El primero, Roman Abramovich, oligarca ruso y dueño del Chelsea, sacaba su yate del puerto de Barcelona hace unos días y seguía así los pasos de Vaguit Alekperov, primer accionista de Lukoil, la segunda empresa rusa en facturación, que decidió trasladar su yate de Barcelona a Montenegro el pasado fin de semana. Ambos tenían amarradas sus embarcaciones en el astillero MB92, especializado en el mantenimiento de barcos lujosos. Según el diario catalán Ara, otros millonarios rusos que mantienen una relación estrecha con Putin siguen teniendo sus barcos en el puerto de Barcelona, como es el caso de Serguey Chemezov, antiguo agente del KGB y actual consejero delegado de Rostec, y Andrei Molchanov, accionista mayoritario de la inmobiliaria LSR.