El BCE había planteado 2020 como un año de cambio, pero sus planes poco tenían que ver con los que tiene ahora sobre la mesa. Su presidenta, Christine Lagarde, ha reconocido este miércoles que la entidad se plantea adoptar una nueva postura a la hora de analizar la inflación, siguiendo así la estela de la Reserva Federal de EEUU (Fed) y con el objetivo de adaptarse a la nueva situación económica regional. Ese cambio de enfoque supone que el BCE podría revisar su sistema para medir la estabilidad de los precios y, en consecuencia, abrirse a elevar la presión inflacionista antes de retirar los estímulos monetarios que ahora mismo se mantienen activos.
«La formulación de nuestro objetivo de inflación [el 2%, o ligeramente por debajo del 2%] era la apropiada cuando la principal preocupación era que la inflación se disparase», ha señalado Lagarde en la conferencia ECB and itsWatchers ante representantes del mundo académico.
La reflexión va en el mismo sentido que las últimas medidas anunciadas por el banco central estadounidense, que el pasado mes de agosto decidió permitir que la inflación suba más de lo normal, es decir más de un 2%, «durante un tiempo», después de un periodo en el que se mantendrán por debajo de ese nivel. El objetivo, en ambos casos, es respaldar el mercado laboral y la economía del país.
Las medidas que la entidad ha aplicado desde marzo impulsarán el Producto Interior Bruto (PIB) de la zona del euro en 1,3 puntos porcentuales de forma acumulada entre 2020 y 2022
Christine Lagarde también ha mostrado su confianza en los estímulos y las medidas de apoyo que el propio BCE está realizando desde el principio de la pandemia para hacer frente a la crisis económica derivada del parón de las actividades.
En su opinión, las medidas que la entidad ha aplicado desde marzo impulsarán el producto interior bruto (PIB) de la zona del euro en 1,3 puntos porcentuales de forma acumulada entre 2020 y 2022.
Todas las medidas de política monetaria aplicadas desde mediados de 2014 han tenido un impacto en el crecimiento del PIB de entre 2,5 y 3 puntos porcentuales de forma acumulada hasta 2019 y en la inflación de entre 1,7 y 2 puntos porcentuales.