelona y el Intercontinental de Madrid; el mantenimiento de la participación en El Corte Inglés, asumiendo las pérdidas del gran almacén; o la presencia en el club deportivo “La Cultural Leonesa” y la muy significativa en el Grupo Prisa, útil para sus propósitos de blanqueo de su imagen.
La posibilidad acariciada por el gobierno español de que Catar, que posee la tercera reserva de gas natural del mundo, sustituyera en parte los suministros argelinos es un sueño imposible a corto plazo por los compromisos adquiridos por el emirato con otros países.
Nada que cambie significativamente el hecho de que la balanza comercial favorezca con mucho a Catar con un incremento del desnivel provocado por la caída de las exportaciones españolas durante la pandemia, de lo que no se ha recuperado. El valor total del comercio entre España y Catar alcanzó en 2021 los 990 M€, siendo las exportaciones españolas de 349 M€ (-4% respecto a 2020) mientras que la importación española creció hasta los 641 M€ (+70% respecto a 2020).
Ciertamente, el jeque anunció un incremento de la inversión. “Hoy mismo –solemnizó– he dado instrucciones para incrementar las inversiones en 5.000 millones de dólares, que tendrán un valor añadido a nuestras exitosas inversiones ya existentes en España, teniendo en cuenta que Catar es considerado uno de los mayores inversores árabes en España”, manifestó Su Alteza sin precisar el destino de las inversiones”. Sin concretar fechas ni destino, bajo la vaga apelación de “en los próximos años”.
Lo mas valioso que se llevó el emir fue una alta dosis de blanqueo de su régimen feudal. Se permitió sentenciar ante los senadores y diputados que ambos países “tenemos mucho en común” y que el objetivo de su visita es “fortalecer las relaciones en todos los ámbitos”. Los presidentes de las dos Cámaras, Meritxell Batet y Ander Gil, le impusieron las medallas de honor de ambas instituciones y recibió la medalla de oro del Ayuntamiento de Madrid, cuyo alcalde, José Luis Martínez-Almeida, aseguró que España y Catar, son “los argumentos definitivos contra los que creen que las monarquías son cosas del pasado”.