Maite Nieva
El escenario central acerca de la recuperación de la economía es relativamente optimista, según las previsiones de ING España. No obstante, esperan que la economía española se contraiga un 13% este año y un 4% el próximo. Aunque estas previsiones son las peores de la Unión Europea, la clave está en la pendiente de la actividad económica, subraya el director de Estrategia de Inversión de ING. Y eso implica que la recuperación ya habría empezado y los indicadores de productividad serían cada mes marginalmente mejores que el anterior. El escenario final dependerá de la virulencia del rebrote y el desarrollo y distribución de la vacuna. Nuestra apuesta de inversión se basa en el concepto “all weather”.
—¿Cuáles las previsiones de ING acerca de la recuperación de la economía mundial?
—Los escenarios están hechos en base a dos variables: la virulencia del rebrote que estamos viendo y el desarrollo y la distribución de la vacuna. La primera de ellas va a determinar el comportamiento de la economía en los próximos seis meses; la segunda, los dos años siguientes, a partir de los próximos seis meses. Los escenarios vienen de nuestro departamento de análisis que es independiente del banco en España.
En el escenario central, que nosotros consideramos el más probable, asumimos que el rebrote no va ser tan virulento como para volver a producir un confinamiento y que se va a poder controlar con confinamientos parciales como los que estamos viendo, o un poco más estrictos pero parciales y limitados en el tiempo. Esto es lo que va a determinar el corto plazo. En el medio y largo plazo, somos relativamente optimistas acerca del desarrollo de la vacuna. Esperamos que se estén produciendo en el primer trimestre del año que viene y el segundo trimestre.
— ¿Qué implicaciones tendría este escenario para España?
—Aunque el escenario es relativamente optimista, las previsiones para España son prácticamente las peores de Europa. Implican que la economía española se contraerá un 13% este año y un 4% el año que viene. Está bastante por debajo del resto de la Unión Europea, donde la economía se contraería un 8% para crecer al año siguiente un 5%.
“En nuestro escenario central asumimos que el rebrote no va ser tan virulento como para volver a producir un confinamiento”
Es el mejor de los tres escenarios previstos. La clave está en la pendiente de la actividad económica. Y eso implica que la recuperación ya habría empezado en el sentido de que los indicadores de productividad serían, cada mes, marginalmente mejores que el anterior y ya habrían comenzado las señales de recuperación. Por eso esperamos que la economía española se expanda un 4% el año que viene. España va a ser bastante castigada pero la recuperación ya habría empezado. El nivel de producción anterior a la crisis de 2019 no se alcanzaría el año que viene porque esa recuperación sería lenta, probablemente en la segunda mitad del 2022. Y el PIB sería del mismo nivel que el del último trimestre de 2019. En la Eurozona, en agregados, esperamos que se contraiga un 8% este año, salvo Italia y Grecia que comparten previsiones con España. Este escenario central implica un euro relativamente fuerte y sería una extensión del que estamos viviendo ahora. Incluiría mucho apoyo de gobiernos y de Bancos Centrales. ERTEs, compra de activos por los Bancos Centrales y extensiones de estas medidas durante la primera parte de 2021.
El escenario más negativo incluye confinamientos más estrictos, sin llegar a ser completos, más países y de mayor duración. Y, sobre todo, un mayor retraso en el desarrollo de la vacuna. Hay 300 vacunas en fase de desarrollo y solo 9 están en la fase más avanzada pero es abrumador. En la historia de la humanidad nunca se ha invertido tanto en una vacuna. Si lo ocurrido con la vacuna de AstraZeneca, que ha tenido que detener el desarrollo de la vacuna porque se han identificado dos casos con efectos adversos, se repitiera de manera generalizada y no tuviéramos la vacuna en la segunda parte del año que viene, sería extrapolar un año y medio más lo que hemos vivido en los últimos 6 meses. Esto supondría que continuaría la contracción de la economía, al menos en España y estaríamos hablando de una nueva contracción del 1,5% – este año ha sido del 15,4%- y la recuperación no llegaría ya hasta 2022.
El peor escenario de todos y el más extremo es que se volviera a confinar la economía española y parte de la europea y además se retrasara la vacuna. Estaríamos hablando de una contracción del 15,8%, similar a este año, y una contracción del 6% el año que viene y una recuperación en 2022 del 6%. Es decir, no recuperaríamos el nivel de 2019 hasta 2023 o 2024. Sería una crisis de dimensiones más importantes que la de 2008.
“Los mercados financieros continúan en una trayectoria diferente a la de la economía, es mucho más positiva”
—¿Por qué el mercado es tan optimista acerca de la disponibilidad de la vacuna cuando los expertos del sector siguen insistiendo en que es prácticamente imposible que pueda estar lista en un plazo tan breve?
