Manuel Tortajada
Las tecnológicas han copado gran parte de la atención de los inversores durante los últimos meses en los mercados. Las revalorizaciones de compañías como Apple, Amazon, Google y otras tantas firmas de gran capitalización, con alzas de más del 50% desde los mínimos del mes de marzo sobre el parqué neoyorkino, se convierten ahora en refugio en plena volatilidad por el resultado electoral en EE.UU. Hay expertos que consideran que las Big Tech estadounidenses se encuadran dentro del concepto de megatendencia y que aún tienen mucho camino por recorrer en Wall Street. De momento, mantienen el tipo y en máximos.
Una de las principales características del índice Nasdaq es que está conformado por firmas de tecnología. Entre las más grandes se encuentran: Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet (Google), Facebook y Tesla. La principal razón detrás de este boom por las tecnológicas es la pandemia misma.
Amazon es la tercera empresa de mayor valor dentro del Nasdaq. En cinco años, el precio de sus acciones ha subido 600% y parece que no tiene tope, tan solo en lo que va del año ya ha subido más de 60%. Entre los impulsores del crecimiento, destaca las nuevas conductas que ha obligado el coronavirus, durante el cual las corporaciones están permitiendo el trabajo remoto que está alimentando no solo los ingresos de comercio electrónico de Amazon, sino también sus servicios de computación en la nube, una tendencia de crecimiento que no se espera que desaparezcan pronto.
Las valoraciones de las empresas tecnológicas han subido, pero lo importante es recordar que, a diferencia de laburbuja de las puntocom, estas empresas tienen grandes modelos de negocio”, dice Saffaye, de BNY Mellon
El Covid-19 aceleró el crecimiento que ya registraban estas firmas y han sabido monetizar los efectos de la cuarentena.
Netflix es uno de esos ejemplos de empresa igualmente beneficiada y de alto crecimiento impulsada por la pandemia y su forma de generar ingresos.
Tesla se convirtió en la firma automotriz de mayor valor en el mercado a nivel mundial. Para algunos, el precio de sus acciones es elevado considerando que la empresa apenas vende 367,500 automóviles comparado con Toyota -la segunda más grande en el mercado- que coloca nueve millones de unidades al año.
La pandemia está resaltando el papel central que la tecnología jugará en el futuro de la sociedad. Pero después de una subida tan pronunciada, los inversores se preguntan inevitablemente si el mercado ha ido demasiado lejos.
George Saffaye, Gestor del BNY Mobility Innovation Fund, piensa que, para muchas empresas, las cosas apenas están empezando.
Entre los muchos cambios inducidos por la pandemia en nuestros patrones de vida y trabajo, uno de los más visibles es el aumento del uso de la tecnología. Quién nos diría que, en el cuarto trimestre de 2020, casi todas nuestras reuniones se llevarían a cabo en dormitorios, trasteros o en las habitaciones de los niños.
Esta transformación digital, a la que ya llaman la Cuarta Revolución Industrial, se basa en la aparición de sistemas ciberfísicos. Esto nos permite, por primera vez, gestionar y controlar el mundo físico usando herramientas digitales. “La mayoría de nosotros ya nos sentimos cómodos con un cierto grado de digitalización en nuestras vidas, pero comprender la escala de lo que queda por llegar puede ser un poco abrumador”, dice Saffaye.
“Estamos viendo cómo la evolución ocurre justo ante nuestros ojos”, continúa. “Hemos presenciado grandes transformaciones en la última década, pero lo que ocurra en los próximos 10 años podría eclipsar al último medio siglo de progreso tecnológico”.
“Una de las transformaciones más subestimadas que vamos a ver es el cambio de las redes 4G a 5G”, dice Saffaye, “El 5G no es solo una evolución, sino más bien una revolución. Y lo cambia todo, desde la infraestructura a la densidad y la velocidad, es completamente diferente.” En 4G, por ejemplo, tienes 30-400 milisegundos de latencia (retardo). En una red óptima de 5G, hay menos de 1 milisegundo.
Las empresas estadounidenses han entrado en fase
de recuperación del ciclo crediticio
Vontobel AM considera que las empresas estadounidenses han entrado en la fase de recuperación del ciclo crediticio y están bien preparadas para soportar la volatilidad con unos niveles de efectivo en máximos históricos.
A su juicio, los mercados de crédito están fuertemente apoyados por la Reserva Federal de Estados Unidos. Inicialmente, la autoridad monetaria estadounidense lanzó el programa de compra de bonos corporativos como un servicio de respaldo donde las empresas podían usar la Fed como prestamista de último recurso. Ahora, está comprando activamente bonos corporativos de EE.UU. con un vencimiento de hasta cuatro años, incluyendo bonos con calificación BB. Esto ha aliviado los nervios del mercado incentivando a los inversores a acumular bonos corporativos. En caso de que continúe la incertidumbre del mercado debido a un resultado electoral embrollado en EE.UU., la Reserva Federal podría restablecer fácilmente la confianza en el mercado de crédito corporativo intensificando sus actividades en el marco de las facilidades de crédito de los mercados primario y secundario. Por lo tanto, cualquier ampliación del diferencial debería resultar modesta y las condiciones de liquidez deberían seguir siendo favorables.
Si bien se avecina un período de mayor volatilidad, los inversores pueden beneficiarse de precios mal aplicados y las ineficiencias del mercado. Aparte de las oportunidades de recuperación del rendimiento de los bonos del mismo emisor denominados en monedas diferentes, el aumento de la actividad de los bancos centrales en los mercados de crédito de Estados Unidos y Europa ha hecho que los diferenciales de algunos mercados se comporten de manera diferente a la habitual, lo que ha creado oportunidades de compra para los inversores mundiales. Cualquier debilidad del mercado puede convertirse en una oportunidad de compra, siempre que los fundamentales de crédito de los emisores sean objeto de un análisis en profundidad.
Una vez que se haya determinado el resultado de las elecciones, todas las miradas estarán puestas en la aplicación del régimen fiscal de la nueva administración. Para Vontobel AM, si se confirma que Joe Biden será el próximo presidente de los Estados Unidos, la reversión parcial de la reforma fiscal de 2018 afectaría primero a los sectores que inicialmente se beneficiaron más de la reducción de impuestos: el transporte y las finanzas.