Mercedes Cobo ■
Lo que fue un mal 2022 se está convirtiendo en un buen comienzo de año para la renta variable. Los gestores sugieren varias opciones de inversión para recuperar las pérdidas del año pasado y se muestran optimistas a pesar de la inflación y de los tipos al alza. A doce meses vista, gracias a la caída de los beneficios, el fin del endurecimiento de la política monetaria y la continua caída de la volatilidad de la renta fija, esperan una rentabilidad total positiva de entre el 3 % y el 6 % en renta variable.
El año ha comenzado más que positivo para los activos de renta variable. Los principales índices bursátiles están en positivo en enero, incluso algunos como el Nasdaq 100 de tecnológicas de EE UU, que tanto ha sufrido en los últimos tiempos.
Michele Morganti, estratega senior de Renta Variable, y Vladimir Oleinikov, analista cuantitativo senior en Generali Investments, explican que el reciente rally se ha visto apoyado por varios factores, algunos de los cuales van a durar, lo que les induce a ser menos pesimistas en renta variable. “De hecho, las sorpresas macroeconómicas han apuntado inesperadamente al alza en la zona euro gracias probablemente al ahorro acumulado, el gasto fiscal y la solidez del mercado laboral.
El crecimiento de los beneficios no debería tocar fondo hasta el verano de 2023, en el mejor de los casos, según Generali Investments
Los rendimientos y la volatilidad de los bonos estadounidenses a 10 años han alcanzado probablemente su nivel máximo, ya que la tendencia de la inflación parece menos sólida y el momento de giro de la Reserva Federal está más cerca. A esto añadimos un posicionamiento aún bajo de los inversores y el cambio de política de China en materia de apoyo fiscal y normas contra la covid”, señalan. En su opinión, la renta variable sigue bajo presión a corto plazo por la incertidumbre de una guerra persistente en Ucrania, y una mayor presión sobre los precios está provocando que la inflación se mantenga rígida, aunque en lento descenso, especialmente en la zona del euro. Además, añaden un mayor endurecimiento de los bancos centrales y la QT seguirán empeorando las condiciones de liquidez.
Tipos
La resistencia económica actual y la solidez de los mercados laborales también podrían inducir a los bancos centrales a mantener los tipos de interés oficiales en torno al tipo terminal durante más tiempo en 2023, consideran. “Aunque está disminuyendo, la volatilidad actual de los bonos también sigue siendo demasiado elevada, lo que representa un obstáculo para inducir un movimiento alcista definitivo en la renta variable. Vemos unos PER a 12 meses contenidos, en 17X para EE.UU. y 12,5X para la Unión Económica y Monetaria (UEM), debido a los elevados rendimientos, los diferenciales de crédito y la inflación. Históricamente, con un nivel reducido de inflación en EE.UU. entre el 2,5% y el 5% (vemos un 4% para finales de 2023), la prima de riesgo resultante induciría al S&P 500 a alcanzar los 4.130 o más. Pero para niveles de inflación más elevados, como el 5%-6% o el 6%-7%, que probablemente experimentaremos en los próximos meses, la prima de riesgo exigida históricamente sube, provocando niveles del índice mucho más bajos. Además, los rangos de inflación más altos producen una mayor desviación típica de la prima de riesgo de la renta variable”, explican los expertos de Generali Investments.
Además, añaden dado que los bancos centrales siguen mostrándose agresivos, aumenta el riesgo de una desaceleración económica más pronunciada, y los mercados aún no han descontado la reducción de las sorpresas macroeconómicas. “La tendencia de los beneficios ya está descendiendo y aún tiene que hacerlo más: vemos un -4% interanual en 2023 (UEM y EE.UU.), manteniéndose por debajo del consenso, sobre todo en 2023 (-8 puntos para EA la Eurozona y EE.UU.) y menos en 2024 (-3 puntos). El crecimiento de los beneficios no debería tocar fondo hasta el verano de 2023, en el mejor de los casos. Los riesgos están sesgados a la baja debido al descenso de la actividad mundial, los ingresos reales, la caída del ahorro acumulado y una guerra prolongada. Por último, la tecnología estadounidense sigue en peligro: la burbuja aún no ha desaparecido (+30% desde una sobrevaloración inicial del +40%)” concluyen.
