Maite Nieva
La guerra comercial entre EE UU y China, desatada por Donald Trump, lejos de zanjarse con el nuevo presidente del gobierno de EE UU, Joe Biden , ha vuelto a cobrar nuevos bríos. Y, al igual que entonces, el foco ha vuelto a ponerse en el sector tecnológico. Los ataques continuos entre ambos mandatarios se han intensificado en el mes de julio, tras las acusaciones de EE UU contra el gobierno de Pekin de organizar una campaña global de ciberataques contra las agencias estatales y empresas americanas. El gobierno chino ha dado una vuelta de tuerca a las relaciones entre ambos países imponiendo mayores controles sobre la regulación de las empresas tecnológicas y nuevas sanciones a las compañías chinas que cotizan en el extranjero La preocupación de los inversores por la nueva regulación está provocando el desplome de las grandes empresas tecnológicas y fuertes caídas en el mercado asiático.
Tras mantener un pulso que ya dura varios años y cuyo efecto más sonado fue el acoso y derribo de Huawei por parte del gobierno de Trump y, en el último año las acusaciones del nuevo gobierno americano de organizar una campaña global de ciberataques, Pekin ha dado un giro a su estrategia imponiendo mayores controles sobre la regulación de las “Big Tech” chinas. Una de las consecuencias más inmediatas ha sido la imposición de duras sanciones a las grandes tecnológicas chinas y la creación de un nuevo foco de tensión en las Bolsas asiáticas. Por su parte, el gobierno de EE.UU advierte a las empresas sobre hacer negocios en Hong Kong.
La reciente represión de Didi Chuxing , la mayor empresa de transporte de vehículos compartidos de China, penalizó el precio de la empresa arrastrando unas pérdidas de alrededor de un 30% poco después de salir a Bolsa en Wall Street el pasado 30 de junio. La tecnológica consiguió levantar 4.400 millones de dólares en su oferta pública inicial (OPI) en Wall Street, después de haber colocado 316.8 millones de American Depositary Share (ADS), con lo que la convierte en la segunda mayor emisión de capitales que realiza una compañía china en Estados Unidos, después de Alibaba. El gigante de comercio electrónico obtuvo 25,000 millones de dólares en su oferta pública en el 2014 en Nueva York.
“Los referentes tecnológicos parecen haber dejado de ser intocables por los gobiernos. Y, en ese sentido, China es uno de los países que están empezando a ejercer presión sobre sus compañías,” opina Ramiz Chelat, gestor de Quality Growth (boutique de Vontobel AM
También Alibaba, el gigante del comercio electrónico en internet ha retrocedido en Bolsa a causa de las multas impuestas por “irregularidades” a principios de año por importe de 2.800 millones. La presión del gobierno de Pekin ha generado al gigante chino pérdidas anuales de doble dígito a causa de las multas posteriores. No han sido las únicas y, según los expertos europeos, todo indica que la criba no se ha acabado.
Las empresas, bajo control
La decisión de Didi de salir a Bolsa en Nueva York, a pesar de las advertencias de la administración china ha sido vista por los reguladores como un desafío a la autoridad de Pekin. En la primera semana de julio la Administración del Ciberespacio de China (CAC), el organismo de control de Internet del país, advirtió que cualquier empresa con datos sobre más de 1 millón de usuarios debe buscar la aprobación de la Administración antes de sacar a cotizar sus acciones en el extranjero.
Entre las nuevas exigencias imponen que las empresas deberán enviar materiales de la oferta pública inicial para ser revisadas antes de poder cotizar en Bolsa. El argumento es que los datos o información personal en poder de las empresas que intentan cotizar en el extranjero podrían ser controlados o afectados por gobiernos extranjeros. El Consejo de Estado de Chinaargumenta que la supervisión aportará seguridad a los datos y de las salidas a Bolsa en el extranjero. La nueva normativa afectaría en primer lugar al mercado de acciones no estadounidense que se negocian en mercados americanos (AmericanDepositary Receipt ,ADR por sus siglas in inglés) .
Presión del gobierno
Para las empresas tecnológicas como Alibaba, Tencent o Netease, la importancia de cómo utilizan y monetizan los datos de los clientes y la seguridad de los datos en general ha aumentado considerablemente, señala Ramiz Chelat, gestor de Quality Growth (boutique de Vontobel AM). Y, aunque “no está claro qué rectificaciones hay que hacer en el caso de Didi”, las empresas tecnológicas tendrán que prestar más atención a estas cuestiones. “Pekín está especialmente preocupado por la información sensible relacionada con el gobierno”, añade.
