Maite Nieva
La solidez del gigante asiático marca tendencia en las carteras de las grandes firmas de inversión. China se ha convertido en la estrategia estrella para 2021. Y no sólo porque crecerá este año un 8,1% ,frente a un 4,3% del PIB de las economías avanzadas, según las previsiones del FMI, sino por la madurez de su economía y la creciente y continua integración en los mercados financieros mundiales. La creciente madurez empresarial del gigante chino es otro de los factores que hace que este país sea una opción atractiva para los inversores. Mientras la evolución de los mercados de renta variable refleja el éxito de la economía china, que cerró 2020 con una subida de aproximadamente el 26%, frente al 13% de Estados Unidos, los nuevos modelos de negocio y nuevas compañías que han surgido respaldan que esta tendencia continuará durante 2021.
La solidez del gigante asiático se ha ido asentando en las carteras a lo largo del último año y si, en algo han coincido las estrategias de inversión de la mayoría de las gestoras es en el papel que ocupará China como líder de la reactivación económica en 2021. Las estadísticas sugieren que las condiciones siguen siendo favorables para permitir que su economía continúe la recuperación emprendida en los últimos meses, coinciden los expertos.
“China ha sido la única entre las principales economías en cerrar 2020 con un PIB positivo y no pensamos que este ritmo sostenido se vaya a pausar de cara a 2021”, dice Jaime Raga, responsable de Relación con Clientes de UBS AM Iberia
Así lo han confirmado también las últimas previsiones macroeconómicas del Fondo Monetario Internacional (FMI). China, crecerá este año un 8,1% frente a un 4,3% del PIB de las economías avanzadas. Por otra parte, es la única gran economía mundial que logró esquivar la recesión en 2020, con un crecimiento del PIB del 2,3%, frente a la contracción estimada del 4,9% de las economías avanzadas en 2020. La madurez de su mercado financiero y apertura de China a los inversores extranjeros s, así como la: carrera tecnológica que se prevé en el horizonte entre EE.UU. y China conforman un nuevo acicate para los inversores.
Crecimiento en todos los sectores
Una de las razones que confirman su liderazgo en las carteras de los inversores es su positivo Producto interior Bruto (PIB), señala Jaime Raga, responsable de relación con clientes de UBS AM Iberia. “Es un estímulo positivo para las perspectivas del mercado mundial, en general, y para los mercados emergentes y, concretamente, para China y su continua integración en los mercados financieros mundiales, dice. “De hecho, China ha sido la única entre las principales economías en cerrar el 2020 con un PIB positivo y no pensamos que este ritmo sostenido se vaya a pausar de cara a 2021”, dice. Por el momento, se prevé que la tasa de crecimiento del PIB chino superará el 8% este año, factor que creará grandes oportunidades en los mercados.
Un año después del inicio de la pandemia de Covid-19, China ha vuelto a su tasa de crecimiento anterior a la crisis. La aceleración del crecimiento observada en el último trimestre de 2020 afecta a todos los sectores, apunta, Thuy Van Pham, economista de Mercados Emergentes en Groupama AM. En particular, la producción industrial y las exportaciones fueron dinámicas, lo que finalmente apoyó el gasto de inversión de las empresas manufactureras, comenta. Al mismo tiempo, la actividad en el sector de la construcción continuó creciendo con fuerza, mientras la recuperación del consumo continúa”, explica., “aunque de forma lenta, consolidando la recuperación de la actividad de servicios”, subraya.
Aberdeen Standard Investments ve oportunidades en el mercado de acciones chinas clase A. ”Es inmenso, muy líquido, altamente eficiente y las oportunidades de encontrar ‘alpha’ son considerables”
En su opinión, las buenas estadísticas para el mes de diciembre sugieren que las condiciones siguen siendo favorables para permitir que la economía continúe su recuperación en 2021, dice este experto. Además, “China debería seguir beneficiándose de la buena salud del comercio mundial por un lado, y de las consecuencias de las medidas de confinamiento persistentes en los países desarrollados en la cadena de suministro global, por el otro,” según sus previsiones.
