Mercedes Cobo
La Reserva Federal estadounidense empezó oficialmente el proceso de normalización de su política monetaria hace un año, al que poco tiempo después se unieron otros grandes bancos centrales, como el Banco Central Europeo o el Banco de Inglaterra, tras casi una década de estímulos y de tipos de interés al 0%. 475 puntos básicos y un episodio de endurecimiento monetario después, los primeros efectos se están dejando sentir, más en la maquinaria financiera que en la economía.
El 16 de marzo de 2022 la Reserva Federal estadounidense (Fed) inició su ciclo de endurecimiento monetario. Un año después, los efectos se están empezando a sentir. “Las quiebras de Silicon Valley Bank/Signature Bank/Credit Suisse son en gran medida idiosincráticas, pero también tienen una dimensión sistémica. Es cierto que los bancos están mejor capitalizados que en 2008. Además, las pérdidas no realizadas esta vez proceden sobre todo de la subida de los tipos a lo largo de 2022, que es menos tóxica que las de los préstamos fallidos en 2008: si aumentara el pesimismo, los tipos bajarían, reduciendo mecánicamente las pérdidas (autocorrección); en 2008, la escasez de crédito agravó el deterioro de las carteras de préstamos (autoamplificación), señala Vincent Chaigneau, director de investigación en GeneralI Investments.
“En este momento, la única certeza predecible es un mayor endurecimiento de las condiciones de préstamo, y no sólo en Estados Unidos”, advierte GeneralI Investments
Sin embargo, advierte Vincent Chaigneau a medida que caen las cotizaciones de los bancos y los diferenciales financieros se amplían, “aumenta el coste del capital, lo que conducirá a una racionalización de los balances. Los responsables políticos estarán muy interesados en detener el contagio (que ya ha comenzado, por ejemplo, en el sector inmobiliario comercial) de las pérdidas inducidas por los tipos a las inducidas por el crédito, pero la alta inflación, la elevada deuda pública y la regulación posterior a la CFG (para reducir el riesgo moral y la exposición de los contribuyentes) pueden limitar el alcance o la credibilidad de las intervenciones”. En su opinión, en este momento, “la única certeza predecible es un mayor endurecimiento de las condiciones de préstamo, y no sólo en Estados Unidos: la escasez de crédito bancario pesará sobre la economía, se extenderá a la financiación desintermediada y provocará una revalorización del crédito, así como una descompresión de los diferenciales (los créditos de mayor riesgo se verán más penalizados)”.concluye.
Repercusiones económicas
Para François Rimeu, estratega senior de La Française AM, la actual tensión en el sector bancario, visible tanto en EE.UU. como en Europa, está trayendo de vuelta el fantasma de las crisis financieras pasadas y, en particular, la de 2008. Sin embargo, coincide con director de investigación en GeneralI Investments,,“por muchas razones, la situación actual es muy diferente, con bancos mucho mejor capitalizados y cuyas actividades más arriesgadas casi han desaparecido de sus balances”.
En cuanto a las razones de las quiebras regionales estadounidenses y de Credit Suisse (aunque este último no sea oficialmente una quiebra), indica que, aunque los reveses de estos bancos no están directamente relacionados con las subidas de tipos orquestadas por los bancos centrales en los últimos meses, “estas entidades son, sin embargo, las primeras víctimas de las condiciones de crédito tan restrictivas a las que estamos asistiendo”.
El estratega senior de La Française AM indica que es extremadamente difícil saber cuáles serán las consecuencias exactas de estas quiebras sobre el crecimiento económico, “sobre todo porque la situación sigue siendo muy poco clara en cuanto al futuro de varios bancos regionales estadounidenses que han visto desplomarse sus cotizaciones bursátiles en los últimos días”.
François Rimeu cree, y coincide con Vincent Chaigneau, que es probable que las turbulencias aceleren el endurecimiento de las condiciones crediticias, ya que los bancos se centrarán en reforzar sus balances, aunque sea a expensas de sus volúmenes de préstamo. Además, añade, “la Reserva Federal y el BCE han señalado en sus últimas reuniones que estos acontecimientos están contribuyendo al endurecimiento de las condiciones financieras y que esto puede influir en su decisión de no subir los tipos de interés tanto como tenían previsto”.
No obstante, indica el experto, las condiciones financieras son ahora restrictivas, tanto en Estados Unidos como en Europa “y, a medida que pasa el tiempo, aumenta la probabilidad de que se produzcan eventos crediticios similares a los que acabamos de vivir. Las primeras víctimas fueron los eslabones más débiles del ecosistema financiero, pero basándonos en ciclos de endurecimiento pasados, les seguirán otros y no serán necesariamente del mundo bancario”, advierte.
