La Entrevista de la Semana /Mercedes Cobo ■
“El foco en 2022 ha estado en la lucha contra la inflación, objetivo prioritario de los bancos centrales que relegaba al crecimiento económico a víctima colateral. El enfriamiento de la economía es buscado, autoinfligido por los bancos centrales”, indica Ángel Olea. El director de Inversiones de Abante señala que según qué tipo de desaceleración o recesión termine materializándose durante los próximos meses, va a ser la clave para el devenir de los mercados en 2023. “Los mercados financieros, vistas las caídas del precio del petróleo y de las TIRes de los bonos de gobierno a finales del año pasado, parecían estar transitando desde una preocupación por la inflación a otra centrada en la recesión. Sin embargo, el buen arranque de 2023, gracias a la caída del precio del gas en Europa y a la reapertura de China, parece poner en precio decantarse por una mera desaceleración económica”.
¿Qué balance hacen de 2022?
El 2022 ha sido un año complicado. No estábamos acostumbrados a lidiar con una inflación tan alta, al menos durante los últimos 40 años. Tampoco, desde la Segunda Guerra Mundial, habíamos asistido en Europa a una guerra de una escala como la actual en Ucrania. Esta, además, provocó una severa crisis energética que acentuó los ya existentes problemas de inflación.
Los bancos centrales se han visto forzados a actuar de manera rápida y contundente. Los tipos de interés han subido mucho, traduciéndose en una política monetaria muy restrictiva que recordaba a la de Paul Volcker, expresidente de la Reserva Federal, a finales de los años 70.
“Que los tipos de interés suban a la zona del 3% o 4% tiene unas implicaciones importantes, muy positivas, para la acumulación de rentabilidad a medio plazo en las carteras más conservadoras”
En este contexto, el mercado de renta fija ha sufrido mucho. La mayoría de los activos de renta fija presentan pérdidas superiores al 10% en el año, parecidas a las obtenidas en la renta variable. Un inversor en renta variable está acostumbrado a este tipo de caídas, que se suceden con cierta asiduidad. Para un inversor en renta fija ha sido doloroso asimilar estas pérdidas en un activo de perfil conservador.
¿Cómo ve la situación de los mercados? ¿Cuáles van a ser los principales focos de atención este año?
El foco en 2022 ha estado en la lucha contra la inflación, objetivo prioritario de los bancos centrales que relegaba al crecimiento económico a víctima colateral. El enfriamiento de la economía es buscado, autoinfligido por los bancos centrales.
Qué tipo de desaceleración o recesión termine materializándose durante los próximos meses va a ser clave para el devenir de los mercados en 2023. Los mercados financieros, vistas las caídas del precio del petróleo y de las TIRes de los bonos de gobierno a finales del año pasado, parecían estar transitando desde una preocupación por la inflación a otra centrada en la recesión. Sin embargo, el buen arranque de 2023, gracias a la caída del precio del gas en Europa y a la reapertura de China, parece poner en precio, decantarse, por una mera desaceleración económica.
En cualquier caso, todavía estamos conviviendo con inflaciones altas y un mercado laboral, sobre todo en Estados Unidos, bastante tensionado. Es importante que se reduzcan las presiones salariales para que asistamos a una mayor relajación de la inflación subyacente (la que excluye energía y alimentos no elaborados), que es la más complicada de eliminar del sistema.
¿En qué momento del ciclo estamos?
En un momento muy interesante. Los mercados han estado preocupados por la elevada inflación durante buena parte del año 2022. Sin embargo, conforme nos acercábamos al cierre de ejercicio los riesgos parecían transitar hacia una recesión económica. Los datos de actividad se estaban frenando considerablemente y la caída del precio del petróleo era un síntoma evidente de dicho deterioro. Este miedo a la recesión se ha rebajado bastante durante las últimas semanas. Se han producido dos sorpresas positivas. La primera es la fuerte caída del precio del gas en Europa, gracias a un invierno más benigno y a la fuerte acumulación de reservas durante el otoño. La segunda, que también beneficia más a Europa de manera indirecta, es la rápida apertura de la economía China a pesar de la fuerte ola de contagios de
finales del año pasado. Más allá de si evitaremos una recesión o no, lo que parece descartarse es una recesión profunda; no existen grandes desequilibrios macroeconómicos.
