Mercedes Cobo
“La continuidad de una política monetaria expansiva junto a una economía global que se recupera con fuerza son dos grandes motivos de peso para ser optimistas de cara a los próximos meses”, señala Álvaro Jiménez. No obstante, considera que no está todo claro y que la variable más importante en los próximos meses será la inflación. “Una inflación descontrolada obligaría a actuar con más contundencia y rapidez a los bancos centrales, y esto desestabilizaría al mercado. En cuanto a recomendaciones, considera que es indispensable tener un peso importante en tecnología tanto por la calidad del negocio como por las perspectivas de crecimiento. “En la última década ya asistimos a un crecimiento excepcional de los sectores ligados a la tecnología, y no creo que la próxima década vaya a ser diferente”, indica.
¿Cómo ve la situación de los mercados para los próximos meses?
El contexto de mercado para los próximos meses es incierto. Hemos atravesado meses muy buenos en cuanto a rentabilidades y datos económicos se refiere. Las bolsas han seguido subiendo durante 2021 y, en muchos casos, están en zona de máximos históricos. La evolución de la economía ha mantenido una estela similar. Tras la dura situación de 2020, los datos económicos se han disparado y han entrado en zona de fuerte expansión, marcando el inicio de un fuerte ciclo económico. Pero la variable que ha marcado la diferencia ha vuelto a ser la política monetaria. Los bancos centrales siguen siendo el verdadero motor tanto de la economía como de las bolsas. Y seguirán siendo los protagonistas durante los próximos meses. Creemos que, en ese sentido, no habrá novedades o cambios respecto a la política monetaria, lo que implica que seguirá habiendo un motivo de peso para justificar las altas valoraciones actuales. Por tanto, la continuidad de una política monetaria expansiva junto a una economía global que se recupera con fuerza, son dos grandes motivos de peso para ser optimistas de cara a los próximos meses.
“Nosotros nos situamos en el lado de la inflación transitoria. Pero también estamos preparados para el escenario opuesto”
No obstante, no todo está tan claro. Y aquí es donde entra en escena la inflación. La otra gran protagonista de este año. Y es que este 2021 está siendo un año con dos partes bien diferenciadas. Una primera parte del año, hasta mediados de mayo, donde el incremento de las expectativas de inflación movió al alza el rendimiento de los bonos (el rendimiento del bono americano pasó del +0.9% a finales de 2020 al +1.75% a principios de abril de 2021) y provocó una fuerte rotación en los activos de renta variable, donde los flujos de inversión se desplazaron desde los sectores más defensivos y de crecimiento (utilities o tecnología, por ejemplo) hacia los sectores más ligados a la inflación y al ciclo económico (bancos y commodities, por ejemplo). Sin embargo, a pesar de que los datos de inflación que se iban publicando eran cada vez más altos, las expectativas de inflación iban relajándose, fruto del sentimiento que ha empezado a adueñarse del debate económico actual: la transitoriedad de la inflación. De esta manera, las expectativas respecto a la inflación a largo plazo se han relajado, al considerarse como un elemento puntual, transitorio. Este cambio de parecer del mercado respecto a la inflación, respaldado por la opinión de los bancos centrales de que estamos ante una inflación transitoria, frenó el incremento del rendimiento de los bonos (el bono americano ha vuelto a la zona del +1.30%) y provocó la vuelta de los flujos de renta variable hacia los sectores que se habían quedado más rezagados, iniciando un fuerte impulso de sectores como el de la tecnología.
Con este panorama, la pregunta clave es, ¿qué va a pasar con la inflación? Desde luego, será la variable más importante en los próximos meses. Una inflación descontrolada, obligaría a actuar con más contundencia y rapidez a los bancos centrales, y esto desestabilizaría al mercado. Y este es, precisamente, el principal riesgo que vemos en estos momentos: una inflación descontrolada que obligue a los bancos centrales a cambiar sus planes. Por el contrario, en caso de que la inflación sea transitoria y se vaya normalizando, no vemos motivo para alarmarse, y seguiríamos manteniendo unas expectativas muy optimistas de cara a los próximos meses. Nosotros nos situamos en el lado de la inflación transitoria. Pero también estamos preparados para el escenario opuesto…
¿Cuáles son sus perspectivas?
