Mercedes Cobo ■
El tema dominante en los mercados en 2023 estará centrado principalmente en hasta qué punto y con qué rapidez puede retroceder la inflación y, también, en cuánto tendrán que subir los bancos centrales los tipos de interés para lograrlo, según DWS. Los expertos indican que, después de que la subida de los tipos de interés ejerciera una fuerte presión sobre las valoraciones este año, la evolución de los beneficios empresariales jugará un papel decisivo en 2023.
Björn Jesch, CIO global de DWS, en la presentación del Market Outlook para 2023, indicó que creen que los bancos centrales mantendrán los tipos de interés altos durante un periodo de tiempo más largo del que esperan los mercados. “En el caso de la Reserva Federal de Estados Unidos, se espera que se suban los tipos de interés clave entre el 5 y el 5,25% el año que viene, mientras que en la eurozona se espera que el tipo clave suba hasta el 3%. «Actualmente no vemos un recorte de los tipos para 2023», añade Jesch que, además, recalcó que «se espera que las tasas de inflación se reduzcan, pero seguirán en un nivel elevado: en el entorno del 6% en la eurozona y del 4,1% en Estados Unidos».
Los analistas esperan que la Fed suba los tipos de interés entre el 5 y el 5,25% el año que viene, mientras que en la Eurozona esperan que el tipo clave suba hasta el 3%
Florian Spaete, estratega de renta fija en Generali Investments considera que, desde principios de noviembre, los rendimientos de la deuda pública a largo plazo han disminuido de forma sostenida (los del Bund a 10 años en unos 20 puntos básicos y los de EE.UU. hasta en 40 puntos básicos). Indica que esto es llamativo porque los bancos centrales han dado pocos indicios de que vayan a cambiar pronto de su postura de una política monetaria agresiva. De ahí que los mercados financieros sigan cotizando un máximo de casi el 3% para el BCE y alrededor del 5% para la Fed, sólo ligeramente por debajo de los niveles marcados a principios de noviembre. “Consideramos que la razón principal del descenso de los rendimientos a largo plazo es la reducción de las expectativas de los tipos de interés clave a medio plazo, que se han movido significativamente a la baja desde niveles excesivos. En comparación con el máximo, ahora se prevé un nivel de tipos de interés clave 90 puntos básicos y 70 puntos básicos menos para la zona euro y Estados Unidos, respectivamente. Este movimiento refleja la creciente preocupación por la recesión y, por tanto, la constatación de que los bancos centrales volverán a bajar los tipos de interés a un nivel más neutral a medio plazo.
Las tensiones geopolíticas
Las tensiones mundiales entre Estados Unidos, China, Rusia y Europa dominarán los acontecimientos políticos y económicos en los próximos años, según el informe de DWS. «El mundo será un lugar diferente al que ha sido en los últimos cinco o diez años», comenta Jesch. La población de los países desarrollados se está reduciendo, la lucha contra el cambio climático requerirá enormes inversiones y Europa tendrá que abrir nuevos caminos para el suministro energético.
La tendencia a hacer más resistentes las cadenas de suministro y a reducir la elevada dependencia de los países es comprensible y también necesaria, pero reduce la eficiencia y, por tanto, provoca un aumento de los costes de producción y en última instancia, debilita el lado de la oferta de la economía, según Jesch.
En su opinión, el mayor factor de riesgo geopolítico actualmente es Rusia. “La economía de la eurozona está sufriendo especialmente las consecuencias de la guerra de agresión rusa contra Ucrania. Sin embargo, ha resistido sorprendentemente bien hasta ahora con un crecimiento del 3,2% a pesar de las sanciones”.
Recesión
El informe también indica que la recesión que se avecina en EE.UU. y la eurozona será leve pero muy diferente de las anteriores. «Gracias al mercado laboral impulsado por la demografía, robusto incluso en una recesión, los trabajadores mantendrán su empleo -en su mayor parte-, los ingresos de los hogares se mantendrán estables y los consumidores seguirán consumiendo», aseguró Jesch. Sin embargo, la recuperación tras la recesión será también muy modesta con unas tasas de crecimiento del 0,3% (2023) y el 1,2% (2024) para la zona euro, y del 0,4% y el 1,3% para Estados Unidos.
En cuanto a las empresas, indica que es probable que los beneficios se vean presionados, pero mucho menos que en recesiones anteriores. «Tras el repunte de los tipos de interés, los bonos son significativamente más atractivos que en el pasado, como generadores de rentabilidad y como instrumento de diversificación», concluyó el CIO. En general, sin embargo, las perspectivas de rentabilidad de los activos de riesgo son limitadas, pero lo suficientemente altas como para poder batir la inflación.