Para los próximos 12 meses, en cambio, ven un potencial de rentabilidad total positiva, en torno al 3% para EE.UU. y al 5,5% para la Unión Europea. Algo más para Japón, Reino Unido y los mercados emergentes. “En primer lugar, el crecimiento de los beneficios debería repuntar en 2024 (por encima del 10%) y el mercado será cada vez más propenso a descontar dicho crecimiento en el segundo semestre de 2023. En segundo lugar, los múltiplos objetivo de capital riesgo y en consecuencia los ingresos totales, son coherentes con nuestras proyecciones de PIB, beneficios, diferenciales de crédito e inflación para 2023-2024. En tercer lugar, en los próximos meses, el endurecimiento de los bancos centrales debería llegar a su fin, con la volatilidad de los bonos disminuyendo aún más y el posicionamiento actuando todavía como detonante positivo”, explican.
Sectores
En cuanto a los sectores europeos, mantiene una asignación equilibrada, “ya que las señales siguen siendo contradictorias: basándonos en el aprendizaje automatizado (machine learning) y en el impulso de los beneficios, el value parece neutral frente al growth; y los valores cíclicos parecen sobrecomprados (aun basándonos en el aprendizaje automatizado y en el impulso de los tipos a 10 años en Estados Unidos).
Los analistas coinciden en que China brindará a los inversores una fuente poco frecuente de sólido potencial de crecimiento en 2023, justo en un momento en el que hay varios países al borde de la recesión
Así pues, nos fijamos en una combinación de valoraciones de mercado, clasificación de modelos cuánticos de Machine Learning y correlaciones con el ciclo (ISM), MSCI China (repunte), volatilidad de los bonos (MOVE, a la baja) y dólar estadounidense (a la baja). Los dos últimos podrían seguir influyendo en los mercados a corto plazo, señalan. En este contexto, están sobreponderamos en bancos, KG, divisiones financieras, alimentación, sector salud, transportes y software. En cambio, están infraponderamos en medios de comunicación, servicios de comunicación profesionales, consumo y telecomunicaciones.
En cuanto a oportunidades de inversión, Roberto Scholtes, jefe de Estrategia de Singular Bank indica que están buscando negocios que estén siendo beneficiados por la subida de tipos de interés, por la energía cara, o que tengan poder de fijación de precios, como el sector financiero, bancos y aseguradoras, y el sector energético.
Tressis destaca los sectores más defensivos como salud, consumo básico, defensa, lujo, telecomunicaciones o energías renovables y aquellos con capacidad para mantener los márgenes tras el ‘rally’ de costes. De forma paralela, invita a poner el ojo a industrias que pueden crecer a doble dígito y cuentan con caja para capear el temporal, como los semiconductores, el comercio electrónico o los servicios financieros.
La apuesta por China
Generali Investments espera que a corto plazo el debilitamiento de la economía mundial, el fortalecimiento del dólar, el aumento de la inflación y el endurecimiento de las condiciones financieras mantengan la presión sobre los mercados emergentes. Dicho esto, creen que, a finales del primer trimestre, los indicios más claros de que el dólar y la inflación han tocado techo junto con la ralentización del crecimiento detendrán el endurecimiento agresivo de la política monetaria.
Esto se sumará a un mayor impulso relativo de los beneficios, contribuyendo así al próximo ciclo de rentabilidad superior de la renta variable de los mercados emergentes frente a la renta variable de los mercados desarrollados. “Las bajas valoraciones son un factor positivo adicional. Apostamos por China debido a las recientes noticias y a la mejora del impulso crediticio y de la política monetaria asíncrona frente a otros grandes bancos centrales, señalan.
Para Nicholas Yeo, responsable de Renta Variable de China de abrdn, China brindará a los inversores una fuente poco frecuente de sólido potencial de crecimiento en 2023, justo en un momento en el que hay varios países al borde de la recesión.
Explica que la inflación sigue siendo benigna en China, lo que permite a las autoridades relajar las políticas monetarias y fiscales para apoyar el crecimiento económico. “Esto subraya el ciclo desincronizado de China. Y eso, unido a que las economías de gran parte del resto del mundo están a punto de ralentizarse hace que esperemos que el crecimiento secuencial en China repunte”, indica
“Aunque es probable que la fase de reapertura de China sea accidentada, los datos económicos de diciembre fueron mejores de lo esperado y podríamos estar pasando ya el pico de impacto económico”, considera. De cara al futuro, espera ver un rápido resurgir del consumo de los hogares, “dado el nivel de demanda reprimida por la estrategia china de Covid cero que ha durado años”. En cuanto a los riesgos para el crecimiento, advierte que las autoridades tendrán que gestionar el desapalancamiento del sector inmobiliario.