La agenda del Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, está a rebosar en las últimas semanas, como no podía ser de otra manera, dada la espinosa situación geopolítica que vivimos en estos momentos. Y, quien lo conoce lo sabe, Borrell no se muerde la lengua asique hace solo unos días, en un acto organizado por la Fundación Feindef, fundación privada y sin ánimo de lucro con la misión de fomentar en la sociedad europea en general, y española en particular, la sensibilización por los temas relacionados con la Seguridad y la Defensa, remarcaba, pese a que no es una opinión bien vista desde la izquierda, la necesidad de una mayor inversión en el ámbito de la defensa para estar mejor preparados y mitigar las dependencias estratégicas. «De esta inversión dependerá la supervivencia del modelo europeo», ha asegurado. Es más, aseguró que “en el actual escenario internacional, caracterizado por la inestabilidad, la vuelta de la competición geopolítica, las amenazas híbridas y el terrorismo persistente, la Unión Europea necesita pasar de ser espectador a actuar como un proveedor de seguridad. “El orden internacional basado en reglas está cada vez más cuestionado y eso hace imperativo que Europa aumente sus capacidades defensivas», ha defendido.