Maite Nieva
Los mercados llevan tiempo preocupados por la desaceleración de la economía china y las últimas medidas tomadas por el Gobierno chino para reorientar el modelo de crecimiento del país no acaban de convencer a los inversores. La decisión del Banco Central de bajar los tipos de interés por segunda vez en un año, después de recortar sus previsiones de crecimiento, ha supuesto un jarro de agua fría para muchos inversores que han visto en esta medida un claro aviso de la ralentización de la economía el país asiático. No obstante, las grandes carteras siguen atraídas por su potencial y opinan que sería un error ignorarlo ya que las mayores oportunidades se concentran en áreas tecnológicas básicas como los semiconductores, los vehículos eléctricos, la inteligencia artificial, la robótica y la automatización.
China ha priorizado el modelo de crecimiento del país y ha optado a bajar los tipos de interés en enero por segunda vez consecutiva desde abril de 2020. La decisión se ha tomado tras registrar unos datos macroeconómicos que, a pesar de estar por encima de las previsiones del mercado, han puesto de relieve la ralentización de la economía del país.
Las cifras del Producto Interior Bruto (PIB) del cuarto trimestre han mostrado una ralentización del crecimiento del 4,9 % al 4,0 % interanual, si bien han estado muy por encima de las previsiones del consenso que esperaba un aumento del 3,6 % interanual. Además, este resultado ha supuesto que la economía china en su conjunto se expandió un 8,1% en 2021.
“La perspectiva de la actividad china es, con diferencia, el mayor reto en el horizonte económico», según Diogo Gomes, Senior CRM de UBS AM Iberia
No obstante, esta desaceleración, motivada por la política de “cero Covid” y la situación de crisis del sector inmobiliario, ha llevado al Banco Popular de China a recortar sus tipos de interés en 10 pb, como parte de su compromiso de evitar una excesiva desaceleración a través de herramientas monetarias y fiscales. Su finalidad es promover la estabilidad económica. Y evitar un aumento excesivo de la inflación.
“La buena noticia es que los principales indicadores económicos adelantados parecen haber tocado suelo, lo que es coherente con esperada mejora cíclica de la actividad que se producirá en el verano”, señala David Rees, economista senior de mercados emergentes de Schroders. Mientras tanto, el recorte de los tipos de interés anunciado el lunes pasado se suma al estímulo que están aplicando las autoridades. En última instancia, esto debería ser positivo para los mercados, opina el analista.
Un reto económico
La perspectiva de la actividad china es, con diferencia, el mayor reto en el horizonte económico, señala Diogo Gomes, Senior CRM UBS AM Iberia. En su opinión, “reorientar el modelo de crecimiento del país hacia el incremento del consumo y la mejora de las capacidades tecnológicas para reducir la dependencia de los mercados extranjeros no será un proceso fácil”. Por otra par “es dudoso que las oportunidades de inversión sean tan amplias o se materialicen tan rápidamente como lo ha sido el crecimiento intensivo en crédito impulsado por el sector inmobiliario y las infraestructuras”.
No obstante, desde UBS AM creen que “un crecimiento superior a la tendencia en los principales mercados desarrollados será más que suficiente para compensar una rebaja del crecimiento de China. También es una de las pocas regiones en las que se prevé que el crecimiento del gasto de los consumidores se acelere en el próximo año”, comenta.
Según sus previsiones, “a pesar de la tendencia estructural, hay una serie de catalizadores a corto plazo que apuntan a la estabilización y quizás a un modesto repunte de la actividad china”. Por otra parte, “la sólida demanda de EE.UU. y la Unión Europea está llevando el superávit comercial chino a un récord, lo que apuntala la producción nacional. Un giro en el impulso crediticio antes de que acabe el año debería poner otro soporte a la actividad”. Además, creen que se producirá una recuperación más completa de la movilidad en China tras los Juegos Olímpicos de Invierno, lo que apoyará los esfuerzos por reequilibrar el crecimiento hacia el consumo.
Ignorar Asia, un error
Un estudio de Global Fortune revela que un total de 203 de las 500 empresas con mayor volumen de negocio tienen su sede en Asia. Sólo China y Japón representan 188 de estas compañías. “Teniendo en cuenta la velocidad de la innovación en Asia, ignorar el continente sería un grave error” asegura Frank Schwarz, gestor del MainFirst Global Equities Fund.
