Maite Nieva
La subida del precio de los bonos en EE UU y ahora en Europa ha puesto en pie de alerta a los inversores ante el riesgo de que se dispare la inflación antes de lo esperado. Las gestoras consideran que las carteras tradicionales post pandemia van a requerir afrontar nuevos retos ya que se enfrentan al dilema de protegerse de la inflación y obtener rentabilidad. A largo plazo, los Gobiernos y Bancos Centrales están acumulando una enorme cantidad de deuda, tal como revelan las subidas de las ratios de deuda pública en proporción al PIB y, a corto plazo, no se espera una retirada de estímulos. En tiempos en los que las perspectivas de rentabilidad son generalmente bajas, la asignación estratégica de activos desempeña un papel aún más importante que en el pasado, dicen los expertos. JP Morgan, Lyxor Asset Management y DW proponen para hacer frente al nuevo reto replanteándose las carteras con activos resilientes.
La cartera tradicional de acciones y bonos 60:40 nunca ha resultado tan cara, señalan los analistas de JP Morgan AM, lo que supone un reto importante para los inversores en busca de rentas y diversificación, aseguran. “El enorme apoyo de los Bancos Centrales para afrontar la pandemia ha llevado a los yields de la deuda pública cerca de mínimos históricos. Como resultado, los bonos del Estado no proporcionan los ingresos que antes sí ofrecían, también hay menos margen para que estos bonos con precios tan elevados se aprecien en un entorno de riesgo reducido y protejan las carteras”, explican. Las estrategias de renta fija flexibles, el sector inmobiliario, las infraestructuras y los hedge funds macro pueden ayudar a superar este reto, subrayan.
Uno de los desafíos más inmediatos a los que se enfrentan los inversores tras la pandemia es cómo construir una cartera resiliente que siga proporcionando una rentabilidad «decente» pese al bajo nivel en el que se encuentra la tir de la deuda pública, señala Maria Paola Toschi, estratega de mercado global J.P Morgan AM.
“El reto está en encontrar la manera de replantear la cartera tradicional de renta variable y renta fija 60:40″, según J.P Morgan AM
En su último informe sobre “Por qué y cómo replantearse la cartera 60:40” alerta sobre la importancia de replantearse la cartera tradicional de renta variable y renta fija de cara al largo plazo. “El efecto que los bajísimos tipos de interés tienen sobre las tires de deuda pública es evidente: más del 85% de la deuda pública de los mercados desarrollados proporciona unas tires inferiores al 1%, y el 35% de la deuda ofrece tires negativas”. No obstante, explica que “cambiar el enfoque tradicional de inversión y replantear la cartera a una asignación de renta variable mucho mayor para impulsar la rentabilidad implicaría aceptar una mayor volatilidad lo que puede ser una consecuencia inconveniente para los inversores cuyos objetivos de ahorro sean más a corto plazo”.
Atentos a los bonos
Desde JPMorgan consideran que lo más acertado es que los inversores mantengan una exposición flexible a la renta fija, y complementen la proporción de renta fija de la cartera con estrategias de fondos macro, inmobiliarios y de infraestructuras. El desafío de los inversores está en encontrar la manera de replantear la cartera 60:40 y, en particular, de recrear las rentas y la diversificación que solía proporcionar la tradicional exposición a la renta fija. A fin de cuentas, parece que no solo la deuda pública puede ofrecer rentas, sino que también lo hacen la deuda corporativa high yield y los bonos de mercados emergentes, explica.
“Creemos que los bonos siguen desempeñando una función vital en las carteras, pero las estrategias deben adoptar un enfoque global, ser lo suficientemente flexibles y tratar de anticiparse a los riesgos macroeconómicos y a los que traen consigo las políticas monetarias.
Un ejemplo de solución es la deuda pública china, ya que su tir oscila entre un 2% y un 3% en función de la duración, lo que la sitúa en una correlación limitada o nula respecto a la renta variable mundial y una posible revalorización de las divisas a largo plazo. En términos de rentas, las acciones de alta rentabilidad por dividendo también desempeñarán una función cada vez más importante en las carteras. Aunque los dividendos se redujeron en 2020, los analistas han empezado a revisar sus expectativas al alza para el próximo año.
Enfrentar una dicotomia
Los inversores se enfrentan al dilema de protegerse contra dos riesgos exactamente a opuestos, señala Florence Barjou, Chief Investmente Officer de Lyxor Asset, en su último informe de Management en el que analiza las perspectivas de inversión y riesgo a medida que la economía se recupera del shock del coronavirus de 2020.
