Manuel Tortajada
Las elecciones norteamericanas son siempre un periodo de cierta inquietud e incertidumbre en los mercados. La primera consecuencia que pueden experimentar a causa de ello es una volatilidad que tiene el potencial de afectar a índices bursátiles de multitud de economías a lo largo y ancho del globo. La mayoría de las encuestas auguran la victoria de Joe Biden, aunque a medida que se acerca la cita con las urnas la igualdad empieza a hacerse palpable. El peor escenario para los mercados sería que el recuento reflejase una paridad tan grande que el candidato perdedor no reconociera la victoria del candidato ganador y se demorase el inicio de la nueva legislatura. Una circunstancia que en ningún caso es descartable y que aumentaría la volatilidad en las bolsas.
Los resultados electorales, por su parte, podría afectar de maneras muy dispares a los diferentes sectores, tanto estadounidenses como internacionales. Así, por ejemplo, las empresas del sector energético se encontrarán con situaciones más o menos privilegiadas según el candidato que salga elegido en función de la importancia que éstas otorguen en su modelo de negocio a los combustibles fósiles y a las energías renovables respectivamente.
En el contexto español, Repsol, que depende en gran medida del petróleo, se vería, previsiblemente, beneficiada por una eventual reelección del presidente Donald Trump y sus ya conocidas políticas destinadas a levantar las restricciones medioambientales que afectaban al sector.
En el caso de otras empresas energéticas del Ibex 35 con cierta exposición al mercado estadounidense, la victoria de Biden podría abrir la puerta a un favorecimiento de la inversión en energías renovables, lo cual tiene el potencial de dar un importante impulso a compañías como Acciona o Iberdrola, que vienen apostando en mayor medida por las energías limpias. El sector farmacéutico, con Grifols como máximo exponente español, se encuentra en una situación algo más controvertida, ya que, a pesar de haber experimentado un importante crecimiento durante el mandato de Trump, podría aprovechar la veta que generaría la posible apuesta por la sanidad pública que, previsiblemente, retomaría el partido demócrata. La fragilidad general de la economía estadounidense, podría perjudicar al sector de la banca española (Santander y BBVA) sea cual sea el resultado electoral, aunque el mantenimiento de la política fiscal actual haría que los grandes bancos prefiriesen la victoria de Trump. Si de lo que hablamos, en cambio, es del sector industrial y de las utilities, la victoria republicana podría dar a empresas como Ferrovial o ACS un nuevo impulso, al haber apostado el ejecutivo conservador por una importante inversión en infraestructura y siderurgia.
Las compañías de obra pública como ACS o Ferrovial también podrían incrementar su facturación en EE UU gane uno u otro candidato ya que una de las recetas compartidas para salir de la crisis es el desarrollo y reforma de las infraestructuras
«La victoria de Biden probablemente sea positiva para las compañías europeas, ya que existe la opinión de que sería más multilateralista que Trump y, por lo tanto, las relaciones entre los EEUU y Europa mejorarían en el futuro», reconoce Esty Dwek, estratega de Natixis IM.
Las tres grandes áreas en las que divergen los candidatos son los impuestos, la política energética y las relaciones comerciales, porque ambos prometen un gran plan de infraestructuras. Excepto por la intención que pueda tener Biden sobre elevar la presión fiscal del 21% al 28% en el impuesto de sociedades» tanto el sesgo verde que aportará a las inversiones como la mayor empatía comercial», según resumen en Allianz Global Investors, beneficiarán las compañías españolas con negocio en Estados Unidos.
De esta forma, Iberdrola, Siemens Gamesa o Acciona se sitúan, a priori, como las más beneficiadas si se acometen las inversiones esperadas en descarbonización y transición energética si Biden se convierte en el nuevo inquilino de la Casa Blanca Y en el sector turístico, Meliá cogería algo de aire sin la presión de Trump sobre sus hoteles Cuba.
Las compañías del Ibex 35 que se verían beneficiadas por la victoria de los demócratas, según los analistas de IG, son: en energías renovables Iberdrola, Acciona y Siemens Gamesa, en consumo Inditex y Viscofan por la disminución de los aranceles a nivel internacional y en el sector farmacéutico podría verse beneficiada Grifols por una mayor demanda de sus productos debido a un mayor despliegue del seguro médico universal entre la población estadounidense.
Por su parte, Banco Santander y BBVA podrían verse beneficiados de la continuidad de Trump en Washington, ya que en principio es contrario a aplicar mayor regulación en el sector bancario y también señalan que podría favorecer a Acerinox. Trump podría seguir con su agenda arancelaria, lo que beneficiaría a los productores de acero locales como es el caso de Acerinox, con el 47% de las ventas en EEUU con cuatro plantas repartidas entre Georgia, Illinois, Pensilvania y Kentucky.
Las compañías de obra pública como ACS o Ferrovial también podrían incrementar su facturación en EEUU gane uno u otro candidato ya que una de las recetas compartidas para salir de la crisis es el desarrollo y reforma de las infraestructuras, un sector altamente demandante de mano de obra y que en tiempos de crisis siempre es un recurso al alcance de los gobiernos para reactivar las economías.
El mercado americano en años electorales
Aunque sólo son estadísticas, siempre es interesante saber cuál ha sido el comportamiento del mercado americano en años electorales. No podemos tomar decisiones en torno a estadísticas, pero nos ayudan a interpretar lo que puede pasar. El primero de ellos es que claramente el rendimiento del mercado es superior cuando el partido en el poder es reelegido para un nuevo mandato. De media, desde el año 1950 los años electorales en los que el partido en el poder fue reelegido el mercado acumuló alzas del 10,96%. En cambio, los años en los que hubo un cambio de gobierno el mercado apenas ha rendido un promedio del 2,97%.
El comportamiento actual del mercado en lo que llevamos en este 2020, a pesar de un mal arranque marcado por la crisis del COVID, se sitúa entre ambos promedios históricos.
Los meses de septiembre y octubre (los dos meses previos a las elecciones ya que tradicionalmente estas se celebran el segundo martes de noviembre) son los que muestran una mayor diferencia en cuanto al comportamiento dependiendo de si las encuestas indican cambio de gobierno o continuidad. A medida que el candidato favorito va esclareciéndose en las encuestas, el mercado tiende a decantarse por el camino de las alzas si las posibilidades de reelección se incrementan o entrar en un periodo de dudas si se vaticina un cambio en el poder.
No obstante, cabe resaltar que, a pesar de la debilidad en septiembre y octubre, si existe cambio de gobierno, una vez celebradas las elecciones, el mercado ha sido capaz de recuperar su senda alcista tras las dudas en los meses previos.