Aumenta el atractivo de la Bolsa
La mayor madurez empresarial del gigante chino es otro de los factores presentes en las carteras, coinciden los expertos. “El 2020 fue un año muy dinámico; han surgido nuevos modelos de negocios en China, nuevas compañías y muchas empresas que durante los últimos años, han usado dinero del capital privado para financiar el desarrollo de sus negocios”, señalan desde UBS. “Ahora son suficientemente maduras como para generar flujos de caja e ingresos y, están listas para cotizar en Bolsa, dice Jaime Raga. Y, por lo tanto, durante 2021 esta tendencia continuará”, dice. Además, destaca que el gobierno chino está apostando por el crecimiento y acaba de definir un plan quinquenal para los próximos cinco años. “Dado que, en el pasado, el gobierno siempre hizo un muy buen trabajo en lo que se refiere a la actuación de su plan quinquenal, no tenemos razón para pensar que esta vez será diferente”, subraya..
La evolución de los mercados de renta variable refleja el éxito de la economía china, que cerró 2020 con una subida de aproximadamente el 26%, frente al 13% de Estados Unidos”, señala Thuy Van Pham. “Los sectores de las tecnologías de la información y la sanidad han sido los que mejor se comportaron en 2020, con una subida de aproximadamente el 64% y el 55%, explica. También los sectores de consumo discrecional y servicios de comunicación también han impulsado los resultados.”
En Aberdeen Standard Investments ven oportunidades en el mercado de acciones chinas clase A. “Es inmenso, muy líquido, altamente eficiente y cuenta con escasa representación en las carteras a nivel global. Por tanto, las oportunidades de encontrar” alpha” son considerables”, aseguran los analistas de la firma de inversión. No obstante, creen que adentrarse en este mercado sigue presentando retos. De hecho, “contar con información y con un punto de vista local son dos factores críticos”, señalan. En los mercados esperan que el crecimiento de los beneficios pase de un solo dígito medio en 2020 a un dígito alto en 202l.
“La rivalidad estratégica entre Estados Unidos y China parece llegar para quedarse. Creemos que los inversores necesitan estar expuestos a ambos polos del crecimiento global”, dicen en BlackRock
Nuevas oportunidades
También Mainfirst sigue ampliando su sobreponderación en China dado que siguen viendo oportunidades de compra en este país, explica Thomas Rutz, Gestor de Mainfirst Emerging Markets Corporate Bond Balanced y Mainfirst Emerging Markets Credit Opportunities Fund. Uno de los factores a destacar es que “la administración china está aceptando ahora en mayor medida las fuerzas del mercado, la única forma de obligar a las empresas estatales a mejorar sus resultados”, dicen. Y, esta evolución es positiva a largo plazo, aseguran.
El pulso entre dos potencias
La relación entre China y el gobierno de EE UU con la carrera tecnológica en el horizonte y la promesa de neutralidad por parte de China en cuanto a las emisiones de carbono para 2060, son factores que despiertan una gran expectación en los mercados.
Los analistas creen que es improbable que la rivalidad entre estas dos potencias se desvanezca en la carrera tecnológica con el nuevo presidente, Joe Biden. Desde BlackRock creen que “la rivalidad estratégica entre Estados Unidos y China parece llegar para quedarse, con la competencia y la bifurcación en el sector tecnológico en su núcleo”, dicen los analistas del banco de inversión estadounidense. “Nosotros creemos que los inversores necesitan estar expuestos a ambos polos del crecimiento global.
Sin embargo, muchos expertos esperan que las relaciones sean más predecibles que con Trump. Los presidentes de ambos países tienen filosofías y maneras de actuar diferentes y , probablemente, “las relaciones sean menos conflictivas con Biden que con el anterior presidente”, según las previsiones de UBS. “En este sentido, el enfoque de Biden hacia China está preparado para ser más predecible, pero aun así es conflictivo”, dice Jaime Raga. “Habrá menos énfasis en la balanza comercial y una relajación gradual en los aranceles, pero la tecnología servirá como foco en el continuo deterioro de las relaciones entre EE.UU. y China”. En su opinión, China tendrá que desarrollar internamente nuevas tecnologías en lugar de importarlas de EE.UU. No obstante cree que habrá una mayor cooperación en ámbitos como el calentamiento global o el control nuclear. Los métodos del nuevo presidente para nivelar las desigualdades percibidas en la relación entre EE.UU. y China probablemente se centrarán en fortalecer los Estados Unidos, en la medida en que el Congreso esté dispuesto a ello, en lugar de medidas en las que el objetivo principal sea reducir la producción china.