Maite Nieva
Las economías de España y Portugal afrontan la era post Covid tras un periodo sostenido de desaceleración económica, pero más allá del carácter coyuntural del shock económico actual es acorde con la evolución del ciclo económico, que ha puesto fin a un periodo de recuperación económica iniciado en 2012, según la agencia española de calificación de crédito, Axesor Rating. El impacto de la crisis sanitaria sobre la economía y las finanzas públicas ha llevado a la agencia crediticia a rebajar la calificación del Reino de España hasta A- con tendencia Establedesde A con tendencia en observación, mientras que el rating de crédito de Portugal se fortalece hasta BBB+ en observación.
—¿A qué se enfrentan España y Portugal en la era postCovid?
—Ambas economías enfrentan la era post-Covid tras un periodo sostenido de desaceleración económica, más acusado en el caso de España, motivado entre otros por las incertidumbres en torno al comercio internacional, pero en todo caso acorde con la evolución del ciclo económico.Sin embargo, el estallido de la pandemia y la diferente afección que a nivel sanitario ha tenido sobre ambas economías es uno de los principales factores que empañaran la recuperación económica de los próximos meses, por los efectos negativos que la agudización de las incertidumbres tendrá sobre la evolución del consumo (con caídas más acusadas en el caso de España) y el turismo (de gran importancia en la economía de ambos países y motor de recuperación tras la crisis financiera de principios de siglo). -España ocupa la séptima posición en el ranking mundial por número de contagiados y fallecidos frente a la 49 de Portugal.
Ante esta situación esperamos que la economía española se contraiga este año un 11,8% frente al 9% esperado en la economía de Portugal. Es previsible una recuperación en 2021, siempre bajo un escenario de elevadas incertidumbres, en el que España podría crecer en torno a un 7% favorecida por esa demanda embalsada que se podría materializar en el contexto de una tasa de ahorro familiar en máximo históricos y la recuperación del sector exterior).
“Esperamos que la economía española se contraiga este año un 11,8% frente al 9% esperado en la economía de Portugal»
—¿Cuáles son los principales factores que marcanla diferencia de calificación entre ambas economías?
—Uno de los rasgos diferenciadores entre ambos países se encuentra en el mercado laboral. Portugal ha conseguido mantener una reducción sostenida de la tasa de desempleo hasta prácticamente converger con sus socios comunitarios y situarse próxima a su tasa de desempleo estructural. Mientras, España, continúa liderando el ranking de las grandes economías europeas, con una tasa de paro estructural que igualmente se encuentra a la cabeza. Y aunque es cierto que la presión inflacionista es reducida, pone de manifiesto la necesidad de seguir trabajando en reformas educativas, laborales, … que permitan una mejora de esta situación.
Igualmente destacamos las diferencias en las finanzas públicas. Aquí es reseñable el importante esfuerzo realizado por el Gobierno luso en pro de la consolidación fiscal, hasta el punto de haber cerrado el último año con superávit fiscal y mantener un superávit primario sostenido el tiempo. A diferencia de España que, pese a que también ha mostrado un importante proceso de consolidación fiscal, su tendencia ha sido más lenta, cerrando el último año en los límites establecidos por Maastricht. Además, es importante señalar la falta de superávit primario, tan necesario para mantener una senda sostenida de reducción de deuda pública.
En este sentido, entre los principales factores limitantes de nuestra calificación de Portugal es su elevado nivel de deuda pública, y aunque es loable su reducción gracias a ese superávit primario generado -a diferencia de España en la que la reducción responde a efecto cíclico- aún se mantiene en niveles elevados que agudizan la vulnerabilidad financiera de su economía, mitigada en la actualidad por el entorno de política monetaria expansiva en el que nos encontramos.
— ¿En qué punto se encuentra la economía española en estos momentos y cuáles son las previsiones a corto y medio plazo?
—En el caso de España ahora mismo nos encontramos expectantes ante la evolución de la pandemia, ya que pueden terminar derivándose medidas que limiten el libre desarrollo de la actividad económica y por tanto penalicen nuestras previsiones. No obstante, una vez conocidos los datos de turismo de la temporada estival, así como la recaudación de las principales figuras impositivas durante este periodo, hemos revisado a la baja las previsiones de crecimiento para este año al -11,8%. En buena parte explicadas por esa contracción del consumo doméstico que la incertidumbre sobre la evolución del mercado laboral potencia y deriva en un incremento de la tasa de ahorro familiar. No obstante, esperamos que, una vez reducidas estas incertidumbres, buena parte de esa demanda embalsada termine materializándose en 2021 favorecida por la tasa de ahorro en máximos históricos.
—¿Y, Portugal?
—A pesar de que la pandemia en Portugal está teniendo una menor afectación, las medidas puestas en marcha por el ejecutivo luso para su control se encontraron a un nivel similar que las de España durante la primera ola, e incluso superior durante la segunda. Ello ha ocasionado una importante contracción de la economía durante este primer semestre del año que, si bien es cierto, se ha encontrado casi cinco puntos porcentuales por debajo de la registrada por España. No obstante, se trata de una economía muy terciarizada con gran importancia del turismo, por lo que las incertidumbres en torno al avance de la pandemia afectarán negativamente la evolución de la economía en 2020, apuntando hacia una contracción del 9% y una recuperación algo superior al 5%.