“El año pasado mantuvimos un peso bastante neutral, según cada perfil de riesgo, en renta variable, con sesgo a compañías de calidad, lo que se mantiene en el arranque de este año”
¿Cómo se pueden aprovechar oportunidades de inversión en 2023?
Que los tipos de interés suban, después de cinco años, desde cero o negativos a la zona del 3% o 4%, tiene unas implicaciones importantes, muy positivas, para la acumulación de rentabilidad a medio plazo en las carteras más conservadoras.
¿Renta fija o renta variable?
Si pensáramos en una cartera multiactivos, nos hemos animado más, de momento, en renta fija. Creemos que está mejor remunerado el riesgo. El año pasado mantuvimos un peso bastante neutral -según cada perfil de riesgo- en renta variable, con sesgo a compañías de calidad, lo que se mantiene en el arranque de este año. Cuando hablamos de compañías de calidad nos referimos a empresas con balances sólidos y beneficios estables que deberían responder mejor en un entorno de incertidumbre macroeconómica.
De invertir en renta fija, ¿qué mercados van a tener un mejor comportamiento?
En renta fija, donde hemos sido más activos en 2022, mantenemos una duración relativamente prudente, de algo más de dos años. Es decir, de momento no queremos tener bonos con vencimientos muy largos, que son los más sensibles a las subidas de los tipos de interés. Creemos que una de las mejores oportunidades se encuentra en la renta fija corporativa europea, donde hemos ido aumentado la exposición a lo largo del año, sobre todo en el segmento de mayor calidad, el investment grade, donde la probabilidad de quiebra es -así lo dice al menos la historia- prácticamente inexistente.
¿Es fácil asesorar a los inversores en medio de tantas presiones? ¿Hay incertidumbre?
Asesorar a los inversores en el entorno actual es más complicado. Las emociones suelen jugar en nuestra contra. Como inversores tenemos más confianza cuando las cosas van bien y sentimos angustia cuando pasa al revés, cuando nuestras inversiones caen. El mercado es un mecanismo que transfiere la riqueza de los inversores impacientes (nerviosos) a los pacientes (tranquilos), según explica el empresario e inversor estadounidense Warren Buffett. Uno de los errores más graves que podemos cometer es arrojar la toalla en el peor momento, cuando los titulares son más negativos. No se trata de intentar anular esas emociones, sino de entender que vamos a pasar por ellas. En este caso, atarnos al mástil, como hizo Ulises, para no escuchar los cantos de sirena catastrofistas. Las mejores oportunidades de inversión aparecen desde el desánimo, probablemente por las ventas forzadas de los que no aguantan la presión.
¿Alguna recomendación?
Vivimos inmersos en la incertidumbre y esto nos afecta a la hora de tomar decisiones, tanto a nivel personal como en lo profesional, en lo económico y financiero. Los inversores llevan años preguntándose qué puede pasar a corto plazo y qué pueden hacer con su dinero en un entorno que es complejo. Nuestra recomendación es ponerse en manos de profesionales que puedan ayudarles es ente proceso. De esta forma, podrán tomar una perspectiva más amplia y realizar un correcto ejercicio de planificación financiera y patrimonial.
El Personaje y su Imagen
Ángel Olea (Madrid, 1970) es socio y director de Inversiones de Abante Asesores. Olea es licenciado en Derecho y en Ciencias Económicas y Empresariales por ICADE (E3) y máster en Mercados Financieros por CUNEF; es también socio fundador de EFPA España, la Asociación Española de Asesores y Planificadores Financieros.