Manuel Tortajada
El Ibex-35 ha perdido un 10% de su valor durante el mes de septiembre, si bien la caída acumulada en lo que va de año asciende al 29,66%. En el segundo trimestre, el selectivo recuperó descontando una recuperación económica más rápida. Pero en el tercer trimestre del ejercicio, los inversores se han topado con un verano frustrado para el turismo -la primera industria de España- con una temprana segunda ola de la pandemia y con nuevas medidas de restricción de la movilidad. El comportamiento del selectivo español sigue siendo mucho peor que el de sus homólogos europeos y en gran medida se debe a su exposición a la banca y al turismo.
El tercer trimestre termina con un tono muy diferente al que lo comenzó. A principios de julio la alegría recorría los mercados. La reapertura de las economías llevó a muchos a descontar una recuperación en V, una idea que pronto empezó a diluirse. La debilidad de los datos macroeconómicos, la crudeza de los resultados empresariales del primer semestre y los primeros casos de rebrote en Europa alentaron a muchos inversores a deshacer sus posiciones de riesgo.
A la expansión del virus y la ausencia aún de una vacuna que inmunice a la población y a las economías se suma en las últimas semanas la tensión política en EE UU, que hace imposible un acuerdo para sacar adelante el quinto paquete de estímulos fiscales, y las desavenencias entre Bruselas y Londres en las negociaciones para el Brexit. En este escenario los inversores han optado por acelerar su salida de los activos de riesgo, con la Bolsa en el punto mira.
Joaquín Robles, analista de XTB, ha indicado que la crisis sanitaria continúa siendo el factor de mayor impacto para las bolsas. De hecho, el mercado ha empezado ya a descontar la posibilidad de que los diferentes gobiernos se vean obligados a adoptar nuevas restricciones que paralicen la actividad económica en un momento en el que se esperaba una fuerte recuperación.
Los rendimientos que están ofreciendo actualmente los activos financieros que compiten con el oro son insignificantes: los bonos a 10 años cuentan con rendimientos negativos, lo que implica que ni siquiera son capaces de proteger de la inflación a los inversores
Asimismo, Robles ha explicado que el efecto de los estímulos adoptados por los bancos centrales va perdiendo efecto a medida que se prolonga la desaceleración económica. Aunque el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal reiteraron su apoyo al mercado, cada vez cuentan con menores herramientas de estímulo.
La española continúa siendo la peor en el conjunto del año. Con una caída del 23% en los últimos siete meses, el Ibex 35 retrocede un 29,6% en el año. Le siguen el FTSE británico (retrocede un 22,2% en 2020), el Cac francés (-19,6%) y el Mib italiano (-19,1%). Al otro lado del Atlántico el tono resulta más halagüeño y si bien en las últimas semanas las tecnológicas han optado por la recogida de beneficios tanto el Nasdaq como el S&P 500 avanzan un 25,4% y un 4,5%, mientras el Dow Jones cae un 2,3%.
Mientras, el oro brilla y cada vez hay más y más recomendaciones de compra.
Así, en su último informe destinado a los inversores, BridgewaterAssociates, el ‘hedgefund’ fundado por el financiero Ray Dalio y que gestiona alrededor de 138.000 millones de dólares en activos, pone en valor las ventajas de poseer oro en la actual situación internacional.
“En un entorno caracterizado por una presión cada vez mayor sobre los políticos de todos los países para que impriman más billetes y aumenten el gasto, con tipos de interés a cero, movimientos tectónicos en los resortes del poder y numerosos conflictos, el oro desempeña un papel fundamental como protección de las carteras de inversión”, señalan los analistas de Bridgewater en la introducción del informe.
Según éste, el precio del oro se ha revalorizado en torno a un 30% en lo que llevamos de año frente al dólar y otras divisas de países desarrollados, impulsado por unos estímulos fiscales y monetarios de una magnitud sin precedentes en tiempos de paz.
A cinco semanas de unas de las elecciones presidenciales estadounidenses más disputadas, la incertidumbre en cuanto al resultado y a lo que pueda suceder después preocupa a los inversores. Diversos bancos y analistas han aconsejado combatir esa incertidumbre y la consiguiente volatilidad de los mercados de capitales tomando posiciones en oro.
La última entidad en sumarse a estas recomendaciones ha sido UBS. En un reciente informe, el banco suizo advierte a sus clientes de que la actual radicalización del enfrentamiento entre el actual presidente, el republicano Donald Trump, y el candidato demócrata Joe Biden, podría provocar que el día posterior a las elecciones no hubiese un claro vencedor, lo que repercutiría en las bolsas.
A la expansión del virus y la ausencia aún de una vacuna que inmunice a la población y a las economías se suma en las últimas semanas la tensión política en
EE UU
De momento, las declaraciones de Donald Trump en las que ponía en duda que fuese a aceptar una transición pacífica de los poderes en caso de perder las elecciones no contribuyen a calmar la incertidumbre.
Dado la incertidumbre respecto al resultado electoral, desde UBS recomiendan a sus clientes que adquieran oro, un activo refugio tradicional que tiende a revalorizarse en periodos de incertidumbre económica.
Aunque el precio del metal cayó más un 4% durante la cuarta semana de septiembre, lo que constituye su mayor descenso en más de un mes y medio, el informe del banco suizo considera que se trata tan solo de una corrección temporal y que, conforme se acerque la fecha de las elecciones, el precio del oro seguirá subiendo.
La deuda, mejor
Mejor suerte que la renta variable corre el mercado de deuda. El escudo del BCE y la aprobación del fondo de reconstrucción europeo, que permitirá a España disponer de 140.000 millones, sirvió para calmar las dudas. La rentabilidad de la deuda española a 10 años a cierre el tercer trimestre baja al 0,248%, frente al 0,467% con el que lo comenzó. Esta mejoría se traslada también a la deuda italiana que pasa del 1,25% que registraba a cierre de junio al 0,86%. Las primas de riesgo, por su parte, caen a los 77 y 138 puntos básicos respectivamente.
Christine Lagarde ha dado una valiosa pista de su disposición a seguir los pasos de la Reserva Federal y a aceptar un objetivo de inflación más flexible en la revisión de su estrategia. Sin avanzar las conclusiones de esa revisión, que no quedará cerrada hasta septiembre del próximo año, la presidenta del BCE ha señalado en un discurso en Fráncfort que “un fracaso persistente en alcanzar el objetivo de inflación puede influir en las expectativas de inflación y provocar un horizonte más corto para la política monetaria”.
Lagarde también ha advertido de cómo la pandemia influirá en dos grandes factores que impactan en la formación de precios: la globalización, que quedará en retroceso ante el avance del proteccionismo y unas cadenas de producción más reducidas, y la expansión de la economía digital. También ha aludido al envejecimiento de la población, que puede reducir la mano de obra a nivel global.
Por su parte, el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, ya ha advertido hoy de la importancia de ser cuidadosos al realizar cambios en la estrategia del BCE y ha insistido en que unas compras de deuda a gran escala pueden traspasar la línea que separa la política monetaria de la fiscal.
Lagarde también avanzó que las medidas que el BCE ha aplicado desde marzo para afrontar los efectos de la pandemia impulsarán el producto interior bruto (PIB) de la zona del euro en 1,3% de forma acumulada entre 2020 y 2022.