Indica que los bancos centrales han admitido recientemente que sus acciones están empezando a tener un impacto en los actores más débiles, “pero no es probable que esto les haga cambiar radicalmente su enfoque. Si la situación no empeora y consiguen contener los problemas actuales, el impacto sobre el crecimiento y la inflación no debería ser suficiente para que detuvieran su ciclo de endurecimiento”.
Inflación
De hecho, señala, las últimas cifras de inflación fueron en general “una sorpresa al alza en la mayoría de las economías desarrolladas. Este ha sido el caso de EEUU, la Eurozona y el Reino Unido. Esto no cambia nuestra previsión a medio plazo de una disminución gradual del riesgo inflacionista, como corroboran todas las encuestas sobre expectativas de inflación (encuestas del BCE, Michigan y la Fed de Nueva York), pero no es probable que tranquilice a los banqueros centrales a corto plazo”. Del mismo modo, indica, el mercado laboral sigue siendo muy resistente, con tasas de desempleo aún muy bajas, lo que tampoco empujará a los bancos centrales a modificar sus políticas en igualdad de condiciones.
Aunque el impacto económico de la crisis bancaria es discutible, para François Rimeu es bastante seguro que el impacto sobre los beneficios de los bancos sea negativo, “ya que se espera una caída de los ingresos por intereses. Del mismo modo, el descenso continuado de los precios de las materias primas también debería tener un impacto negativo en los beneficios empresariales, especialmente en el sector energético. Al mismo tiempo, asistimos desde hace varios meses a anuncios de beneficios y ventas bastante decepcionantes en el sector tecnológico estadounidense, en particular para las empresas de mayor capitalización. Dado que el 50% de las recompras de acciones en EE.UU. proceden del sector energético, los bancos y las cinco mayores empresas tecnológicas, es probable que uno de los principales soportes de los índices (especialmente en EE.UU.) se desvanezca en los próximos meses”.
El analista de La Française AM considera la situación un tanto peligrosa y llama a la prudencia. “La crisis bancaria que estamos viviendo es un acontecimiento crediticio importante, pero en principio no es probable que modifique las previsiones de inflación y crecimiento lo suficiente como para que los bancos centrales detengan su ciclo de subidas de tipos. Del mismo modo, lo ocurrido el pasado mes de octubre con los fondos de pensiones en el Reino Unido no tuvo mayores consecuencias. Están vigilantes y están poniendo las herramientas para apagar el incendio, pero tampoco van a parar”.
En su opinión, el problema es que, a medida que pasa el tiempo, aumenta la probabilidad de que se produzca un acontecimiento de este tipo, con un retorno de la volatilidad muy violento. “En este sentido, es bastante raro ver un aumento masivo de la volatilidad implícita de los mercados de renta fija sin que ello tenga un impacto significativo en la volatilidad de otras clases de activos o en las primas de riesgo en general. Sin embargo, esto es lo que hemos visto en las dos últimas semanas y no es en absoluto seguro que la próxima vez ocurra lo mismo”, concluye
La recesión en EE UU se ha retrasado, pero no evitado
Las probabilidades de que Estados Unidos entre en recesión en los próximos 12 meses son ahora más altas que hace un mes, como consecuencia del sostenido endurecimiento monetario de la Fed y de la crisis en el sector bancario.
Los bancos centrales han admitido que sus acciones están empezando a tener un impacto en los actores más débiles, pero no es probable que esto les haga cambiar radicalmente su enfoque, según los expertos
Keith Wade, economista jefe y estratega de Schroders, considera que la recesión se ha retrasado, pero no evitado. Indica que EEUU siguió creciendo a finales del año pasado y “parece haber comenzado 2023 con buen pie”, pero la quiebra del Silicon Valley Bank ha complicado el panorama y provocará cierto endurecimiento de las condiciones financieras y cautela por parte de los inversores. En su opinión, esto frenará el crecimiento, “pero en este momento no parece ser lo suficientemente sistémico como para causar una contracción del crédito más general y una recesión”.
Según la reciente encuesta de Bloomberg entre economistas, el 65% ve posibilidades de recesión, en contraste con el 60% del sondeo anterior.
Después de la última subida de tipos de la Fed 25 puntos básicos, al nivel más alto desde 2007, los economistas se preocupan de su impacto en la demanda y en el sistema bancario.
Los analistas de Bloomberg creen que las instituciones corren el riesgo de volverse más cautelosas a la hora de conceder préstamos, restringiendo el acceso al capital que necesitan las empresas para expandirse y los consumidores para comprar casas, coches y otros artículos de gran valor.