Mercados emergentes
«Una vez que las restricciones de la política Covid Cero se reviertan en China, la renta variable del país debería recibir un impulso significativo”, comentó Sean Taylor, CIO APAC para DWS. «No va a ocurrir de la noche a la mañana, pero creo que podemos esperar algunas subidas durante el próximo año». A medio plazo, todavía hay algunos factores de riesgo. Por ejemplo, el mayor desarrollo de los niveles de equilibrio de la riqueza, el sector inmobiliario y los riesgos geopolíticos. En general, los mercados emergentes tienen ahora una valoración bastante favorable. La ratio precio-beneficio se sitúa actualmente en 10,5, muy por debajo de la media de los últimos diez años (14,2). India e Indonesia son mercados especialmente prometedores. Ambos países deberían beneficiarse de la reapertura de la economía y de las perspectivas de un crecimiento fuerte y estructural. Taylor también fue positivo con respecto a Corea del Sur. El mercado bursátil de este país ha sufrido una importante corrección entre septiembre y octubre, y ahora vuelve a situarse en valoración atractivas. En este sentido, son especialmente interesantes las empresas del sector de los semiconductores y las baterías. En general, la esperada debilidad del dólar y la relajación de la inflación deberían tener un efecto positivo en los mercados emergentes a corto plazo. «A medio plazo, sin embargo, es necesario superar la debilidad de las exportaciones mundiales y que la economía china recupere el impulso antes de sobreponderar los mercados emergentes en nuestras carteras», afirma Taylor.
Además, para Taylor, Japón, un mercado de renta variable tradicionalmente defensivo, sigue siendo un buen vehículo de diversificación. Las empresas podrían puntuar con balances sanos y beneficios robustos. Una apertura de la economía china podría tener un efecto positivo en Japón el próximo año, ya que alrededor del 45% de los beneficios de la bolsa japonesa se generan en negocios chinos. Sin embargo, no es probable que el mercado bursátil japonés se desarrolle con tanto dinamismo en 2023 como otros países asiáticos que tienen mayor potencial de recuperación. Por otro lado, el riesgo de una peor evolución en Japón es significativamente menor que en los mercados emergentes asiáticos.
Las tasas de inflación se reducirán, pero seguirán en un nivel elevado, en el entorno del 6% en la Eurozona y del 4,1% en Estados Unidos
Renta variable
En cuanto a la renta variable, para Marcus Poppe, Portfolio Manager Global de Renta Variable para DWS, los mercados de renta variable se enfrentan a otra prueba. “Después de que la subida de los tipos de interés ejerciera una fuerte presión sobre las valoraciones este año, la evolución de los beneficios empresariales jugará un papel decisivo en 2023 «, afirma Poppe. Opina que en general, sin embargo, las empresas están mucho mejor posicionadas para la leve recesión que se espera. Tácticamente se muestra bastante positivo con la renta variable europea. “El descuento de valoración respecto a las acciones estadounidenses, del 31%, es más del doble de la media de los últimos 20 años (14%). Las perspectivas para los valores value, que tienen una mayor ponderación en los índices europeos que en los estadounidenses, siguen siendo positivas, asegura.
La renta fija gana atractivo
«Estamos asistiendo al regreso de una clase de activos, los bonos corporativos denominados en euros con buena calificación crediticia (Investment Grade) ofrecen actualmente rentabilidades de algo menos del 4%, un nivel que vimos por última vez hace más de diez años», asegura Thomas Höfer, Head Investment Grade Credit para DWS. “Esto significa que las rentabilidades de los bonos corporativos son incluso más altos que los correspondientes rendimientos de los dividendos». Las perspectivas para esta clase de activos -con vistas a los próximos doce meses- son extremadamente positivas, y los riesgos, manejables. La inminente recesión ya está descontada en las primas de los tipos de interés. Los balances de la mayoría de las empresas son mucho más sólidos de lo que solían ser en tiempos de recesión económica. En cuanto al crédito, actualmente no hay riesgos excesivamente altos a la vista. Según Höfer, los bonos bancarios senior y los bonos corporativos híbridos con rendimientos del seis al siete por ciento son especialmente prometedores. También son interesantes los bonos high-yield en euros, más arriesgados, que actualmente tienen un rendimiento del 7,3%. Con un 0,7%, las tasas de impago se encuentran en un nivel históricamente muy bajo. Es probable que aumenten, pero mucho menos que en fases anteriores de recesión económica. No obstante, es obligatorio realizar una cuidadosa selección de valores.