Uno de los motivos, es que para poder beneficiarse de las tendencias del sector tecnológico en los próximos 10 años, no se puede ignorar el continente asiático en la asignación de activos, argumenta Frank Schwarz. “En los últimos ocho años, la empresa media del MSCI World ha aumentado sus ingresos sólo un 4% al año. Las principales economías desarrolladas incluidas en el índice, encabezadas por Estados Unidos, deberían enfrentarse a una década de menor crecimiento. En cambio, vemos que países como Corea del Sur y China están invirtiendo mucho en investigación y desarrollo para desafiar con éxito la pretensión de liderazgo del mundo occidental, como ya se ha puesto de manifiesto en los últimos años”, explica. Desde la gestora han lanzado recientemente el fondo MainFirst Megatrends Asia, con un volumen de inversión inicial de casi 90 millones de dólares, para ofrecer a los inversores “un acceso sin restricciones a este mercado en crecimiento”, explica el gestor.
El Silicon Valley del futuro
“Vemos aquí el Silicon Valley del futuro, al menos en parte”, dice Frank Schwarz. “La velocidad con la que avanzan los nuevos modelos de negocio en Asia, promovidos por el Estado, sigue aumentando”, comenta. “China superó a EE.UU. en términos de gasto en investigación y desarrollo en 2020 y se espera que en 2025 la República Popular ya invierta aquí alrededor de 900.000 millones de dólares anuales. Las mayores oportunidades en Asia se concentran en áreas tecnológicas básicas como los semiconductores, los vehículos eléctricos, la inteligencia artificial, la robótica y la automatización”, subraya. Los epicentros tecnológicos son los países de Corea del Sur, Japón, China y Taiwán. Por otra parte, el impacto del avance económico y la creciente prosperidad se reflejará inevitablemente en los mercados de bienes de consumo, asegura.
“Ignorar el continente sería un grave error teniendo en cuenta la velocidad de la innovación en Asia,” asegura Frank Schwarz, gestor del MainFirst Global Equities Fund
Según las previsiones de Goldman Sachs para 2022 China tolera una reducción del crecimiento pese a la ralentización económica. “Cuando se trata de activos chinos, la idea de que pueden haberse vuelto «no invertibles» nos parece demasiado negativa para las acciones chinas de crecimiento y tecnología”, señalan. “Dado el gran peso de las acciones chinas en los índices bursátiles de mercados emergentes amplios, será cada vez más importante considerar el caso de inversión para las acciones de mercados emergentes excluidas de China por separado, donde seguimos siendo constructivos en las carteras”.
Las dudas a corto plazo, un lastre
Durante la segunda mitad del 2021, el gobierno chino de Xi Jinping, trazó nuevas líneas para su plan de crecimiento quinquenal (2020-2025), donde presentó una batería de leyes con el fin de regular determinados sectores, como el de la construcción, educación y media entre otros. “Las medidas fueron bastante restrictivas y provocaron una venta masiva por parte los accionistas, concentradas en algunas de compañías y sin tener en cuenta el verdadero efecto de las mismas en el medio-largo plazo”, explican desde Value True. “La cartera asiática ha bajado una media del 9.50%”. Todo indica que la ralentización de las exportaciones, junto con los continuos problemas del sector inmobiliario, pesarán sobre la actividad a corto plazo”, señalan.
David Rees, economista senior de mercados emergentes de Schroders considera que hay tres razones por las que la actividad puede seguir siendo débil a corto plazo: Las exportaciones de productos manufacturados, que han sido el principal motor del crecimiento durante la pandemia, parece que se van a ralentizar. Por otra parte, es probable que los problemas del sector inmobiliario se prolonguen durante un tiempo. Y en tercer lugar, las estrictas restricciones fronterizas de China ante el objetivo de “cero Covid”. “ La política de tolerancia cero ha llevado recientemente a la imposición de restricciones en Tianjin, y la mayor transmisibilidad de la variante Ómicron indica que es casi seguro que más ciudades se vean afectadas en breve”.
En cuanto al crédito, las áreas de valor más atractivas se encuentran en Asia, los mercados emergentes y en el alto rendimiento, señalan desde Schroders. Aunque las valoraciones de los bonos corporativos con grado de inversión no son baratas, están fundamentadas y deberían permanecer estables, siempre que la reducción y los ajustes de la política se desarrollen como se espera, señala Saida Eggerstedt, responsable de crédito sostenible de Schroders.
Por otra parte, «los riesgos sistemáticos del sector inmobiliario chino deberían permanecer contenidos, ya que los bancos chinos tienen poca exposición, comenta Angus Hui, responsable de crédito para Asia y los mercados Emergentes. “Esperamos una fragmentación del mercado inmobiliario y una consolidación”.