Maite Nieva ■
El riesgo de pinchazo de una “burbuja de acciones épica” de mayores dimensiones que la burbuja de Internet del año 2000 comienza a ser una de las alertas más recurrentes de las firmas internacionales de inversión en el último trimestre. Entre los posibles desencadenantes apuntan al impacto del excesivo endurecimiento de las condiciones financieras de la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) con aumentos de los tipos en EE UU que podrían alcanzar los 50 puntos básicos en junio y julio, y apoyados por unas perspectivas de crecimiento más bajas. En este entorno, el índice tecnológico Nasdaq podría desplomarse hasta un 75% desde su máximo del 19 de noviembre de 2021 mientras que el S&P 500 caería un 45% desde su pico del 3 de enero de 2022. Además, advierten de que estas caídas afectarían a otros activos como la vivienda y las materias primas.
A medida que avanza el segundo trimestre del año, las Bolsas han comenzado a teñirse de rojo con una frecuencia poco habitual, al tiempo que las multinacionales de la inversión aumentan la cautela en torno a la renta variable y recortan su peso en las carteras. Los vaivenes en la evolución de los índices bursátiles en las últimas semanas, tanto al alza como a la baja, han provocado una huida de los inversores de las Bolsas. Y también las alarmas acerca de una posible burbuja y el riesgo de pinchazo cada vez más cercano.
Desde Wall Street varios expertos advierten que será difícil evitar una recesión en este contexto. La incertidumbre económica que están provocando los diferentes frentes abiertos en el mercado internacional, así como los signos de ralentización en el ritmo de crecimiento de las principales economías desarrolladas respecto a 2021, y, sobre todo, el endurecimiento de la política monetaria de la Fed, no lo ponen fácil.
Wall Street, en el foco
Jeremy Grantham, cofundador de la firma de gestión de activos estadounidense GMO y estratega de Inversiones a largo plazo, cree que el mercado de acciones está en una “super burbuja histórica” similar a la del año 2.000 que está a punto de desinflarse. Incluso podría ser peor, en su opinión, ya que afectaría a la mayoría de los activos ya que el actual entorno macroeconómico es mucho más complejo que en ocasiones anteriores.
No es la primera vez que este experto alerta de las burbujas que ha habido en EE.UU. En esta ocasión viene advirtiendo desde enero que “la cuarta burbuja” podría estallar a finales de mayo. “La venta masiva de acciones ha empezado y según sus previsiones “la Reserva Federal no podrá frenar una caída del 50%”, dice. Además, afectará también a otros activos, entre otros los bonos, materias primas y vivienda”, añade. “Por primera vez en EE.UU tenemos burbujas simultáneas en todas las principales clases de activos”, asegura.
“El mercado de acciones está en una “súper burbuja histórica” similar a la del año 2000 que está a punto de desinflarse”, advierte Jeremy Grantham, cofundador de la firma de gestión de activos GMO
El desencadenante del pinchazo sería la Bolsa de Wall Street, advierte el estratega de inversiones de GMO. En este caso no descarta que el S&P 500 caiga al menos un 40% desde sus máximos y enviaría al índice estadounidense a un nivel no visto desde el mercado bajista del Covid-19 de marzo de 2020, explica“. En su opinión es probable que sea una caída de varios años, tal como ocurrió en la burbuja de Japón a finales de la década de 1980. “Además de ser muy peligrosa históricamente, las acciones japonesas aún tienen que alcanzan el máximo logrado en 1989.
Especulación desenfrenada
En cuanto a los factores que han desencadenado esta crisis, Jeremy Grantham apunta a la especulación desenfrenada con activos de riesgo, como acciones meme y las criptomonedas; valoraciones excesivas y la euforia de los inversores. “El primer pinchazo de la burbuja ya se produjo el pasado febrero, cuando decenas de las acciones más especulativas comenzaron a caer”, según este experto. Previamente, “en 2020 hubo una fase de explosión en la que se aceleraron las ganancias bursátiles y la fase de estrechamiento, exclusiva de las ”superburbujas”. En esta fase un número decreciente de acciones de primer orden sube a medida que las acciones de mayor riesgo y especulativas tienen un rendimiento inferior o incluso disminuyen, como sucedió en 1929 y 2000 y como lo han hecho desde febrero de 2021, explica.
No es el único, el CIO y director de inversiones global de Guggenheim Partners, Scott Minerd, también comparte la idea de que los mercados de acciones podrían experimentar este verano caídas similares a las de la ‘Burbuja Puntocom’. “La Fed ha dejado muy claro su objetivo de continuar aumentando las tasas de interés hasta ver una clara ruptura en la tendencia al alza de la inflación, sin tener en cuenta la posibilidad de que pueda derivar en una crisis en los mercados de valores y en otros activos”. Según sus estimaciones, el S&P 500 caería un 45% desde su pico del 3 de enero de 2022 y el Nasdaq un 75% desde su máximo del 19 de noviembre de 2021.
