Es lo que propone CaixaBank en su último informe agroalimentario en el que asegura que estamos ante la oportunidad de ganar mercado interno y externo como alternativa ante la escasez de aceite de girasol que ha comportado la guerra de Ucrania. “Ucrania y Rusia copan casi el 80% de las exportaciones mundiales del aceite de girasol…que se usa para las conservas y en la elaboración de todo tipo de alimentos procesados, aparte de en el consumo doméstico”. La alternativa sería las grasas vegetales alternativas, como aceite de soja, de palma o de colza, cuyos precios están repuntando en los mercados internacionales, o aceite de oliva, del que España es el primer productor mundial. Señala también el informe que además de ser fuente de rentas y empleo en muchas zonas rurales, “contribuye a la cohesión territorial y social y a la lucha contra la despoblación, la erosión del suelo y el cambio climático”.