Manuel Tortajada
Los gobiernos de la Unión Europea aprobaron el miércoles una “hoja de ruta” verde de 1 billón de euros (1,2 billones de dólares) para la institución de crédito del bloque, que dejará de financiar proyectos de combustibles fósiles y expansiones de aeropuertos. El plan “Banco del Clima” del Banco Europeo de Inversiones (BEI) lleva discutiéndose desde el año pasado, cuando fue presentado como un proyecto de la UE para liderar la lucha contra el cambio climático. Está previsto que el billón de euros se destine, hasta 2030, a proyectos centrados en el clima, la biodiversidad y la sostenibilidad.
El plazo para dejar de financiar proyectos de petróleo y gas se retrasó un año y algunos proyectos considerados dañinos seguirían recibiendo apoyo hasta 2022. También continuará la construcción de carreteras.
“Estamos decepcionados por las decisiones de los gobiernos europeos que adoptaron esta ‘Hoja de Ruta del Clima’”, dijo Xavier Sol, director de Counter Balance, una alianza de organizaciones no gubernamentales de desarrollo y medio ambiente. “En la práctica, esto significa que el BEI no se convertirá en un país alineado con París a finales de 2020. A la luz de la urgencia climática, es una oportunidad perdida”.
Aun así, los grupos acogieron con satisfacción el reconocimiento formal del cambio climático como una prioridad para el BEI y calificaron la decisión de dejar de financiar las ampliaciones de los aeropuertos como un “notable paso adelante”.
Se espera que el BEI realice otro cambio pequeño pero significativo al alinearse formalmente con el compromiso del acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, anunció en septiembre que la emisión de bonos verdes pasaría a formar parte de las medidas de estímulos monetarios del organismo para sufragar el impacto de la pandemia.
Las declaraciones de Lagarde concuerdan con las de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también en septiembre. Entonces, aseguró que la cantidad emitida podría rondar los 225.000 millones de euros del fondo de recuperación europeo, alrededor del 30% del paquete.
Emisión de bonos
Los bancos españoles también se han sumado a la emisión de bonos de deuda sostenible. Caixabank fue el último en sumarse esta semana con el lanzamiento de su primer bono por importe de 1.000 millones de euros para financiar proyectos de energía renovable. La demanda superó los 4.500 millones.
BBVA, por su parte, se convirtió esta semana en la primera entidad española en la Red de Bonos Sostenibles del Nasdaq (NSBN, por sus siglas en inglés) después de que el pasado julio anunciase su primera emisión, al igual que Caixabank, de 1.000 millones de euros.
Su incorporación supone, además, la entrada a uno de los mayores mercados de deuda sostenible del mundo, en la que están presentes gigantes de la banca de inversión como Bank of America, Crédit Agricole o APG.
En este escenario, la emisión de bonos verdes se está acelerando en el último trimestre del año en un mercado que encara 2021 con previsiones de crecimiento. Especialmente en Europa, donde se espera la emisión de una cantidad significativa a partir del próximo año.
A principios de octubre se superó la barrera del billón de dólares emitidos en deuda tanto de países como de compañías privadas. Solo entre enero y septiembre representaron el 47% de la denominada deuda sostenible de todo el mundo.
En los nueve primeros meses del año se emitió, además, más deuda que en el conjunto de 2019, 200.000 millones de dólares, unos 170.000 millones de euros.
El mercado de bonos verdes se alzará el próximo año hasta un total de 300.000 millones de dólares, lo que supondría triplicar el volumen de emisiones en tan solo dos años.
Además, España se consolida como el tercer mayor emisor de bonos sostenibles en Europa, solo por detrás de Francia y Países Bajos, según el informe anual de Indicadores clave de rendimiento de la Unión de los Mercados de Capitales elaborado por AFME.
De este modo, en España se emitieron 9.000 millones de euros en bonos verdes, sociales y sostenibles durante el primer semestre de 2020, lo que representa un incremento anual del 97%.
Tras este avance, las emisiones españolas representan el 12,6% del total de la financiación sostenible europea, colocándose como una fuerza impulsora de la transición verde europea.
En este sentido, la financiación procedente de instrumentos de mercados de capitales, principalmente valores de renta fija, aumentó en un 44% interanual. Esto ha dado lugar a un aumento en la proporción de financiación de mercado para las empresas de la UE desde el 11% de 2019, hasta el 14,5% actual.
España se consolida como el tercer mayor emisor de bonos sostenibles en Europa, solo por detrás de Francia y Países Bajos.
La UE quiere consumidores comprometidos
Europa quiere un papel más activo de los consumidores en la transición verde y digital que plantea la Comisión como su gran objetivo para los próximos años. Un consumidor que luche por sí mismo contra el cambio climático. Los comisarios de Valores y Transparencia, la liberal checa Vera Jourova, y el de Justicia, el liberal belga Didier Reynders, presentaron esta semana en Bruselas los grandes retos de la nueva Agenda del Consumidor.
La idea principal es implicar al consumidor y exigir a las empresas productoras más claridad, más transparencia, mayor durabilidad, más seguridad y precios justos. La propuesta comprende también a terceros países con los que existen convenios y acuerdos comerciales. Didier Reynders destacó especialmente el caso de China y la venta de productos por Internet. Para el comisario “hay que dotar de mayor seguridad” a todo lo que proviene del gigante asiático y para ello habrá un plan de acción especial en contacto con las autoridades de aquel país. Y anunció también que se ajustará la legislación a las nuevas exigencias.
Esto supone que durante los próximos cinco años la Comisión trabajará con los 27 países para reforzar la defensa del consumidor y otorgarle a éste un mayor control sobre los productos que adquiere. “Tendremos que cambiar nuestras costumbres” ha dicho Jourova que alertó sobre “el marketing desleal” que se observa en muchas acciones publicitarias.
El resumen es que Europa quiere un consumo más racional con una ciudadanía más implicada que evite el despilfarro y denuncie los abusos por parte de los productores.