Deterioro económico
Una gran parte de las casas de inversión están ajustando la recomendación de la renta variable en este entorno. Los analistas de BlackRock han recortado la recomendación de las acciones de los mercados desarrollados a ‘neutral’ desde ‘sobreponderar’ ante el riesgo de que la Fed impulse la política monetaria de ajuste excesivo y China se sume a una perspectiva global más débil. También reducen aún más el riesgo de la cartera después de haberlo recortado a un nivel de referencia hace unas semanas con el rebaja de la renta variable europea.
“Las acciones han caído a nuevos mínimos de 2022 por temor a que las fuertes subidas de tipos desencadenen una desaceleración del crecimiento económico, según un informe reciente que encabeza Jean Boivin, jefe del Instituto de Inversiones de BlackRock. “El enfoque de la Reserva Federal es controlar la inflación, a pesar de los grandes costes económicos que esto supondrá y ha intensificado su retórica al prometer que reduciría la inflación a cualquier precio”, explica.
“Creemos que la realidad será más compleja. En primer lugar, la inflación impulsada por la oferta implica la disyuntiva política más aguda en décadas entre ahogar el crecimiento a través de tasas más altas o vivir con una inflación impulsada por la oferta. En segundo lugar, esta compensación es incluso más marcada en medio de una perspectiva macro global más débil. El golpe al crecimiento chino empieza a rivalizar con su shock de 2020 y ya supera al del global crisis financiera”, añade.
“Las acciones han caído a nuevos mínimos de 2022 por temor a que las fuertes subidas de tipos desencadenen una desaceleración del crecimiento económico”, dice Jean Boivin, jefe del Instituto de Inversiones de BlackRock
Según las previsiones de los analistas de BlackRock “se reducirá el crecimiento en las principales economías y empujará la inflación de los mercados desarrollados al alza en un momento muy inoportuno, pues la inflación ya está demostrando ser más persistente”. Por otra parte, “las actualizaciones de ganancias de los grandes minoristas de EE. UU. han destacado que la inflación está afectando a la demanda y erosionando los márgenes las ganancias a través de mayores costos”, explican. “El retroceso de la renta variable de este año está en línea con la revalorización agresiva de la trayectoria de la tasa de referencia”, señalan.
Elevada Incertidumbre
Desde DWS advierten que la tolerancia al riesgo de los inversores podría ponerse a prueba de en los próximos meses. Stefan Kreuzkamp, Chief Investment Officer de DWS, señala que el escenario es “moderadamente optimista, pero con una incertidumbre muy elevada·. “El índice de volatilidad VIX, que mide el rango de volatilidad esperado del S&P 500, ha alcanzado actualmente el doble de su media a largo plazo”. Y eso “abre oportunidades a los inversores siempre que los riesgos no se agraven;-no haya recesión en Estados Unidos y Europa- y que la FED consiga contener la inflación sin frenar demasiado el crecimiento económico”. Muchos condicionantes y mucho margen para las sorpresas, en ambas direcciones, al alza y a la baja, añade.
Retos en el horizonte
Por una vez, Wall Street está teniendo un comportamiento peor que la media de Bolsas, debido a que su elevada ponderación en valores tecnológicos y de crecimiento juega en su contra, señala Frank Thormann, gestor de renta variable multirregional de Schroders.
“Las acciones mundiales han caído con especial fuerza desde que la Fed subiera los tipos de interés en 50 puntos básicos (0,50%) el 4 de mayo”, subraya. No obstante, “como inversores en renta variable, una de nuestras principales fuentes de información son las cuentas de resultados trimestrales de las empresas, explica. “La última temporada de resultados fue positiva pero hay dudas en algunos sectores”, subraya. “El incremento no ha sido en absoluto tan fuerte como en 2021, pero para las empresas que cotizan en el S&P 500 de EE.UU., los ingresos y los beneficios han crecido en un porcentaje bajo”, dice.
De cara al resto del año, las estimaciones de beneficios no se están revisando al alza, pero tampoco están cayendo drásticamente, añade. “Es un logro bastante importante. Sin embargo, hay algunos sectores que muestran más dificultades y en los que se vislumbran retos en el horizonte” comenta. El sector financiero, especialmente los bancos, registró un descenso de los beneficios en el primer trimestre. También el sector industrial está pasando por un momento difícil, dice el gestor de Schroders . Por el contrario los proveedores de bienes o servicios fundamentales serán los que mejor se comporten. El sector de la energía podría sorprender por la contención del gasto, añade.