La empresa de la semana / Maite Nieva
Abengoa ha presentado concurso de acreedores con una deuda de 6.000 millones de euros que convierte el proceso de quiebra en uno de los más grandes de la historia financiera en España. La falta de acuerdos para ampliar de nuevo el plazo del tercer rescate de la compañía ha impedido el cierre y ejecución de reestructuración, según el comunicado a la CNMV. La quiebra se produce tras la división de la matriz Abengoa S.A. del resto de las filiales con Abenewco 1 a la cabeza y la toma de control de los inversores minoritarios, representados en la Plataforma Abengoa Shares.
La multinacional sevillana, referente en soluciones tecnológicas innovadoras para el desarrollo sostenible, se ha declarado en quiebra después de una lenta agonía que se ha alargado durante más de cinco años. Tras varios intentos de reestructuración para salvar la compañía, el primero en 2016, dos ampliaciones de capital, cambios en la cúpula y una deuda de 6.000 millones de euros, la matriz de la compañía, Abengoa S.A ha presentado concurso de acreedores, según el comunicado enviado a cierre de mercado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el pasado lunes, 22 de febrero.
La medida ha sido tomada tras no lograr que los acreedores financieros le otorgaran una ampliación del plazo para el cierre y ejecución de un nuevo acuerdo de reestructuración de la compañía presentada para hacer frente a la crisis del covid, según ha comunicado el consejo de la compañía al organismo supervisor de los mercados. La decisión de la Junta de Andalucía de no aportar los 20 millones de euros que habían negociado y el rechazo del sindicato bancario a una nueva prórroga, encabezada por el Santander, dieron la puntilla definitiva. El entorno dividido dentro de la compañía no ha sido menos significativo. Especialmente tras la toma de control de los inversores minoristas de la compañía, representados por la plataforma Abengoa Shares, a raíz del traslado de los principales activos a la Abenewco 1 durante la presidencia del anterior ceo, Gonzalo Urquijo. Esta última opción era la que contaba con el beneplácito de la banca.
La compañía está suspendida de cotización en Bolsa desde hace siete meses debido a las circunstancias que impedían la negociación de sus acciones con normalidad
Suspendida de cotización
El pasado 6 de agosto el grupo andaluz alcanzó un acuerdo por el que Abengoa Abenewco 1, presidida por Gonzalo Urquijo, pasaría a ser la sociedad cabecera de todos los negocios de la compañía. Además, estaba previsto que suscribiera un préstamos por importe de 300 millones de euros a cinco años para el que solicitó la garantía del ICO y del CESCE al amparo de la Real decreto de Medidas extraordinarias contra el impacto social y Económico del Covid -19. Los inversores minoritarios se levantaron en pie de guerra al considerar que la compañía no les tenía en cuenta y finalmente se hicieron con su control a finales de año.
El tercer plan de rescate negociado por Gonzalo Urquijo, respaldado por la banca acreedora, preveía condonaciones y la conversión de deuda en acciones de la filial Abenewco1 (que concentra el negocio), hasta dejar el pasivo financiero de la compañía en 528 millones. Sin embargo, ese plan dejaba diluidos a los accionistas de Abengoa S.A. en un 2,7% de la filial Abenewco1, la nueva Abengoa que concentra el activo y los negocios de la multinacional.
Abengoa está suspendida de cotización en Bolsa desde hace 7 meses. La CNMV consideró que las circunstancias que afectaban a la empresa de ingeniería impedían que la negociación de sus acciones pudiera tener lugar con normalidad, de forma que los inversores pudieran formarse un juicio fundado sobre su valor real y sobre las posibilidades de que la compañía supere la fase en que está inmersa.
Expediente sancionador
El concurso de acreedores no ha sido la única noticia negativa para la compañía sevillana. Un día después de presentarse, la CNMV ha acordado abrir expediente sancionador a Abengoa S.A. así como a los miembros de su consejo de administración por no publicar sus cuentas de 2019, lo que complica todavía más el escenario actual de Abengoa. La Comisión Nacional del Mercado de Valores nombrará un administrador concursal para que, en el ámbito de sus competencias como órgano gestor de la sociedad Abengoa, S.A., elabore un nuevo plan de negocio en la compañía para su autorización posterior por la Junta de Accionistas y establezca un calendario urgente de desinversiones en el plazo de un año con la finalidad de poder atender el pago de la deuda financiera del grupo.
La deuda financiera a cierre de 2019 ascendía a 4.783 millones de euros y no incluía 1.165 millones correspondientes a la deuda de proyectos en venta, según el último ejercicio de Abengoa reportado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores
Guerra cruzada
La presentación del concurso de acreedores, unos días antes de que se convocase una junta extraordinaria de accionistas para destituir a la actual directiva, ha desatado una guerra política cruzada entre el gobierno, la Junta de Andalucía, el consejo de administración actual y Abengoa Shares.