—Los mercados financieros han interiorizado la idea de que esa vacuna estará disponible el año que viene. Sorprende hasta qué punto es así pero sin eso no se explicaría la evolución tan positiva de las Bolsas mundiales desde abril. La recuperación ha sido espectacular. Cuando miras la intensidad del shock en la economía con la evolución de las Bolsas la única explicación posible es que esa vacuna ya está descontada porque se da por sentado. Nunca en la historia del desarrollo de las vacunas ha habido un nivel similar al que estamos viendo ahora y con tantos recursos puestos a su disposición. El impacto ha sido tan brutal y hay tantos miles de millones de personas cuya supervivencia económica está en juego que los gobiernos están dispuestos a tomar riesgos que no hubieran tomado en otras circunstancias como aprobar vacunas que, en otras condiciones pedirían años de pruebas y bajar los estándares. Es verdad que hay dudas en cuanto a los tiempos de este proceso pero desde el punto de vista económico eso será un punto de inflexión, una vez que haya una vacuna ya desarrollada, demostrada, que funciona y que se pueda distribuir a gran escala.
Ahora estamos viviendo con la incertidumbre de no saber qué va a pasar mañana; se retrasa la toma de decisiones; las empresas no quieren invertir y las familias retrasan sus decisiones de invertir en bienes de consumo. Es la incertidumbre la que paraliza la economía, más que la realidad.
Los mercados financieros continúan en una trayectoria diferente a la de la economía, mucho más positiva. Las Bolsas han subido con fuerza en últimos cinco meses y los inversores se mantienen optimistas. Las buenas noticias ya las hemos metido en el precio de los activos, pero no las malas. Esto supone tal presión que cualquier evento inesperado, en torno a los resultados de las elecciones norteamericanas, el Brexit o similares puede suponer el desencadenante de una corrección importante en los mercados porque ya tenemos todas las buenas noticias asumidas.
— ¿Qué se puede esperar en los mercados de cara a los próximos meses?
— Las grandes casas de inversión hablan de una macroeconomía que se calienta pero gradualmente se va recuperando. La tesis que va ganando en términos de consenso sería el símbolo de “Nike” es decir, sin una caída brutal de la economía. No son particularmente buenas noticias. Es un crecimiento muy lento que va a tardar dos años en recuperar el nivel anterior pero, para los mercados, lo que importa es la pendiente de la curva. Una vez que estás abajo, ya estás subiendo. Es un crecimiento lento pero seguro en el que se alcanzarían los niveles de producción pre Covid entre finales de 2022 y principios de 2023”. El segundo factor a favor son los Bancos Centrales poniendo toda la carne en el asador y también los gobiernos.
En este contexto la visión de los mercados es bastante positiva acerca de la Bolsa y un poco menos clara respecto a los bonos high yield, y en los bonos de gobierno. También en el oro, que se ha entronizado como el activo refugio frente al petróleo, y una visión negativa en las inversiones inmobiliarias Real Estate. Dentro de las acciones, el consenso de la Bolsa está bastante unificado respecto a la precaución sobre Estados Unidos “porque está muy caro” y en la apuesta por otros mercados como Europa y Japón. No porque sus perspectivas económicas sean particularmente buenas, sino porque se han quedado un poco atrás y sus valoraciones son más baratas respecto a Estados Unidos.
“Las buenas noticias ya están metidas en el precio de los activos. Esto supone tal presión que cualquier evento inesperado puede desencadenar una corrección importante”
—¿Cuál es la propuesta de ING?
—Nosotros estamos haciendo una apuesta muy fuerte por el concepto “all weather” relacionado con inversión que se adapta a todos los entornos. La composición de la cartera no depende de las circunstancias del mercado sino del perfil de riesgo del inversor. Y el porcentaje de los ahorros invertidos, ya sea en Bolsa, renta fija, inmobiliario o en oro, viene determinado por ese perfil y las perspectivas de largo plazo. Y no por las circunstancias. La diversificación geográfica es absoluta y replica la composición del mercado mundial. Si el mercado de Bolsa tiene un peso del 50% en EE.UU., la inversión que tenemos es del 50%, un 30% en Europa y un 20% en mercados emergentes. La razón es que no es posible conocer la evolución en el corto plazo en los mercados. Hacer eso implica estar sometido a la posibilidad de errores -y solo hay que irse a las previsiones de hace 6 meses o un año y compararlo con lo que ha pasado- y luego estar sometido a costes altos. Ese es el factor que más determina la rentabilidad a largo plazo. Esos errores de entrar y salir en momentos equivocados y someterte a comisiones más altas de lo necesario son los que más mellan la rentabilidad de cualquier inversor en 10 -15 años. Una vez conocido el perfil y conocer sus necesidades entrar en un producto y quedarse en él.
El personaje y su imagen
Francisco Quintana es director de Estrategia de Inversión de ING. Hasta su incorporación al ‘banco naranja’ fue director de Estrategia en Foresight Advisors y economista senior en Burgan Bank en Kuwait. Asimismo, ha sido director de Análisis Económico de Asiya Investments / Kuwait China Investment Company.
Francisco es licenciado en Economía por la Universidad de Málaga, tiene un Máster en Gestión Pública del Instituto de Empresa y un Máster en Economía del Desarrollo de SOAS (School of Oriental and African Studies) en la Universidad de Londres.