La Entrevista de la Semana / Mercedes Cobo ■
“Creemos que las valoraciones en renta variable no son tan atractivas como los bonos y necesitamos que las expectativas de beneficios se enfríen aún más debido al riesgo de recesión”, señala Inés del Molino, y destaca las oportunidades que brindan los mercados de activos privados. “Los datos muestran que los años de recesión han estado históricamente entre los mejores para los activos privados. Así pues, los inversores todavía pueden esperar una relativa fortaleza de las valoraciones de estos activos en los próximos años”.
El año ha empezado con subidas en las Bolsas. ¿Cómo ve los mercados para 2023?, ¿cree que se comportarán mejor que en 2022?
Los mercados de renta variable han subido con fuerza a principios de 2023, aliviados por la reapertura de China y por las expectativas de un aterrizaje económico más suave de lo que se temía en el mundo desarrollado. En Europa, el sesgo hacia los sectores cíclicos contribuyó a impulsar su rentabilidad. Los mercados emergentes también obtuvieron buenos resultados. Las empresas de pequeña capitalización también han superado a las grandes, otro signo del renovado optimismo sobre las perspectivas económicas. Pero, si algo nos han enseñado los últimos años y las sorpresas vividas, como la pandemia de Covid-19 o la guerra de Rusia en Ucrania, es que no podemos prever que todo sea lineal y que no haya sorpresas. Además, la subida de los mercados ha restado importancia a las valoraciones. En los mercados no estadounidenses es donde creemos que pueden encontrarse ahora valoraciones más baratas y las empresas de valor siguen cotizando a niveles históricamente baratos frente a las empresas de crecimiento, incluso después de que el año pasado se produjera un brusco cambio a favor del estilo de valor. Dicho esto, creemos que las valoraciones en renta variable no son tan atractivas como los bonos y necesitamos que las expectativas de beneficios se enfríen aún más debido al riesgo de recesión.
“Nos gusta especialmente el crédito europeo, ya que los fundamentales de las empresas parecen sólidos”
¿La prioridad a lo largo del año seguirá siendo el control de los precios?
Consideramos que varias tendencias importantes configurarán las perspectivas de inversión a medio plazo y una de ellas será que los bancos centrales darán prioridad al control de la inflación sobre el crecimiento. De hecho, con la inflación en sus niveles más altos en 40 años, los bancos centrales intentan ralentizar activamente el crecimiento para reducir la inflación, aunque eso signifique provocar recesiones. La magnitud de la inflación exige que los tipos de interés sigan subiendo a corto plazo y se mantengan más altos durante más tiempo, ya que es poco probable que los bancos centrales flexibilicen su política para apoyar el crecimiento durante algún tiempo.
¿Cuáles son sus perspectivas para el crecimiento? ¿Sigue presente el fantasma de la recesión?
Tras lo que ha parecido un periodo constante de sorpresas económicas negativas y rebajas de las previsiones a medida que el mundo se tambaleaba de una crisis a otra, nos hemos vuelto menos pesimistas sobre las perspectivas de la economía mundial. En nuestra última ronda de previsiones hemos revisado al alza nuestra expectativa de crecimiento del PIB mundial hasta el 1,9% en 2023, frente al 1,3% anterior, con un ligero repunte hasta el 2% en 2024. Por otro lado, creemos que la inflación ha tocado techo, lo que nos ha llevado a rebajar nuestras previsiones a escala mundial hasta el 4,7% en 2023, frente al 7,6% del año pasado, y esperamos nuevos descensos graduales hacia el objetivo en 2024. En este escenario, los tipos de interés en EE.UU. y Europa podrían subir un poco más a corto plazo, pero prevemos recortes a lo largo de 2024.
¿Es buen momento para invertir en renta fija?
El endurecimiento de la política monetaria trae consigo un aumento de los rendimientos de los bonos y a un entorno muy atractivo para la renta fija desde el punto de vista de la valoración. Además, en el caso de la deuda corporativa, los fundamentales de las empresas son sólidos a medida que nos adentramos en una desaceleración y se espera cierto deterioro a lo largo del año. De hecho, las valoraciones actuales reflejan en gran medida el escaso optimismo de 2022, lo que ofrece un excelente perfil de ingresos para el crédito con muchas malas noticias ya descontadas.
Nos gusta especialmente el crédito europeo, ya que los fundamentales de las empresas parecen sólidos. Por ejemplo, el sector financiero muestra menos vulnerabilidades que las que históricamente ha manifiesto. Además, los diferenciales siguen ajustándose, tanto en el segmento del crédito con grado de inversión, como de alto rendimiento.
¿Y en renta variable?, ¿a qué sectores hay que estar más atentos?, ¿cuáles van a tener un mejor comportamiento?