Tenemos a unos bancos centrales que siguen manteniendo una política monetaria muy expansiva y que no se están movilizando ante los datos de inflación. Posiblemente veamos una reducción de las compras de activos (tapering) antes de final de año, pero se llevará a cabo de manera paulatina y moderada, y en ningún caso un adelanto de la retirada de estímulos provocará cambios en el calendario de subida de tipos de interés. Creo que los datos de inflación que veremos en 2022 se irán normalizando, por lo que no creo que la hoja de ruta de los bancos centrales cambie en 2022. De esta manera, el escenario que tenemos para los próximos meses es apto para las inversiones en renta variable, ya que tenemos unos fundamentales que siguen mejorando significativamente y una política monetaria que sigue justificando la valoración actual.
“Tanto los fundamentales como el contexto de mercado es idóneo para que las Bolsas y nuestras carteras sigan creciendo en los próximos meses”
¿Qué espera de los bancos centrales para los próximos meses? ¿Será en diciembre cuando se tomen las decisiones importantes?
El BCE ya ha dejado claro en su última reunión, al igual que la Reserva Federal, que sería preciso empezar a reducir las compras de activos este año. En cualquier caso, será en diciembre cuando decidan qué van a hacer y cómo van a proceder. Como he mencionado anteriormente, no espero sorpresas respecto a la política monetaria. Nuestra opinión, compartida con la del mercado, es que la reducción de compras de activos (tapering) se iniciará este año, pero será un proceso gradual y moderado, al tiempo que los tipos de interés se mantendrán bajos durante un periodo de tiempo prolongado.
¿Cuáles son las principales claves? ¿Es la inflación el principal tema de preocupación?
En efecto, como decía anteriormente, el principal riesgo en estos momentos es que la inflación no sea transitoria y se mantenga en estos niveles durante más tiempo del que espera el mercado. Hay ciertos aspectos que, personalmente, me generan desconfianza, como el profundo shock de oferta de los semiconductores, que está provocando fuertes distorsiones en varios segmentos de actividad, como los automóviles o el hardware. Esto podría seguir disparando la inflación o, incluso, provocar una profunda recesión (muchas cadenas de suministro no funcionan, por lo que muchas áreas de actividad podrían colapsar y detenerse). No obstante, el último dato de inflación del mes de julio (que conocimos en agosto) reflejaba una cierta relajación en la evolución mensual de la inflación, lo que invita a pensar que, efectivamente, la inflación se empieza a normalizar. La clave en el corto plazo será, de nuevo, la política monetaria.
¿Cuáles son las expectativas para 2022?
Toda la atención se centrará en la inflación y la política monetaria. Y, como he comentado, no espero grandes sorpresas en ambas variables. Por lo que las expectativas para 2022 son optimistas. Además, seguimos viendo que los fundamentales de los negocios en los que invertimos siguen siendo muy buenos y las guías que nos dan las compañías siguen dándonos razones para mantener ese optimismo en el corto y medio plazo. En otras palabras, tanto los fundamentales como el contexto de mercado son idóneos para que las bolsas y nuestras carteras sigan creciendo en los próximos meses.
¿Qué sectores le gustan más?
Nos gustan las compañías de calidad, que están bien gestionadas y cuya valoración es atractiva. Por compañías de calidad nos referimos a: compañías que sean capaces de crecer de manera orgánica a un ritmo atractivo (por encima de la media del mercado), negocios que sean muy rentables (ROCE muy elevado), negocios que dispongan de fuertes ventajas competitivas que les permitan mantener ese alto crecimiento y rentabilidad de manera sostenible en el tiempo, negocios que sean poco intensos en capital, de manera que la generación de caja (generación de valor) sea cada vez mayor y, por supuesto, negocios que tengan una estructura financiera muy atractiva (sin problemas financieros).
