Mercedes Cobo ■
Los resultados trimestrales permitirán contrastar las expectativas del mercado con la realidad y formarán la base para las estimaciones de beneficios de 2023, que reciben cada vez más atención por parte de los mercados de capitales. Las estimaciones de beneficios publicadas para el tercer y cuarto trimestre tienden a ser demasiado elevadas, según DWS, pero, en general, no anticipan que los beneficios o las ventas se desplomen en términos nominales.
El 14 de octubre comienza de forma oficial la ronda de resultados con el anuncio de las cuentas del tercer trimestre de Citi, JP Morgan, Morgan Stanley y Wells Fargo. Aunque no esperan que los resultados del tercer trimestre sean especialmente malos, es posible que haya que revisar las previsiones de consenso para 2023, un año que, probablemente, no será “normal”, indica Thomas Bucher, estratega de renta variable en DWS.
Los expertos se preguntan si los resultados trimestrales tendrán más importancia que nunca, para demostrarles a unos inversores extremadamente nerviosos que muchas empresas lo están haciendo relativamente bien, al menos teniendo en cuenta que la renta variable global ha caído un 25% desde los máximos de 2021, o resultarán poco relevantes, porque existen otras preocupaciones más relevantes como la inflación, las fuertes subidas de tipos, las turbulencias que están viviendo las divisas, los problemas con el suministro energético y la guerra iniciada por Rusia, que podría volverse aún más impredecible.
Las estimaciones de beneficios del S&P 500 para 2023 serán más bajas que las de 2022, según DWS
En opinión de DWS, ambas opciones podrían ser válidas, ya que los precios de las acciones dependen de dos factores: los beneficios y el múltiplo de valoración (ratio precio-beneficio o PER) que los inversores están dispuestos a pagar por esos beneficios. “En los últimos años, los PER han seguido muy de cerca las rentabilidades reales de los bonos gubernamentales y la volatilidad del mercado de renta variable. En EE. UU., las rentabilidades reales han pasado del -1,0% al +1,5% en lo que va de año; en Alemania, del -2% a cerca del 0%. Por su parte, la volatilidad del S&P 500[2], por ejemplo, vuelve a rozar máximos en el año. Estos dos factores probablemente han sido los que más han influido en el mal comportamiento que han registrado las bolsas en las últimas seis semanas», apunta Thomas Bucher.
En este contexto, considera que el impacto que pueden tener los resultados es mucho, como siempre, porque permitirán contrastar las expectativas del mercado con la realidad y formarán la base para las estimaciones de beneficios de 2023, que reciben cada vez más atención por parte de los mercados de capitales. “En nuestra opinión, las estimaciones de beneficios publicadas para el tercer y cuarto trimestre tienden a ser demasiado elevadas, pero, en general, no anticipamos que los beneficios o las ventas se desplomen (en términos nominales). Sin embargo, creemos que las estimaciones de consenso para 2023 podrían volver a revisarse a la baja durante la temporada de resultados, lo que coincidiría con nuestra previsión. Por ejemplo, hay muchas probabilidades de que las estimaciones de beneficios del S&P 500 para 2023 sean más bajas que las de 2022”, explica David Bianco, director de inversiones (CIO) para las Américas en DWS.
Estimaciones
En cuanto a cómo han evolucionado a lo largo de este año las estimaciones de beneficios para los próximos 12 meses de algunos sectores, indican que pese al revuelo que ha causado la ganancia del 160% del sector energético, su ponderación (del 5%) es manejable. “Por otra parte, solo las estimaciones para materiales básicos e industriales son más altas que a principios de año, ya que las del resto de los sectores se han revisado a la baja (sobre todo, las de servicios de comunicaciones), lo que se ha traducido en una caída agregada de aproximadamente el 2%. Esta cifra no parece demasiado cauta en el entorno actual. En términos reales, es decir, ajustada por la inflación, resulta aún menos alentadora. Y hay otro ajuste que veremos cada vez con más frecuencia en los resultados trimestrales: el del tipo de cambio, otro factor que dificultará las comparaciones interanuales para los inversores y complicará la planificación para las empresas. Aunque, en cualquier caso, los inversores no deberían esperar que las cosas vuelvan a la normalidad en los próximos meses”, señalan.
