Los analistas de GVC Gaesco consideran que el principal indicador de la Bolsa española, el Ibex 35, tiene aún un potencial de crecimiento del 20%, en tanto que el de las bolsas europeas se sitúa en el 16% y el de las estadounidenses, en el 9%. Así lo señala el director de análisis de GVC Gaesco, Víctor Peiro, en el webinar ‘Mirando más allá de las aguas turbulentas. Outlook de mercados para 2022’.
El mayor potencial del selectivo español se debe principalmente a que se ha quedado atrás en la recuperación este año debido a su composición, muy sesgada hacia bancos, ‘utilities’ y turismo. Asimismo, espera una recuperación de los beneficios de las empresas incluidas en el índice para 2023.
Según estos analistas, el margen alcista de las Bolsas europeas se sitúa en el 16% y el de las estadounidenses, en el 9%
Peiro ha añadido que, si bien las valoraciones están altas en comparación con la media histórica, es difícil de decir si resultan caras respecto a su crecimiento potencial.
La gestora mantiene una posición cauta ante los mercados, ya que considera que los niveles de inflación actuales no son positivos. Esta situación está afectando a toda la cadena productiva del sector consumo, según ha destacado la analista Beatriz Rodríguez. Los ‘top picks’ en este segmento son Ebro Food, que ya ha comenzado a subir precios, así como Unilever, en tanto que en textil destacan Inditex y Fila.
Los bancos españoles, por su parte, no tienen un escenario especialmente favorable, pero el sector cuenta con algunos vientos a favor, como la evolución del Euríbor, entre otros.
Entre estos, GVC Gaeso favorece a Banco Santander, gracias a su diversificación internacional en economías donde los tipos no están tan bajos, y Unicaja, que se beneficiará de su reestructuración operativa tras la fusión con Liberbank.
La firma cuenta con una visión positiva del sector viajes, ya que cree que es «obvio» la sobrepenalización que acumula, con lo que a medio plazo podría experimentar una revalorización positiva.
Otro de los riesgos resaltados por Peiro ha sido la sobrerreacción, tanto por parte de los bancos centrales, que están presionados para subir los tipos y dejar de hacer compras de deuda, como por los reguladores, que podrían tomar duras decisiones ante nuevas variantes del coronavirus.