La sindicatura de accionistas minoritarios AbengoaShares considera que la única salida, una vez presentado el concurso de acreedores por el consejo actual, es a través de la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI) y pide al Gobierno que negocie con el nuevo consejo de administración que surja de la junta de accionistas que forzaron y que tendrá lugar el 4 de marzo para relevar al actual consejo. El candidato a presidir Abengoa, Clemente Fernández, nombrado por la sindicatura del grupo de inversores minoristas, AbengoaShares, ha criticado que el consejo haya pedido el concurso cuando está a punto de ser destituido por la junta de accionistas.
Fernández asegura que cuentan con el apoyo de casi el 20% del capital social y ha mostrado su sorpresa porque López-Bravo haya pedido el concurso de Abengoa S.A. cuando quedaban apenas diez días para ser destituido como presidente de la empresa. En su opinión, ahora es imposible una financiación pública deI ICO y Cesce porque no puede dar ayudas a empresas declaradas insolventes. Además, eso imposibilita además una financiación bancaria a la filial Abenewco1, dice y señala que sólo les queda “pedir un rescate a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI)”. A su juicio, si Abengoa no logra refinanciación morirá lentamente porque no podrá atender su deuda ni podrá concursar para obtener grandes proyectos de infraestructuras, energía y agua.
Reprobación del Consejo
La solicitud de la declaración de insolvencia se ha presentado diez días antes de la junta de accionistas en la que está prevista votar la reprobación y cese del actual consejo de administración de Abengoa S.A. conformado por Juan Pablo López-Bravo y Margarida de la Riva. La convocatoria, prevista para los próximos 3 y 4 de febrero contempla, además, el nombramiento de nuevos miembros del Consejo de Administración. Al cierre de esta información, estaba pendiente de conocer la decisión del juez del concurso de Abengoa acerca de la posible suspensión de la Junta en la que se votará el cese del consejo.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores ha acordado abrir expediente sancionador a Abengoa por no presentar las cuentas financieras de 2019 y nombrará un administrador concursal para que elabore un nuevo plan de negocio.
El peso de la deuda
Las dificultades financieras que atraviesa la compañía andaluza no son nuevas. El elevado endeudamiento y la falta de transparencia de sus cuentas fue uno de los motivos que impulsaron su caída. En el tercer trimestre de 2014 el mercado comenzó a detectar las primeras dudas relacionadas con la deuda y la falta de liquidez de la compañía. Abengoa acumulaba una deuda financiera neta de 9.195 millones de euros, cinco veces el ebitda estimado de 2014 y una deuda corporativa de 6.284 millones de euros, dos veces el ebitda estimado para ese mismo años frente a un objetivo estimados de dos veces, según la información presentada a mediados de noviembre de ese año. Estos datos incluían el ajuste de 250 millones de euros por la venta de tres activos pendientes de cobrar y sin recurso según uno de los informes en aquel momento, de Renta 4.
Desde entonces, la desinversión de activos con la venta de las principales joyas de la corona, las ampliaciones de capital y los intentos de reestructurar la compañía han marcado la pauta de los sucesivos de ceos que han pasado por la multinacional andaluza. Y, finalmente, el rechazo de la banca a seguir financiando la restructuración de la empresa de infraestructuras en el que no faltan problemas contables significativos.
Planes frustrados
Coincidiendo con la declaración de quiebra de Abengoa, un juez de Madrid ha desestimado la demanda importe de 1.000 millones de euros del ex presidente de la compañía, Felipe Bejumea, contra el Santander y HSBC por dar marcha atrás en su compromiso de respaldar la ampliación de capital que Abengoa tenía intención de acometer en septiembre de 2015 y que debían ser garantizados por los dos bancos.
El Consejo de Administración había acordado acometer una ampliación de capital de 650 millones de euros en agosto de 2015 para reforzar la liquidez de la compañía y hacer frente a las consecuencias de la crisis que se produjo en mayo de ese mismo año. Abengoa negoció con los bancos en agosto y se fijó para el 14 de septiembre como fecha límite. El mismo día Santander impuso como condición imprescindible que Benjumea abandonara el cargo para mejorar la imagen de eficacia en la gestión de la sociedad. Las acciones de Abengoa cayeron un 15% al no hacerse pública la firma y la compañía fue objeto de una demanda colectiva en EE.UU.
El grupo Abengoa, constituido en 1941 y con sede en Sevilla, está especializado en los sectores de infraestructuras, energía y agua. Desde el pasado 18 de agosto, Abengoa S. A., la matriz de la multinacional que ha solicitado el concurso estaba en pre concurso de acreedores a causa de su déficit patrimonial. El 18 de febrero venció su protección pre concursal, protagonizando la segunda mayor quiebra tras la inmobiliaria Martinsa Fadesa en 2008.