A pesar de las subidas en los mercados, desde Gesconsult, avisan que la realidad no ha cambiado. Aseguran que los bancos centrales no han cambiado y que el “enemigo número uno” sigue siendo la alta inflación. Por tanto, la intervención del Banco de Inglaterra o los datos manufactureros en EEUU pueden optimismo, pero no significa que se haya tocado suelo, advierten.
Oportunidades en los mercados bajistas
Steve Watson, gestor de Capital Group, considera que las perturbaciones del mercado son una realidad para los inversores y que es cuestión de tiempo tener que enfrentarse a ellas. “Siempre he pensado que el mercado fluctúa entre el entusiasmo excesivo y el pesimismo extremo. Un inversor con un grado razonable de objetividad puede obtener buenos resultados vendiendo en el primer caso y comprando en el segundo. Este enfoque suele ocasionar ciertos problemas, y tiende a ofrecer mejores resultados en las primeras etapas de los mercados alcistas, cuando el pesimismo da paso al optimismo. Warren Buffett lo definió mejor: «Hay que ser temeroso cuando los demás son codiciosos y codicioso cuando los demás son temerosos». Dicho de otro modo: los mercados bajistas pueden ser un buen aliado para los inversores, siempre que estos mantengan la calma, sean pacientes y se enfoquen en el largo plazo”.
Generali Investments predice una recesión del 0,3% en 2023 en Europa
Aconseja invertir en una compañía cuando los precios son bajos y no cuenta con el favor de los inversores, pero también le gusta mantener la inversión durante el tiempo suficiente como para que el mercado refleje lo que, en su opinión, es el verdadero valor de la compañía en cuestión. A pesar de su preferencia por las compañías de valor, sigue confiando en la gran capacidad de resistencia del sector tecnológico. “El momento de entrada en la compañía es importante para mí, por lo que trataré de invertir en ciertas compañías tecnológicas cuando su cotización esté a la baja”.
Además, añade, “llevo bastante tiempo prestando especial interés a los dividendos como el principal mecanismo que utiliza una compañía para transferir valor a sus inversores. En mi opinión, el potencial de las compañías que reparten dividendos para ofrecer una estabilidad relativa en periodos de inestabilidad de los mercados es hoy más importante que nunca. Y, de hecho, sigo invirtiendo en compañías con un gran volumen de dividendos, así como en empresas con dividendos en crecimiento”.
La crisis energética lastra a Europa
“La crisis energética en Europa dejará huella a largo plazo”, asegura Vincent Chaigneau, jefe de análisis de Generali Investments. Considera que con los precios energéticos en la UE estrechamente correlacionados con los del gas, Europa se ha vuelto mucho menos competitiva. “Los sectores que hacen un uso intensivo de la energía, como el aluminio/acero, el vidrio, los productos químicos, los productos agroalimentarios, etc., están viendo cómo se reduce la producción o se deslocaliza fuera del continente”.
La cadena de suministro de energía se ha reorganizado rápidamente y las reservas de gas se han acumulado con rapidez, explica. Pero el efecto del precio se mantiene y el racionamiento puede seguir ocurriendo en caso de un invierno duro, advierte. “Europa ha sufrido un gran choque en la relación de intercambio, lo que ha provocado un espectacular deterioro de su balanza comercial. Como la cuenta corriente también se vuelve negativa, el exceso de ahorro interno desaparecerá y Europa dependerá más de los inversores extranjeros. Esto puede provocar un aumento relativo de los tipos de interés reales a largo plazo y sugiere que los bonos del Tesoro son un mejor refugio que los Bunds en estos momentos. Predecimos una recesión leve (-0,3% en 2023), pero las simulaciones macro de escenarios adversos del gas natural indican una caída potencialmente mucho mayor (3% o más)”.
En cuanto a la economía de EEUU, ahora autosuficiente, señala que está relativamente aislada de la crisis energética. No obstante, advierte, “el rápido endurecimiento monetario ha provocado un fuerte deterioro de las condiciones financieras, que inevitablemente perjudicará al crecimiento tras el breve repunte del tercer trimestre Una recesión en el sector manufacturero es casi segura, aunque esperamos una mayor resistencia de la economía en general (+0,3% en 2023, con riesgos muy sesgados a la baja)”.