Después de dos semanas de fuertes subidas la volatilidad ha vuelto a los mercados. Y no solo por la recogida de beneficios por las ventas masivas de acciones que se han disparado de precio en los últimos meses. La euforia inicial tras la presentación de las nuevas vacunas ha dado paso a las correcciones y los mercados han vuelto a moverse al ritmo de la incertidumbre que sigue aflorando con los casos relacionados con la pandemia del coronavirus y las limitaciones de las vacunas. Con todo, el S&P marca máximos históricos de 3.645 puntos.
Una vez más Wall Street ha marcado el paso en la evolución de las Bolsas globales. El aumento de los casos de Covid-19 en EE.UU. ha provocado fuertes caídas a medida que se imponía la cautela por las nuevas restricciones que pueden afectar a su economía en el corto plazo. Los datos muestran que la rápida recuperación tras la caída histórica en la economía de EE. UU. se está desvaneciendo, con más de 10 millones de ciudadanos que tenían empleos en enero todavía sin trabajo, señalan los analistas de IG. Además, las hospitalizaciones por COVID-19 en Estados Unidos aumentaron casi un 50% en las últimas dos semanas, amenazando la recuperación de la economía más grande del mundo, a medida que las ciudades y los estados comenzaron a imponer bloqueos. California impuso el jueves un toque de queda para reuniones sociales y otras actividades no esenciales, una de las restricciones más invasivas que se ordenan en todo el país para frenar un aumento alarmante de infecciones. Igualmente, se ha impuesto el toque de queda para el 94% de sus residentes, y se instó a los estadounidenses a no viajar para el Día de Acción de Gracias, a medida que aumentan las hospitalizaciones. Por si fuera poco, la OMS recomendó a los médicos que no usaran el Remdesivir de Gilead para el COVID-19, un mes después de que los reguladores estadounidenses concedieran al medicamento una rápida aprobación.
Tampoco ha pasado desapercibido el acuerdo comercial firmado por China y otros 14 países del sudeste asiático, entre los que se encuentran Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda y que supone la mayor alianza de libre comercio en el mundo. La Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés), excluye a Estados Unidos, pero abarcará a 2.100 millones de consumidores y el 30% del PIB mundial. El jueves pasado, el presidente chino, Xi Jinping, lanzaba un mensaje en defensa de la apertura económica y el multilateralismo frente al proteccionismo de otros países para garantizar la recuperación económica tras la pandemia de Covid-19. Este mensaje, claramente dirigido a los EE.UU., según los expertos, fue lanzado el pasado jueves en el foro de cooperación económica Asia-Pacífico. El éxito de las negociaciones, y la firma del acuerdo, representa un espaldarazo económico y político para Pekín, algo que no ha sentado bien. Como principal motor de esta iniciativa, consolida su influencia en Asia en detrimento de Estados Unidos.