El presidente de Credit Suisse, Axel Lehmann, ha ofrecido una disculpa pública durante la reunión anual que tiene la entidad con los accionistas, por primera vez desde la adquisición de la entidad por de la entidad por parte de UBS.
Ni los accionistas de UBS ni los de Credit Suisse pudieron votar sobre el acuerdo firmado a medidos de marzo, cuando se anunció que UBS había pactado la compra de Credit Suisse por 3.000 millones de francos suizos con el apoyo del Gobierno suizo, que se ha comprometido a ofrecer líneas extraordinarias de liquidez a ambas entidades para cerrar la operación.
Un acuerdo controvertido. De hecho, la Oficina del Fiscal General de Suiza ha abierto una investigación sobre la toma de control de Credit Suisse por parte de UBS. El objetivo es cerciorarse de que se ha respetado la legislación. Según ha destallado, la operación incluye «numerosos aspectos que necesitan ser investigados».
Tras el colapso de Silicon Valley Bank, Credit Suisse fue visto como un eslabón débil en el sector bancario europeo después de una serie de escándalos en los últimos años, fuertes salidas de clientes y una caída en el precio de las acciones. Los temores de contagio despertaron temores existenciales sobre el futuro del banco, lo que llevó a las autoridades suizas a negociar rápidamente un acuerdo de adquisición. «Sin embargo, las repercusiones de este acuerdo apresurado están comenzando a materializarse con accionistas, empleados y contribuyentes enojados», señalan los analistas de Interactive Investor.
Aunque aún hay dudas sobre la viabilidad de la fusión, el Banco Central Suizo ha admitido que sin esta adquisición negociada por el gobierno, era muy probable que se produjera una crisis financiera nacional y a nivel global.