Mercedes Cobo
La preocupación por el suministro energético, la elevada inflación y los temores de recesión son las principales amenazas. En esta fase de corrección de los mercados, los gestores creen que existen oportunidades de inversión en renta variable especialmente para carteras de nueva creación o con liquidez, pero piden cautela y advierten de que las Bolsas no han tocado suelo.
La preocupación por la recesión hizo bajar las yields de la deuda pública y la renta variable. Las limitaciones del lado de la oferta, sobre todo en energía y semiconductores, hicieron que se centrara la atención en los componentes de la demanda. Las yields del Tesoro estadounidense a 10 años volvieron a caer por debajo del 3% por primera vez desde principios de junio. Esto se debió a la reducción del gasto de los consumidores, aunque los servicios compensaron parcialmente el descenso, según el análisis de Edmond de Rothschild AM.
Sin embargo, indican, los ingresos de los hogares aumentaron un 0,5% intermensual en un mercado laboral que sigue siendo sólido. Las solicitudes de préstamos inmobiliarios aumentaron por tercera semana consecutiva, llevándolas a niveles de 2019. Las hipotecas a 30 años al 6% siguen sin desanimar a los compradores de viviendas. El índice de precios inmobiliarios Case Shiller subió más de un +20% en 12 meses en abril.
Las yields de la deuda pública europea también retrocedieron aunque los inversores piensen que los bancos centrales se verán obligados a actuar contra la inflación, sobre todo porque las economías se mantienen bien. Con una liquidez algo menor, las tensiones persistieron en el mercado de deuda corporativa. Los emisores muy apalancados, los calificados como CCC y las empresas inmobiliarias que requieren una financiación recurrente, fueron los más afectados. Por lo tanto, los bancos centrales siguen siendo fundamentales en un entorno en el que los nervios de los inversores están siendo puestos a prueba, indican en su análisis.
Dadas las circunstancias, siguen siendo prudentes con la renta variable. Las valoraciones son menos exigentes -el S&P500 ha vuelto a su nivel de 10 años-, por lo que los repuntes técnicos siguen siendo una posibilidad. Los inversores también están infraexpuestos, la Fed ha conseguido recuperar cierta credibilidad y los riesgos externos son, en general, menos intensos. También siguen siendo cautelosos en cuanto a la duración, apuntan.
Mercados europeos
En cuanto a los mercados europeos destacan que la preocupación por el suministro energético arrastró a Europa a la baja durante el periodo. El riesgo de escasez sigue aumentando debido a las escasas exportaciones de gas ruso. Y los suministros de GNL de EE.UU. se han visto afectados por problemas técnicos y la competencia asiática. Mientras tanto, la producción hidroeléctrica pasa por dificultades debido a las sequías y la mayor parte de la red de centrales nucleares de Francia sigue sin funcionar debido a un complicado problema de corrosión. Además, el índice de confianza de los consumidores del Gkf de Alemania correspondiente al mes de junio alcanzó un mínimo histórico. En Francia, el Insee informó de que la confianza del consumidor había caído a niveles no vistos desde 2013 debido a la inflación, según los datos de Edmond de Rothschild AM.
Tras una inflación alemana inferior a la prevista y una española superior a la esperada, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, dijo que las expectativas de inflación seguían siendo el principal objetivo del BCE. Los funcionarios del BCE más agresivos o ‘hawkish’, como Martins Kazaks (Lituania) y Pierre Wunsch (Bélgica), son partidarios de una subida de tipos de 50 puntos básicos en julio, señalan desde la gestora.
EE UU
En cuanto al mercado americano indican que está teniendo unas semanas difíciles por el aumento de la preocupación por una grave recesión. Al mismo tiempo, el deflactor de precios de mayo, el indicador de inflación preferido por la Reserva Federal, se mantuvo en un elevado 6,3% interanual.
En el segundo trimestre, el S&P perdió un -16,5% y el Nasdaq un -22,4%, su mayor caída trimestral desde 2008. En lo que va de año, el S&P500 ha perdido un -20,5%, su peor resultado desde 1970. El Nasdaq (-29,5%) registró su peor caída semestral desde su creación en 1985. Netflix (-71%), Meta (-52%), Tesla (-36%) y Amazon (-36%) fueron algunos de los mayores perdedores. Por el contrario, el sector petrolero tuvo una rentabilidad superior: ExxonMobil subió un +40% y Chevron un +23%. Occidental Petroleum se disparó un +103% después de que Warren Buffet aumentara su participación.
Desde Tressis indican que estamos en un entorno de revisión a la baja del crecimiento mundial mientras que la inflación seguirá elevada en los próximos meses con un aumento del riesgo de estanflación. Aun así, en esta fase de corrección de los mercados, ven oportunidades de inversión en renta variable especialmente para carteras de nueva creación o con liquidez. Esta es una de las principales conclusiones del informe sobre perspectivas de inversión realizado por entidad.
Tressis apuesta por Bolsa americana como el principal mercado en sus carteras mixtas y de renta variable
“El escenario es de desaceleración del crecimiento, pero no de crisis financiera como la de 2008. La economía mejor posicionada para este contexto es la norteamericana, menos dependiente de energía del exterior, con un mercado laboral en recuperación y con subidas salariales, factores que dan soporte al consumo”, explica José Miguel Maté, consejero delegado de Tressis.
Por su parte, Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis, comenta que “Pese a que existen factores de riesgo, como el conflicto de Ucrania, el riesgo de estanflación y la ralentizaciónde China, también hay elementos positivos que nos invitan a ser más optimistas. La expansión de los índices manufactureros, la recuperación de sectores como el turismo, la fortaleza del mercado laboral americano o el apoyo de la política fiscal y monetaria, son elementos positivos. Además, habría que añadir la solvencia y la liquidez del mercado a nivel global”.
Momento de prudencia con carteras sólidas
Las valoraciones de renta fija y renta variable están ajustándose a un entorno de menor crecimiento y mayor inflación, que suele llevar a comprimir los múltiplos de la renta variable y aumentar la rentabilidad exigida a los bonos. Las valoraciones de la renta variable se han ajustado, siendo un activo adecuado para combatir un entorno de inflación, y los beneficios de las empresas americanas del primer trimestre de 2022 crecieron un 12%, indican desde Tressis.
Por ello, Tressis apuesta por bolsa americana como el principal mercado en sus carteras mixtas y de renta variable, más defensivo para este contexto de menor visibilidad y con mejor capacidad histórica de trasladar subida de precios y, por tanto, preservar mejor sus márgenes empresariales. Seleccionan compañías de calidad, con fuertes balances, capacidad de adaptación, ventajas competitivas y barreras de entrada.
A nivel sectorial, Tressis mantiene la preferencia por sectores defensivos como farma, tecnología con beneficios, algunos segmentos industriales con poder de fijación de precios o relacionados con la transición energética, agroalimentario y ciberseguridad.
La entidad defiende que es el momento de mantener la prudencia con carteras sólidas y diversificadas con renta fija pública y privada para la parte conservadora por las rentabilidades implícitas positivas que ofrece para los próximos años, así como otros activos que en momentos de estrés puedan tener también un efecto “protector”. “Nos mantenemos invertidos en activos como el dólar y el oro. La caída ha sido pronunciada, no solo en renta variable, sino también en renta fija”, apunta Daniel Lacalle.