En su opinión, los referentes tecnológicos parecen haber dejado de ser intocables por los gobiernos. Y, en ese sentido, China es uno de los países que están empezando a ejercer presión sobre sus compañías,” opina.
El analista alerta a los inversores de tener esto en cuenta, tanto en lo que respecta a las empresas en las que invierten como a la hora de dimensionar las posiciones, ya que, en algunos casos, como el de la educación en China, la regulación prevista parece ser mucho más dura de lo esperado. “Hemos visto una tendencia a que el riesgo de regulación salga a la superficie con más frecuencia, no sólo en la tecnología sino en otros sectores como la educación y la sanidad en China”, advierte el gestor de Quality Growth. “La regulación también puede llegar mucho más rápido de lo que vemos en los mercados desarrollados y sin un largo proceso de consulta.
“Con estas medidas Pekin envía una clara señal de que no quiere que las OPi (Oferta Pública Inicial) chinas coticen en EE.UU.. “Creemos que todas las salidas a Bolsa que estaban planeando dirigirse a EE.UU. tendrán que reconsiderar su estrategia y centrarse en una salida a Bolsa primaria en Hong Kong”, dice el analista. “Todo esto forma parte de la estrategia de «vuelta a casa», subraya.
“Las acciones tecnológicas chinas se han vuelto más atractivas como consecuencia de las caídas”, explica Vladimir Oleinikov, CFA Senior Quantitative Analyst, Generali Investments
Dicho esto, el analista considera que la intención detrás de la regulación antimonopolio con respecto al sector chino de Internet específicamente, es sólida. Las multas aplicadas han sido bastante razonables, al igual que las medidas de rectificación que actores como Baba y Meituan han tenido que poner en marcha para reducir prácticas anticompetitivas como la exclusividad comercial.
Nubarrones en el horizonte
El sector tecnológico sigue bajo presión tanto en Estados Unidos como en China. Sin embargo, los bajos tipos de interés están dando un respiro, señala Vladimir Oleinikov, CFA Senior Quantitative Analyst, Generali Investments. “Como resultado, el significativo rendimiento inferior de las acciones tecnológicas chinas frente a las estadounidenses, un -8% en el año frente a +14%, las valoraciones del sector tecnológico chino se han vuelto más atractivas, explica.
“Las acciones tecnológicas chinas cotizan a niveles ligeramente inferiores a los de las acciones tecnológicas estadounidenses, 26 veces frente a 28 vece, respectivamente”, dice este experto. “Si tenemos en cuenta el crecimiento de los beneficios a largo plazo, el sector tecnológico chino parece aún más atractivo. Tiene un ratio PEG (beneficios/precio en relación con el crecimiento de los beneficios a largo plazo) mucho más bajo, de 0,93 frente a 1,43 para el sector tecnológico estadounidense. Históricamente, las acciones de las tecnológicas estadounidenses han mostrado PEGs más altos, en torno al 28%”
Los mercados, un nuevo foco de tensión
La vigilancia por las grandes tecnológicas chinas sigue creciendo al tiempo que las preocupaciones de los inversores. El desplome en Bolsa de las tecnológicas chinas que cotizan en el extranjero tras el cambio de regulación del gobierno de Pekín, no se ha hecho esperar dando un vuelco a los mercados asiáticos.
El mercado no descarta que las medidas del gobierno chino se cobre nuevas víctimas en su lucha para controlar la regulación de datos o abordar el antimonopolio y en las últimas semanas las acciones que cotizan en el índice Hang Sengacumulan fuertes caídas, al igual que los mercados de Asia Pacífico.
Según Bloomberg News Pekin podría imponer nuevas sanciones al gigante del transporte Didi, por encima incluso de los 2.800 millones de dólares que pagó Alibaba a principios e año. Tampoco descarta la exclusión forzosa de la cotización en Bolsa de la Uber china en junio. Por otra parte, ha prohibido la descarga de varias aplicaciones muy demandas por motivos de seguridad nacional.
El 22 de julio las acciones de Didi se desplomaron en EE.UU más de un 11%, después de que la empresa se viera obligada a dejar de registrar nuevos usuarios y retirar su aplicación a las tiendas de aplicaciones chinas a principios de julio.
Didi Chunxing es un gigante en su sector. En 2016 absorbió las operaciones deUber en China recaba cada día millones de datos de sus usuarios Sus servicios están presentes en China y otros quince países, desde México, Brasil, Colombia, Perúo Ecuador a Australia.