Los trabajadores de Duro Felguera empiezan a notar la impronta de los nuevos dueños, los mexicanos que liderados por José Miguel Bejos, amigo del expresidente mexicano Enrique Peña Nieto, se hicieron con el 56% de la histórica compañía asturiana.
Ellos la salvaron con el apoyo del hospital español de empresas público, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), a través del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas (FASEE) que aportó 120 millones de euros, y el Principado de Asturias con una cantidad simbólica de seis millones.
La nueva política laboral consiste simplemente en bajar el sueldo de los trabajadores de a pie –el salario medio de la plantilla disminuyó un 10% el pasado año– que, según este criterio, se pueden dar con un canto en los dientes por salvar su empleo, y elevar el de los directivos españoles en los que delega el poder los mexicanos.
Los trabajadores han aceptado la rebaja en consideración al descenso de los resultados de la empresa, que bajaron en un 75,72% respecto a 2021; 5,5 millones frente a 22,66 millones de euros. pero comentan con ironía las altas subidas de los directivos.
El consejero delegado, José Jaime Argüelles Álvarez, ganó 501.000 euros, una cantidad que supera en 180.000 euros a la que se embolsó en 2021. La presidenta, no ejecutiva, Rosa Isabel Aza Conejo, ganó un total de 109.000 euros, 7.000 más que el ejercicio anterior. El Consejo de la ingeniería, formado por siete integrantes, se embolsó el pasado año un total de 893.000 euros por los 783.000 que cobraron en 2021, entonces formado por nueve personas.