Mercedes Cobo ■
Días muy complicados para los mercados mundiales de renta fija, después de que los principales bancos centrales hayan subido los tipos con el fin de combatir la inflación. Tras unos datos de inflación en EE UU más fuertes de lo esperado, la Reserva Federal subió los tipos un 0,75% y el mercado espera que los tipos terminen el año en torno al 3,25-3,5%, indican los expertos. Señalan que el riesgo de desaceleración económica es notable como demuestra el endurecimiento de las condiciones financieras en las últimas semanas.
Las medidas tomadas por los bancos centrales para controlar la inflación pueden provocar una repetición de la venta global de activos de riesgo de 2018 y una desaceleración económica, como demuestra el notable endurecimiento de las condiciones financieras en las últimas semanas. El rendimiento del Tesoro estadounidense a 10 años, un indicador económico, tocó el 3,5% antes de la última reunión de la Fed, lo que aumenta los riesgos de una recesión inducida por la Fed. El movimiento alcista fue impulsado en su totalidad por los tipos reales (tipos nominales menos los tipos de equilibrio), que alcanzaron el 0,81% antes de retroceder en torno al 0,60%. Los tipos de equilibrio descendieron a su nivel más bajo en cuatro meses y se estabilizaron en torno al 2,6%, lo que refleja la determinación de la Reserva Federal de mantener las expectativas de inflación bajo control, aunque acompañadas de unas perspectivas de crecimiento más débiles, según el análisis de Mauro Valle, head of fixed income de Generali Investments Partners.
Si la economía estadounidense sigue resistiendo, los rendimientos del Tesoro de EE UU deberían superar la marca del 3,5%, lo que refleja la posibilidad de que los tipos de la Fed suban hasta el 3,75-4,00% en 2023, señala Mauro Valle, Head of Fixed Income de Generali Investments Partners.
Desde Generali Investments Partners indican que dado que la Fed está dispuesta a arriesgarse a una recesión para luchar contra la inflación, la curva de rendimientos debería invertirse a medida que los mercados valoren este hecho. Se espera que el próximo movimiento sea una subida del 0,5 al 0,75%, y el precio del mercado para diciembre se acerca al nivel del 3,5% establecido por la Reserva Federal. Si la economía estadounidense sigue resistiendo, los rendimientos del Tesoro de EEUU deberían superar la marca del 3,5%, lo que refleja la posibilidad de que los tipos de la Reserva Federal suban hasta el 3,75-4,00% en 2023.
Mauro Valle señala en su análisis que dado que la Fed se ha comprometido a luchar contra la inflación, pero también aspira a un aterrizaje económico suave. “Espero que el enfriamiento de la economía y el descenso de la inflación en la segunda mitad del año lleven a la Fed y a otros bancos centrales a un ritmo más lento de endurecimiento en comparación con los precios reales del mercado”.
Por otro lado, es probable que en la eurozona aún no hayamos visto el punto álgido de la inflación. En su última reunión, el Banco Central Europeo decidió adoptar una postura firme para recuperar la credibilidad en la gestión de las expectativas de inflación. Tras el anuncio de una subida del 0,25% en julio – la primera subida de tipos en once años – el BCE probablemente subirá otro 0,50% en septiembre y luego volverá a evaluar la situación. Los mercados esperan que los tipos terminen el año en el 1,75%, considera.
El ‘bund’ alemán
En respuesta, añade, los rendimientos del Bund alemán a 10 años tocaron el 1,80% antes de caer al 1,6% tras el anuncio del BCE de una «herramienta antifragmentación», que tendrá como objetivo gestionar la divergencia de los costes de los préstamos en los países de la eurozona. Los tipos reales europeos aumentaron hasta el -0,37%, volviendo a los máximos previos al Covid-19. Con esta brusca revalorización de los tipos, las condiciones de financiación se han endurecido demasiado y con demasiada rapidez, lo que aumenta el riesgo de recesión, sobre todo teniendo en cuenta los riesgos derivados de la guerra de Ucrania (es decir, los cortes de gas).
Indica que los mercados los mercados esperan ahora a ver en qué momento se estabilizan los rendimientos del Bund. Después del verano, los datos sobre la inflación y la resistencia de la economía europea determinarán nuevos movimientos de los rendimientos, al igual que los detalles adicionales de la política del BCE, apunta.
El miedo a la recesión
Desde Edmond de Rothschild AM señalan que a los bancos centrales les preocupa que un descenso de las expectativas de inflación pueda llevar a una espiral de precios y salarios que golpee el crecimiento. Indican que en su testimonio ante el Senado estadounidense, Jerome Powell insistió en que la Fed estaba decidida a utilizar una política monetaria restrictiva para volver a situar la inflación por debajo del 2%. Dijo que la economía era fuerte, pero que no podía descartar una recesión.
China sigue aferrándose a su política de Covid cero y, por el momento, se ha abstenido de adoptar nuevas medidas de estímulo, lo que ha llevado las perspectivas de crecimiento a aguas turbulentas, según Edmond de Rothschild AM
Por otro lado, Benjamin Melman, global CIO en Edmond de Rothschild AM, alude a que China sigue aferrándose a su política de covid cero y, por el momento, se ha abstenido de adoptar nuevas medidas de estímulo, lo que ha llevado las perspectivas de crecimiento “a aguas turbulentas. Por supuesto, Pekín podría cambiar su enfoque sanitario y económico, pero se ha negado a ceder por razones políticas a pesar de los numerosos indicadores que sugieren que debería hacerlo. Europa, por su parte, se enfrenta a una posible recesión y la visibilidad empeora. El suministro de energía está a merced de acontecimientos geopolíticos como la decisión de Rusia de dejar de suministrar gas a Polonia y Bulgaria. Estados Unidos sigue disfrutando de un sólido crecimiento -la contracción del PIB en el primer trimestre encubrió una demanda interna persistentemente fuerte-, pero las perspectivas siguen empañadas por la incertidumbre sobre el ritmo del programa de endurecimiento de la Fed. Jerome Powell aboga por un aterrizaje suave que arrastre la inflación hasta los niveles previstos, pero no está seguro de evitar una recesión. E incluso, si lo consiguiera, no está garantizado un retroceso de la inflación hasta los niveles deseados. Cada zona está luchando con sus propios problemas y la visibilidad sigue siendo baja, explica Benjamin Melman.
Aprovechar la ralentización
Uno de los principales debates en torno al mercado bursátil se centra en la probabilidad y la proximidad de una recesión en Estados Unidos. Los inversores con una postura bajista consideran que el fin de la expansión es inminente. En cambio, los más alcistas esperan un rebote sustancial de la bolsa mientras la economía evite ese escenario negativo. Sin embargo, desde UBS AM no comparten ninguna de estas dos posturas.
En su opinión, es poco probable que EEUU entre en recesión durante el próximo año. Sin embargo, siguen considerando que la renta variable resulta poco atractiva a nivel de índice. Por ello, creen que es más probable que el mercado valore en aumento el riesgo de recesión en lugar de reducirlo y que las valoraciones siguen siendo poco atractivas para compensar los riesgos a la baja de la actividad y los beneficios. “A efectos de la asignación de activos, el orden es fundamental: antes de que podamos posicionarnos para la resiliencia económica, creemos que los inversores deben posicionarse primero para un debilitamiento del crecimiento”, indican.