“Es probable que China se acelere con bastante fuerza tras su prolongado periodo de estrictos bloqueos para frenar el Covid-19”
En renta variable somos más cautos, si bien, creemos que hay interesantes oportunidades en renta variable a largo plazo en algunas tendencias, que llamamos megatendencias, que abarcan varias décadas y trascienden varios sectores. Independientemente del corto plazo, de que estemos ante un escenario de subida de tipos o de una inflación más alta de la que desearíamos, existen temáticas que van a seguir evolucionando sí o sí y ofreciendo oportunidades de inversión. Por ejemplo, la inversión en alimentación sostenible, la digitalización, la urbanización de las ciudades para ser más sostenibles, el cambio climático y, dentro de éste, en especial, la transición energética. Por ejemplo, dentro de esta transición energética, que ahora cobra protagonismo con los esfuerzos de los distintos gobiernos por reducir la dependencia energética de determinados países, nos fijamos en sectores como las infraestructuras, ya que tenemos que construir nuevas infraestructuras para las redes de distribución y almacenamiento energético, o también la tecnología, que nos va a ayudar a evolucionar, por ejemplo, en la producción de energía y en la eficiencia energética.
También vemos interesantes oportunidades en sectores ligados a la transición hacia unos sistemas de alimentación y agua mundiales menos contaminante, a la par que más eficiente, que cubran las necesidades sociales de una población en aumento. En este sentido, detectamos una gran cantidad de oportunidades en empresas y sectores de toda la cadena de valor de los alimentos y el agua, desde compañías involucradas en el uso de la tierra hasta la alimentación animal, pasando por la producción de alimentos, el procesamiento y la tecnología, el transporte, la venta al por menor, el envasado y el reciclaje de residuos.
Creemos firmemente que un enfoque temático puede añadir un valor y diversificación a las carteras de largo plazo, pero que es importante la gestión activa de estas inversiones porque no todos los sectores van a funcionar durante 40 años, sino que irán evolucionando e irán dando paso a otros sectores de forma transversal.
En cuanto a mercados, ¿dónde ve más oportunidades? ¿China debe estar en cartera?
La última década ha estado dominada por el rendimiento superior de los activos estadounidenses, tanto de renta variable como de renta fija, pero ahora vemos mayores ventajas en una mayor diversificación regional.
Dentro de la renta fija, varios mercados emergentes están más avanzados en la batalla contra la inflación y cuentan con unos fundamentales macroeconómicos razonablemente sólidos. Dado el alto nivel de rendimientos, especialmente en bonos denominados en moneda local, y la poca inversión en esta clase de activos debido a las turbulencias de la última década, vemos oportunidades. Nuestro equipo de deuda de mercados emergentes destaca los bonos en moneda local de México, Brasil, Indonesia, Sudáfrica y una serie de mercados fronterizos de deuda en dólares, como Angola y Costa de Marfil. También en toda Asia, las valoraciones del crédito son atractivas y nos gusta especialmente el crédito asiático con grado de inversión. Este segmento ofrece atractivos ingresos ajustados al riesgo.
También estamos empezando a diferenciar más dentro de la renta variable, ya que las regiones fuera de EE.UU. ofrecen valoraciones más atractivas, especialmente Asia. Es probable que China se acelere con bastante fuerza tras su prolongado periodo de estrictos bloqueos para frenar el Covid-19. Nuestro equipo de renta variable asiática espera una fuerte recuperación del gasto de los consumidores a partir del segundo trimestre, lo que respaldará los beneficios internos en muchos sectores de la economía china.
Finalmente, también cabe destacar las interesantes oportunidades que nos brindan actualmente los mercados de activos privados. De hecho, los datos muestran que los años de recesión han estado históricamente entre los mejores para los activos privados. Así pues, los inversores todavía pueden esperar una relativa fortaleza de las valoraciones de estos activos privados en los próximos años. Por ejemplo, la tasa interna media de rentabilidad de los fondos de private equity captados en un año de recesión ha sido superior al 14% anual, según los datos desde 1980. Para la deuda privada, infraestructuras y el sector inmobiliario, los efectos son similares. Además, estructuralmente, los fondos pueden beneficiarse de la «diversificación temporal», en la que el capital se invierte a lo largo de varios años en este tipo de activos, en lugar de hacerlo de una sola vez. Esto permite a los fondos captados en años de recesión adquirir activos a valores más bajos.
El Personaje y su Imagen
Inés del Molino es directora de cuentas de Schroders en España, donde se incorporó en 2006. La mayor parte de su carrera la ha desarrollado en esta gestora británica, contribuyendo al impulso del negocio en España.
Antes de unirse a Schroders, del Molino trabajó en Banif, negocio de banca privada del Banco Santander y, previamente estuvo más de cuatro años en A&G Asesores y Gestores Financieros, desarrollando tareas en el área de administración EGFP. No obstante, sus primeros pasos profesionales los dio en el departamento financiero de Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos) durante su último año de carrera.
Es licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y cuenta con un máster en Mercados Financieros por el IEB y otro máster de Gestión de Carteras por el IE Business School. Además, también cursó un MBA en el IE.