Esta es la base de nuestra filosofía de inversión. Y esta filosofía de inversión nos lleva a tener un peso elevado en tecnología. Muchos de los mejores negocios y con mejores perspectivas de crecimiento en la actualidad se encuentran en este sector. Algo que es, por otro lado, obvio. Estamos en un momento en el que el desarrollo tecnológico y la digitalización son indispensables para nosotros. En la última década ya asistimos a un crecimiento excepcional de los sectores ligados a la tecnología, y no creo que la próxima década vaya a ser diferente. Por ello, tanto por calidad del negocio como por perspectivas de crecimiento, creo que es indispensable tener un peso importante en tecnología en la actualidad.
También creo que es preciso separar los distintos segmentos de tecnología que hay en la actualidad, ya que los drivers son muy distintos de unos sectores a otros. En nuestro caso, tenemos exposición a segmentos como el cloud, análisis de datos, el comercio electrónico, el software, la publicidad digital o la consultoría.
Otros sectores que nos atraen por sus características son los sectores de consumo discrecional, biotecnología o los semiconductores.
¿Cuáles son sus recomendaciones?
Nuestras principales recomendaciones se pueden extraer de manera sencilla al observar las principales posiciones de nuestra cartera. Así, por ejemplo, nuestras 10 principales posiciones actualmente son las siguientes: Facebook, Microsoft, Alphabet, Cellnex, Amazon, SAP, Dassault Systèmes, FlatexDEGIRO, Alibaba, y Teleperformance. Siempre me gusta puntualizar que es la calidad del negocio lo que nos lleva a estar en determinados sectores. Y, como decía anteriormente, en estos momentos los mejores negocios se encuentran en sectores ligados a la tecnología. Cierto es que, en algunos casos, la valoración es elevada, pero el contexto de mercado que ha establecido la política monetaria justifica esos precios. Y, desde mi punto de vista, nunca deberíamos sacrificar la calidad del negocio por la valoración.
¿Qué tienen en cartera?
En concreto, el fondo que gestiono, Gesconsult León Valores, es un fondo Mixto de Renta Variable Global. El 70% está invertido en activos de renta variable en estos momentos, donde el mayor peso está en sectores tecnológicos. Aunque prefiero definir la cartera, más que por sectores, por filosofía de inversión, por lo que prefiero decir que el 100% de nuestra cartera está invertida en negocios excelentes, cuyas perspectivas de crecimiento son muy atractivas y cuya estructura financiera es óptima, por lo que, además de esperar rendimientos extraordinarios a medio y largo plazo, la seguridad de nuestras inversiones es muy elevada.
A los nombres que he mencionado anteriormente, se unen otros como Moody’s, Accenture, Inditex, ASML, Sea Limited, Nagarro o Brookfield Asset Management. Como pueden ver, en todos casos hablamos de negocios excelentes, líderes de mercado, empresas con una posición competitiva inmejorable y con un futuro más que prometedor. Y esto, como decía, no va a cambiar en los próximos meses, ya que nuestro enfoque es de largo plazo.
El Personaje y su Imagen
Álvaro Jiménez se incorporó a Gesconsult en enero de 2018 como analista de Renta Variable. Actualmente es gestor de Renta Variable Global. Anteriormente trabajó en Andbank Wealth Management como analista financiero donde realizaba análisis macroeconómico, análisis de fondos de inversión, asesoramiento de carteras y distribución de activos. También ha trabajado en el departamento de operaciones de la misma entidad y en GAP Auditores como auditor financiero. Jiménez es graduado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Málaga y cuenta con un máster en Bolsa y Mercados Financieros por IEB y London School of Economics.