“La alta dependencia de actividades vinculadas al contacto social –turismo, hostelería y ocio– acentúa la vulnerabilidad de la economía española a la evolución de la pandemia y la traslada al mercado laboral”
— ¿Qué ha pesado más a la hora de revisar la calificación crediticia de España? ¿Cuáles son las principales fortalezas y debilidades?
—Nuestras calificaciones no consideran exclusivamente acontecimientos coyunturales, sino también la evolución estructural de las economías, es lo que denominamos “a lo largo del ciclo”. La economía española ha realizado un importante proceso de corrección tras la crisis financiera de principios de siglo; ha crecido por encima de sus pares europeos; ha mejorado su posición exterior con recurrentes superávit corrientes beneficiados por la mejora de competitividad y la mayor actividad exportadora. Además, ha saneado el sistema financiero que parte de una mejor situación para enfrentarse a las consecuencias económicas de esta pandemia y ha mantenido una lenta, pero recurrente, senda de consolidación fiscal. Sin embargo, su alta dependencia de actividades vinculadas al contacto social -turismo, hostelería y ocio- acentúa la vulnerabilidad de su economía a la evolución de la pandemia, situación que tendrá su traslación a un mercado laboral caracterizado por un alto peso del empleo temporal, fuertemente vinculado a este tipo de actividades. Es por ello por lo que esperamos que el pico de desempleo pueda llegar a alcanzar el 20% con una corrección hacia el 17% que sin duda se situará dos puntos porcentuales por encima del dato de cierre de 2019. Además, no podemos olvidar el estrecho margen fiscal con el que contaba el gobierno para hacer frente a esta pandemia, lo que presionará al alza sobre el déficit y la deuda pública. Finalmente España, al igual que Portugal, se enfrenta al reto del envejecimiento poblacional, con una tasa de dependencia creciente que presionará sobre el potencial de crecimiento económico por la menor propensión al consumo de estas personas y la mayor necesidad de gasto público asistencial.
—¿Cómo afectará este escenario al mercado financiero español?
—La reestructuración efectuada en los últimos años ha permitido que el mercado financiero parta de una buena situación para acompañar la recuperación, con mayores tasas de capitalización y liquidez, y una menor morosidad, pero con un problema de rentabilidad que se agudiza por la política monetaria expansiva. Esto para muchas entidades supone no cubrir el coste de capital. Por ello esperamos nuevos movimientos de consolidación dentro del sistema financiero, sin descartar algún movimiento incluso a nivel europeo. Valoramos positivamente las dispensas regulatorias puestas en marcha por supervisores para hacer frente a esta pandemia, pero hemos de tener en cuenta que de este proceso de concentración se derivaran entidades de mayor tamaño que agudizaran el riesgo sistémico y que por tanto requerirán de una vigilancia estrecha para mitigar en la medida de lo posible ese riesgo.
“El proceso de concentración bancaria derivará en entidades de mayor tamaño que agudizarán el riesgo sistémico y que por tanto requerirán de una vigilancia estrecha para mitigarlo”
— ¿Cuáles son las perspectivas para la deuda española?
—Ante un entorno monetario expansivo no esperamos observar tensiones en la deuda, al menos en el corto-medio plazo. Ahora bien, la futura normalización supondrá todo un desafío para las finanzas públicas por el agudizamiento de los gastos financieros y el estrecho margen fiscal con el que cuenta. También observamos que los CDS se encuentran en mayor nivel que los referidos a Portugal, poniendo de manifiesto una mayor desconfianza del mercado, situación que no descartamos se mantenga al menos en el medio plazo.
—La renta variable española está en mínimos y las empresas muy penalizadas, ¿esperan una oleada de revisiones a la baja?
—Valoramos positivamente las medidas puestas en marcha por el Gobierno para evitar una crisis de liquidez empresarial, aunque han supuesto un incremento del perfil de deuda de las compañías, que deja atrás años en el que la reducción de la deuda empresarial y familiar fue el protagonista. No obstante, las revisiones se realizan de forma individualizada y se tienen en cuenta muchos más aspectos.
Perfil
Antonio Madera del Pozo es Head de ratings soberanos y entidades financieras en Axesor Rating. Con anterioridad trabajó en el departamento de riesgos de Banco Cooperativo Español y Caja Madrid. Cuenta con numerosas publicaciones en prensa sobre temas macroeconómicos y economía sostenible, además de contribuciones y participaciones en revistas y congresos académicos, siendo su principal línea de investigación el de la evaluación del impacto de la sostenibilidad en la solvencia del sector financiero, principalmente en el ámbito de las cooperativas de crédito. Es Doctor en Economía por la Universidad Pontificia Comillas de Madrid y Premio Ramón de San Pedro a la mejor tesis doctoral defendida en las facultades de Economía y Derecho de la Universidad Pontificia. Además, cuenta con un Máster en Investigación en Economía y Máster en Finanzas por ICADE y Máster en Comercio Internacional por ESIC.