“Los inversores se enfrentan al dilema de protegerse contra dos riesgos completamente opuestos”, dice Florence Barjou, Chief Investmente Officer de Lyxor Asset Management
Por un lado, advierte del riesgo de que los mercados hayan sobreestimado la fuerza del repunte económico posterior al coronavirus. Las primeras semanas del año han visto un aumento de las tensiones internacionales a medida que los países se disputan el acceso a las vacunas y el aumento de los riesgos de transmisión de las variantes del coronavirus que podrían descarrilar o posponer la salida de la crisis. Claramente, existe el riesgo de que los esfuerzos para contener la pandemia puedan interrumpir la actividad durante mucho más tiempo. Por otro lado, podríamos estar enfrentando la posibilidad de un resurgimiento de la inflación como resultado del gasto fiscal masivo bombeado a la economía y las fuertes intervenciones del banco central que hemos visto desde marzo del año pasado.
En el caso de la Reserva Federal de EE. UU. sus tenencias de activos han aumentado en un enorme 76 por ciento solo en 2020, acelerando los programas de flexibilización cuantitativa que inició después de la crisis financiera de 2008, explica este experto. “Esperamos que las economías se recuperen y la inflación repunte, pero de una manera manejable, lo que resultará en una inclinación contenida de las curvas de tasas de interés”, comenta. “Pero debemos ser conscientes de que podría ocurrir cualquier riesgo de cola, y esto debería reflejarse en nuestras estrategias de inversión. En su opinión, “esta dicotomía debería impulsar a los inversores a reconsiderar cómo ven la noción de protección o diversificación en sus carteras”.
Coberturas de riesgo
A primera vista, puede parecer imposible encontrar inversiones —o coberturas— que se beneficien en ambos escenarios de riesgo de cola, plantea este experto. No obstante, “los bonos soberanos, no deberían verse como una cobertura que lo abarca todo”, advierte. “Es cierto que unas expectativas de crecimiento más débiles probablemente conducirían a una mayor caída de los rendimientos. Pero la caída podría ser solo limitada, dado que las tasas de interés ya son tan bajas. Por el contrario, el segundo escenario, un gran rebasamiento de las expectativas de inflación, haría subir los rendimientos nominales, lo que afectaría a la clase de activos”. El oro podría ser un candidato potencial, subraya.
“Las inversiones de alto riesgo ha alcanzado niveles que limitan considerablemente el potencial de rentabilidad a largo plazo” advierte Francesco Curto, Global Head of Research para DWS
Desde la perspectiva de Florence Barjou la búsqueda de rentabilidad y diversificación no debe terminar con la división renta variable / renta fija o con asignar parte de la cartera a inversión colectiva en valores mobiliarios alternativos. “Estamos en medio de cambios importantes y continuos en la economía global como resultado de la búsqueda de un modelo de desarrollo más sostenible. Esta tendencia secular está creando nuevas oportunidades”, dice. “Una posibilidad es el mercado de materias primas, donde los inversores pueden encontrar una fuente adicional de rendimiento, así como una cobertura para otras exposiciones de la cartera en un entorno de inflación creciente”. Un ejemplo es el cobre, dice. Se utiliza ampliamente en la industria de las energías renovables, ya que ayuda a optimizar la generación de energía solar, hidráulica, térmica y eólica. Independientemente de lo que observemos al administrar carteras, recomienda tener en cuenta “el giro global hacia la energía limpia y los cambios estructurales que probablemente desencadene en todas las clases de activos orientados a la economía más digital”.
Asignación estratégica
A largo plazo los inversores se enfrentan a varios retos importantes, advierte Francesco Curto, Global Head of Research para DWS. “Las inversiones de alto riesgo, como la renta variable o los bonos corporativos, han alcanzado niveles que limitan considerablemente el potencial de rentabilidad a largo plazo a costa de los recursos naturales”, argumenta. Y, “este camino no es sostenible», advierte. Para los inversores, esto significa que deben replantearse su estrategia de inversión, dice este experto. En este sentido las oportunidades de rentabilidad para las inversiones en renta variable a largo plazo que siguen criterios ESG son mejores en la mayoría de las regiones que para las inversiones clásicas, según las previsiones que ha elaborado el DWS Research Institute por primera vez .
Para los analistas de DWS, invertir únicamente en acciones y bonos, no es la combinación más prometedora. “La asignación estratégica de activos en tiempos en los que las perspectivas de rentabilidad son generalmente bajas, desempeña un papel aún más importante que en el pasado”. Desde el punto de vista regional, los expertos de DWS son positivos con Asia. “La reactivación económica, que se espera en casi todas las regiones a corto plazo tras la desaceleración provocada por el coronavirus, tendrá probablemente una base mejor que en muchos países occidentales industrializados.”, argumentan. “Esto se debe a las tendencias demográficas más favorables y a las ventajas en el desarrollo de la productividad. En consecuencia, las perspectivas para la renta variable y la renta fija asiáticas son halagüeñas”, explican