La agencia de calificación Moody’s ha revisado la hoja de ruta de IAG y ha proyectado una evolución positiva que cumpliría con dos de los objetivos que su presidente, Luis Gallego, se ha marcado: acercarse a las cifras previas a la pandemia y empezar a devolver la deuda contraída durante este periodo tras el freno en seco de la actividad en 2020 y una paulatina recuperación en los años posteriores. El análisis de la agencia de calificación no está exento de precauciones, pues en el horizonte hay nubarrones en forma de alza de precios de combustible, el débil entorno económico y la presión salarial en las negociaciones colectivas.
La agencia de rating confía en que al cierre del próximo ejercicio las ventas alcancen los 26.500 millones de euros
En una nueva revisión de la compañía, la agencia de rating confía en que al cierre del próximo ejercicio las ventas alcancen los 26.500 millones de euros, lo que supone estar por encima de las anotadas en el año previo a la pandemia (25.500 millones). El rendimiento de la compañía también se verá en un aumento generalizado de los márgenes y, sobre todo, en la deuda, el aspecto sobre el que Gallego ha puesto el foco en los últimos meses. El grado de apalancamiento será de 5,4 veces el beneficio operativo al cierre de 2023, una métrica también por debajo de la registrada en los nueve primeros meses de este 2022 (7,5 veces).
Los factores para pensar en ello son la fuerte demanda reprimida y la relajación de las restricciones de viaje, que pueden impulsar una fuerte recuperación del volumen de pasajeros y de los precios, como probó ya la compañía en el tercer trimestre del año, periodo estanco (solo agosto, septiembre y octubre) en el que ya se recuperaron las ventas previas al coronavirus. Sobre el futuro rendimiento de la compañía, los principales ejecutivos afirmaron a finales de octubre que «confiaban en volver a los niveles de beneficio operativo anteriores a la crisis».