La intención de Volkswagen de construir seis nuevas fábricas de baterías y llevar al 70% las ventas de coches eléctricos para 2030 ha llevado a los expertos de Citi a ver un buen momento para entrar en el valor, que cerraba la semana pasada en los 216 euros.
La firma reanudó la cobertura para la compañía alemana con una calificación de compra y un precio objetivo en los 300 euros. «Dado que las acciones parecen haber regresado a un patrón de negociación más equilibrado luego de la volatilidad impulsada por la ‘exageración’ de los vehículos eléctricos y el interés de los inversores minoristas a principios de año, vemos un punto de entrada convincente para los inversores», afirman estos expertos, que syubrayan que: “En nuestra opinión, el mercado continúa subestimando la solidez de los fundamentos de cara al 2022, y creemos que es probable que VW sea uno de los ganadores estructurales a medida que la industria automotriz haga la transición hacia los sistemas de propulsión eléctricos”.
La firma reanudó la cobertura para la compañía alemana con una calificación de compra y un precio objetivo en los 300 euros
“No podemos creer que las ganancias de VW tengan un desempeño sustancialmente inferior al de sus pares, ya que los precios de los vehículos nuevos y usados continúan aumentando en todo el mercado». Por lo tanto, los inversores tienen la oportunidad de encontrar un «punto de entrada atractivo para adelantarse a las expectativas del lado de las ventas» que esperan aumentar hasta 2021.
No obstante, Citigroup considera que Volkswagen se enfrenta a una competencia con grandes objetivos, con Tesla como su principal rival, junto a los esfuerzos por parte de GM y Ford que acaban de presentar su primera pick-up eléctrico F-150, especialmente pensado para el marcado americano. En Asia, tiene a NIO, Lio Auto y XPeng.
También destacan el enfoque pro activo de Volkswagen para enfrentarse a los desafíos de los coches eléctricos y el software, que le da ventaja frente a sus competidores, gracias a una reestructuración reciente, a posibles enajenaciones de activos y a los cambios en la estructura de la junta indican «una aceptación más amplia de ser un líder en la transición y apuntan a que se están abordando desafíos culturales profundamente arraigados».